Colombia y la Medicina Veterinaria contada por sus protagonistas. Luis Carlos Villamil Jiménez. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Luis Carlos Villamil Jiménez
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Медицина
Год издания: 0
isbn: 9789585400740
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que no tiene complicaciones de ninguna clase. No tengo la pretensión de creer que la técnica que empleo es mía: es un conjunto de procedimientos empleados en los diferentes centros de producción, de los cuales he escogido lo más práctico... Si acaso hay algo mío, son pequeñas modificaciones en los procedimientos, en los aparatos o en los instrumentos usados, que facilitan el trabajo y han dado por resultado un mejor producto. (Salamanca, 2004, p. 549)

      Era un proceso de alta calidad, certificado tanto en el ámbito nacional como en el internacional:

      A todos los que han tenido la curiosidad de visitar el parque y observar el proceso empleado para producir la vacuna, y sobre todo a los que han visto en el exterior cómo se hacen estos trabajos, les he pedido el favor de indicarme las modificaciones que crean convenientes para mejorar la técnica: pero ninguno, tal vez por delicadeza, me ha hecho observaciones en tal sentido. (Salamanca, 2004, p. 549)

      Salamanca (2004) cita los siguientes apartados relacionados con el documento de Lleras Parra:

      Expreso con sencillez mis ideas, sin sentar doctrinas y sin ánimo de criticar teorías ajenas; tales ideas serán seguramente erradas, pero los hechos tangibles, los resultados que están a la vista y que pueden comprobarse en cualquier momento, me alientan a creer que no esté del todo equivocado en mis experiencias y deducciones. (p. 550)

      Dejó constancia de su calidad humana al revelar el secreto para el éxito de su procedimiento:

      En realidad, la técnica consiste en ponerle cariño al trabajo y en no descuidar una serie de detalles que, a primera vista, parecen pueriles y tontos, pero cuyo conjunto es el que produce el resultado tan halagador a que he llegado de obtener costras frescas, sin gérmenes. (p. 549)

      La viabilidad de la vacuna en climas cálidos y los largos viajes de las remesas en el sistema de ferrocarriles o en bodegas de barcos, donde las altas temperaturas vulneraban el virus, era un reto tecnológico; para ello, ideó unos termos que garantizaban temperaturas adecuadas por 36 horas, pero elevaban el costo del biológico. Luego empleó salmuera y amoníaco, procedimiento incómodo y con resultados deficientes. Sin embargo, encontró una solución: la preparación de una vacuna seca en polvo que superó con éxito lo alcanzado con la vacuna líquida. El proceso se inició en 1916 y, en junio del mismo año, se despachó la primera remesa (Lleras Parra, 1942).

      Lleras Parra, mediante la innovación, generó un procedimiento que garantizaba la inocuidad y seguridad para las vacunas. Tan interesante y novedoso resultó el procedimiento, que él mismo lo reconoció: “este es el resultado que pienso que puede tener algún valor y algún interés para las personas que conocen de estos asuntos” (Salamanca, 2004, p. 550).

      En su laboratorio se produjeron más de un millón de dosis de vacuna de viruela anualmente desde 1897 hasta 1945. Salamanca (2004), después de consultar documentos y autoridades de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) concluyó que, con excepción de México, que inició la producción de la vacuna en 1915 (con base en la semilla proporcionada por el Instituto Lister), ningún país de América Latina desarrolló un programa similar al adelantado en Colombia durante la primera mitad del siglo XX.

      El 18 de julio de 1939, con ocasión de la inauguración de una nueva sede del parque, el presidente de la República Eduardo Santos impuso al científico la más alta condecoración que otorga el Gobierno de Colombia: la Orden de Boyacá, “por sus eficaces servicios como director del Parque de Vacunación durante 42 años de constante consagración, con resultados que honran y benefician grandemente al país”. El profesor Lleras Parra murió el 6 de agosto de 1945, en la misma habitación de la casa de San Victorino donde había nacido 71 años antes (Salamanca, 2004, p. 552).

      Muchos de los instrumentos empleados en el laboratorio fueron ideados y construidos por el profesor Lleras Parra, quien era un “anfibio cultural”; además de científico, era un humanista y también un hábil mecánico y técnico carpintero.

      El laboratorio funcionó activamente en las instalaciones del hoy Instituto Nacional de Salud hasta 1979, y fue considerado como uno de los mejores del mundo. Después de una ceremonia en la que se presentó la historia y la evolución detallada de las técnicas de producción de la vacuna antivariolosa, se cerró definitivamente (Acosta, 1998); ya no era necesario, pues la viruela se había controlado en el mundo gracias a la vacuna y a la aplicación sostenida y estratégica de esta.

      Así nació y vivió sus inicios la ciencia veterinaria en Colombia. La pasión y mística de Vericel y de los primeros graduados fueron notables, ya que mantuvieron viva la llama de la joven escuela durante la guerra y los complejos tiempos de la posguerra; años después, veinte años después, una vez se recuperaró la economía, fue posible la refundación y consolidación de la nueva escuela; se contaba con la mística de los primeros egresados y el entusiasmo de jóvenes bachilleres, así como con la voluntad política del Gobierno, pues como señalan Reyes et al. (2004), desde 1911, con la creación del Ministerio de Agricultura y Comercio, la realización del Segundo Congreso Médico de Colombia en 1913 y la solicitud de la Dirección Nacional de Higiene y Salubridad del Ministerio de Agricultura y Comercio, se planteaba la inminente necesidad de restablecer la enseñanza veterinaria.

      El hito del inicio formal de la veterinaria como escuela corresponde a la honda convicción y al compromiso de Claude Vericel, al conocimiento que generó y transfirió, así como a la vocación docente de los primeros graduados —el título conferido a la primera promoción, profesor en veterinaria, así lo señala—. La influencia pasteriana constituyó su impronta: Gómez Herrán, Lleras Parra y Lleras Acosta dejaron como legado para la historia sus logros, invenciones, ejemplo y también sus escritos. El mensaje del fundador estuvo presente como una impronta en el alma de los primeros: vamos a hacer historia amigos míos, poniéndonos al lado de la vida...

      Muchos se preguntarán ¿por qué doce discípulos para el inicio de la escuela? Tal vez porque Vericel era un devoto pasteriano, y su paradigma era el gran maestro de la microbiología, no solo en sus métodos y técnicas para la investigación; también en sus creencias, ya que era un hombre de fe. Doce era un buen número, los doce, al igual que los apóstoles.

      * Este capítulo se estructuró con base en Villamil (2008a).

       La consolidación de la escuela veterinaria en el siglo XX

      Que la cizaña sea planta estéril en el campo fecundo de vuestra institución, y que la unión y la armonía que deben presidir sus actos, sea vuestra eficaz colaboración a la grandeza de Colombia.

      Alberto Lleras Camargo (1946). Presidente de Colombia en las bodas de plata de la Facultad

      Con la Guerra de los Mil Días (1899-1902) Colombia finalizó el siglo XIX y comenzó el siglo XX, con lo que el tiempo para la actividad académica parecía detenerse. De acuerdo con Bejarano (2011), fue larga, cruenta y devastadora de la economía nacional. Las actividades bélicas truncaron el incipiente desarrollo de la educación, la agricultura y la ganadería. El descenso de los precios del café afectó el sector cafetero, que se había activado durante los últimos treinta años del siglo XIX.

      Rafael Uribe Uribe (citado en Bejarano, 2011), en su primer informe presentado a la Cámara en 1909, mostraba al país la necesidad de una política educativa más compatible con la vida contemporánea. Con respecto a la educación superior señalaba aspectos fundamentales, era un visionario:

      Una universidad que ante todo debiera ser nacional en cuanto reflejaba la vida del país; científica, es decir, no dejarse dominar por el método verbalista e imaginativo; experimental, por los métodos prácticos de su enseñanza en el gabinete físico, en el laboratorio químico, en la clínica; moderna, actual y evolutiva en cuanto ha de reflejar el estado actual de la cultura alcanzado por la humanidad. (p. 341)

      Entre las modificaciones que proponía para la universidad se refería a agronomía y veterinaria, e indicaba que:

      Las universidades más reputadas como Harvard y Michigan,