A la iglesia, Pedro le dijo: «Apártate del mal y haz el bien. Busca la paz y esfuérzate por mantenerla» (1 P. 3:11, NTV). En otras palabras, ante el peligro uno se aleja. De la tentación uno huye. Del pecado uno se distancia. Del mal uno se aleja. Y debemos buscar la paz, y con esfuerzo luchar para retenerla. ¡Somos llamados a ser agentes de paz!
¡Esfuérzate! ¡No te rindas! Con la ayuda de Jesucristo tú puedes alcanzar cualquier meta que esté en su voluntad y que te propongas alcanzar. Hoy te abre la puerta para mañana.
Conclusión
El tiempo será el mejor testigo de una conversión genuina. La perseverancia demostrará que Jesucristo cambió a un pecador en un fiel servidor de la Iglesia. Hay árboles que solo dan sombra, otros dan sombra y frutos, los dos se necesitan.
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El escape de Pablo
Hechos 9:25, RVR1960
« Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro, descolgándole en una canasta».
Introducción
Cuando Jesucristo se propone hacer algo contigo y conmigo, nada le detendrá. Él cumplirá su propósito en nosotros. Así oró el salmista: «Dios mío, tú cumplirás en mí todo lo que has pensado hacer. Tu amor por mí no cambia, pues tú mismo me hiciste. ¡No me abandones!» (Salmo 138:8, TLA).
1. El consejo contra Pablo
«Pasados muchos días, los judíos resolvieron en consejo matarle» (Hch. 9:23).
El cambio. Aquel que buscaba a los cristianos para darles muerte, ahora su propia gente, los judíos fariseos los buscaban a él para darle muerte. El depredador se transformó en la presa. El perseguidor se transformó en el perseguido. El fariseo fanático se transformó en el cristiano fanático. El cambio en Saulo de Tarso había sido completo, fue un giro de 180 grados. Miraba en dirección contraria con su nueva vida a la de su pasada vida.
«Pasados muchos días…» (Hch. 9:23). En Hechos 9:19 se lee: «... Saulo pasó varios días con los discípulos que estaban en Damasco» (NVI). La expresión «varios días» habla del tiempo inicial de la conversión de Saulo de Tarso en Damasco. La expresión «pasados muchos días», alude a un largo periodo. En Damasco permaneció un tiempo y de ahí fue a la parte norte de Arabia, que era más cercana a Damasco a donde luego regresó. Ese tiempo en ambos lugares fue de unos tres años. Desde Damasco escapó a Jerusalén de manera vergonzosa e ignominiosa.
En Gálatas 1:17-18 se aclara: «Ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días».
«... los judíos resolvieron en consejo matarle». El que consintió en la muerte de Esteban, ahora los judíos consienten en su propia muerte. Es decir, se reunieron y planificaron una conspiración para dar muerte al embajador del cristianismo. El enemigo de las almas siempre tramará un plan contra el plan que Jesucristo tiene para con tu vida.
Contra Lázaro se había planificado un complot después de haber este sido resucitado y ese plan también incluía a Jesús de Nazaret: «Gran multitud de los judíos supieron entonces que él estaba allí, y vinieron, no solamente por causa de Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien había resucitado de los muertos. Pero los principales sacerdotes acordaron dar muerte también a Lázaro, porque a causa de él muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús» (Jn. 12:9-11).
El llamado. En la iglesia primitiva la conversión podía implicar el abandono de la familia, el rechazo de las amistades, la pérdida de bienes y muy comúnmente la muerte por haber abrazado la nueva fe cristiana. Todavía para un judío que profesa a Jesús el Cristo, su conversión lo puede separar de su familia judía. El judío religioso rechaza al Jesús Mesiánico. Aun en algo tan sencillo como la expresión «antes de Cristo» (a.C.) y «después de Cristo» (d.C.), por causa de los judíos, los humanistas y los ateos lo han cambiado por «antes de la Era Cristiana» (a.E.C.) y «después de la Era Cristiana» (d.E.C.). Lo cual es una demostración de ese rechazo mesiánico.
Convertirse a Jesucristo era una sentencia de muerte, un llamado a la muerte, a morir a uno mismo, para vivir para con Jesucristo. Todavía en muchos países la conversión a Jesucristo es un rechazo social. Pero en países donde es fácil la conversión, muchos la toman muy ‘lite’, la toman muy suave. Para ellos y ellas es cruz sin crucifixión; es discipulado sin negación; es cristianismo sin Cristo; es fe sin obras; es religión sin relación; es salvación sin compromiso; es llamamiento sin servicio.
El griego utiliza palabras para describir los estados del ser humano: psuchikos (persona natural), sarkikos (persona carnal) y pneumatikos (persona espiritual). Vivimos en una cultura de cristianos que podemos llamar «muy asmáticos» que sufren de «asma espiritual», «parálisis espiritual» y «falta de compromiso espiritual». Es decir, son muy frágiles espiritualmente. Somos dichosos de vivir un cristianismo en un tiempo y un lugar de seguridad. A los católicos se les acusaba de solo ir a misa los domingos, muchos cristianos evangélicos son de congregarse solo el domingo.
La llamada «Semana Santa» sufrió históricamente una campaña de que no era santa por los evangélicos, quienes decían que todas las semanas eran santas. Los evangélicos la renombramos «Semana Mayor». Y ahora para muchos evangélicos no es ni ‘santa’, ni ‘mayor’. Esa semana es trabajo, es vacaciones, es faltar a los cultos. El mensaje de «Las Siete Palabras» compartidas entre semana y resumidas en el «Viernes Mayor», se recibe con los santuarios vacíos. Cada vez somos menos evangélicos y más cristianos ‘Lite’ como la Coca-Cola o la Pepsi-Cola.
2. La información a Pablo
«Pero sus acechanzas llegaron a conocimiento de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarle» (Hch. 9:24).
El conocimiento. A Pablo de Tarso lo acechaban, lo vigilaban, le contaban sus pasos. La Nueva Versión Internacional dice: «Pero Saulo se enteró de sus maquinaciones». ¡Pero él lo sabía! No hay nada que haga el enemigo que no sea revelado a los siervos de Jesucristo. Todo mal que se trame contra tu vida, el Espíritu Santo te lo revelará.
El cuidado. Se nos declara: «... Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarle». Para Pablo de Tarso, hablando humanamente, no había escape posible. El enemigo lo vigilaba de día y de noche. Pero Dios de igual manera lo cuidaba de día y de noche. El enemigo de toda justicia y de toda verdad nos vigila día y noche, no nos da tregua.
Este cuidado divino lo expresó el salmista: «Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; Él guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre» (Sal. 121:5-8).
3. La ayuda a Pablo
«Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro, descolgándole en una canasta» (Hch. 9:25).
Este relato de Hechos 9:25 encuentra su contexto paralelo en 2 Corintios 11, donde leemos: «En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme; y fui descolgado del muro en un canasto por una ventana, y escapé de sus manos» (2 Corintios 11:32-33).
Aquí se nos añaden dos nuevos detalles. Primero: el rey damasceno Aretas estaba involucrado en el arresto de Pablo de Tarso, saliendo de él, una orden de arresto por