a) La mecánica cuántica y la interpretación de Copenhague. Como se sabe, el principio de indeterminación, formulado por Heisenberg, dice que la medida simultánea de la posición y de la velocidad de una partícula es imposible debido a una incertidumbre que no se puede eliminar. En síntesis, ello significa que observar modifica, aunque de manera imperceptible, lo observado, y que a nivel elemental la realidad es indeterminada.38 Llevando esta hipótesis al extremo, algunos suponen que todo lo real es indeterminado y que la ciencia no está en grado de ofrecer una visión objetiva de la realidad.
b) Los teoremas de Goedel. Goedel ha planteado y demostrado, con su segundo teorema en particular, la imposibilidad de comprobar de modo exhaustivo un sistema de axiomas, ya que ningún sistema de este tipo puede ser verificado sin los recursos de un sistema ajeno, pero este, a su vez, necesita de otro para validarse, y así sucesivamente, produciéndose un regreso al infinito. Este teorema es un argumento de los más citados para lanzar ataques a las pretensiones de la ciencia como verdad absoluta.
c) El relativismo epistemológico. Popper, Kuhn y Feyerabend, apostando por la relatividad social, cultural y metodológica de la ciencia, han comenzado un cuestionamiento filosófico de sus verdades y certezas, y así han embebido lo sublime dentro de la ciencia misma. Dichas posturas son simétricas al miedo suscitado por ciertas investigaciones o tecnologías (cuya portada e implicaciones son impredecibles), y también, como ha señalado Lyotard, por el exceso de conocimiento y por el poder de tecnologías que sobrepasan la comprensión y el control del individuo común.
d) Las ciencias de la complejidad. Elementos sublimes entran en la ciencia por medio de la teoría del caos, de los sistemas dinámicos y de sus aplicaciones (como la vida y la inteligencia artificial). Estas nuevas disciplinas están relacionadas con el estudio de todos los procesos impredecibles que contradicen el método del experimento científico en el sentido cartesiano (por ejemplo, por la cuestión del tiempo, avanzada por Ilya Prigogine) y el rigor de su metodología. Las disciplinas de la complejidad mezclan aproximaciones epistemológicas de diferente naturaleza, entre matemática y ciencias sociales, arte y geometría, con lo cual se expande lo racional para incluir los sentidos, las percepciones y las emociones.39
e) El fin de la ciencia. Esta hipótesis circula y es debatida por muchos científicos de diferentes disciplinas. Por ejemplo, para el físico Richard Feynman, hoy se conocen todas las leyes que explican los fenómenos esenciales de la naturaleza, y en esta etapa terminal la ciencia tiene que ocuparse de problemas que, por su abstracción, la obligan al uso de metodologías filosóficas, a pesar de que la filosofía genere contradicciones con los tradicionales métodos empíricos.40 Por otro lado, Prigogine postula la crisis de la ciencia argumentando que la realidad es abierta y no consiente una explicación final en los términos del cogito: “La reconsideración del caos lleva a una nueva coherencia, a una ciencia que no habla solamente de leyes, sino de eventos y que no está obligada a negar la emergencia de lo nuevo, porque ello implicaría la negación de su actividad creadora”.41 Feynman y Prigogine hablan, pues, del final de la certidumbre,42 lo que implica que el límite entre lo racional y lo irracional se ha difuminado. La naturaleza contradictoria del parergon científico de la ilustración, de la medición y del límite, hace que la ciencia comience a preguntarse si la comprensión total de la realidad está efectivamente a su alcance o si hay algo afuera (lo colosal, lo sublime) que se escapa y se esconde de sus instrumentos.43
3.1 Teorías de la complejidad
Para algunos, la complejidad y lo que no tiene medida —porque es algo mayor que la suma de sus partes— emerge por combinaciones de procesos simples, mensurables y cuantificables; para otros, no es algo superior a la razón, sino producto de sus mismos límites; por último, hay quien dice que la auténtica complejidad es incognoscible. Así, son ejemplares la interpretación de la complejidad, de Murray Gell-Mann, padre de la teoría de los quarks y premio Nobel de Física, y la teoría del orden implícito, propuesta por otro gran protagonista de la física contemporánea, David Bohm.
En el Quark y el jaguar, el más conocido libro de Gell-Mann, el fenómeno de la complejidad (el jaguar) nace por combinaciones de lo simple (el quark), un proceso combinatorio que no requiere del aporte de un agente externo (Dios, los extraterrestres…) para cumplir el salto de la materia simple a la complejidad de los organismos vivientes. Gell-Mann niega, en otras palabras, que lo complejo, el misterio, lo sublime, sean el milagro de una especie de espíritu universal, y destruye así la complejidad como último refugio de los místicos. Una perspectiva análoga a la teoría de las variables escondidas, que Einstein formuló para refutar la interpretación (sublime, en cuanto fuera de medida) de la física cuántica de Bohr.
También la teoría de Bohm44 trata de refutar la interpretación de Copenhague y de superar algunas de sus contradicciones, pero sin rechazar su afán místico, pues intenta conciliar ciencia y metafísica, física y filosofía (lo que termina, como justamente ha señalado Horgan, en una postura más filosófica de la que adoptaron el mismo Bohr y sus seguidores, como Wheeler y Capra).45 Bohm no acepta la refutación de Einstein (la teoría de las variables escondidas), y en su lugar introduce la idea del orden implícito, que explica lo complejo como algo que no se puede alcanzar y medir exhaustivamente, sino solo intuir a través de algunos de sus pedazos de inteligibilidad; estos fragmentos, para Bohm, conforman el orden explícito (otra vez, el juego entre aprehensión y comprensión). La realidad última o la complejidad, sin embargo, son sustancialmente incognoscibles, lo que no significa que lo que conoce la ciencia sea falso, sino que su saber se refiere solamente al orden explícito y no constituye la explicación última de la totalidad y de la complejidad de la realidad. Entonces, se reconoce la existencia de lo sublime, de lo infinito y de lo inconmensurable, pero se dice que están fuera de la portada de la ciencia.
Al parecer, a través de estas teorías y discusiones se muestran, en las ciencias, problemas que tradicionalmente son parte del dominio de las humanidades: aspectos indeterminados, ambigüedades y dificultades de los paradigmas, inconsistencias teóricas o teorías no demostrables.
3.2 Lo sublime y la computación
La conclusión sería que la ciencia no ayuda a definir lo sublime y la complejidad, ni a pronunciarse en forma negativa o positiva al respecto. Por esta razón, intentaremos en este inciso algunas reflexiones sobre la teoría de la autopoiesis de Humberto Maturana, que explica la complejidad como una construcción epistemológica del organismo viviente,46 y sobre las implicaciones de la teoría del caos, de la emergencia y de la autoorganización, de la vida y de la inteligencia artificial, que pretenden resolver lo complejo (lo sublime, lo inconmensurable, lo colosal) mediante lo computable, es decir, en el dominio de lo que es dato e información.47 Según estas perspectivas, que podríamos definir como autopoiesis artificial, toda la complejidad puede explicarse dentro del parergon científico y tecnológico. Al no reconocerse lo inconmensurable, se elimina el límite entre lo medible y lo que no es medible, y el casi demasiado grande se iguala al demasiado grande.48 Se trata de un resultado bastante discutible y no todos los científicos concuerdan con estas conclusiones. Se presentan argumentos que, como ya hemos visto, hacen dudar de que sea posible —como pretenden Gell-Mann o los teóricos de la inteligencia y de la vida artificial, como Marvin Minsky y Christopher Langdon49— explicar toda la complejidad y la emergencia a través de la pura lógica, o generar el infinito mediante el finito. El todo es mayor que la suma de sus partes, ¿pero la idea de emergente de Gell-Mann o Langdon es suficiente para dar cuenta de la complejidad? Y, en el sentido tecnológico, ¿es posible simular los procesos emergentes e indeterminados a través de lo computable? Hay varios argumentos que muestran los límites de lo computable, de los modelos y de las simulaciones, a saber:
a)