Hallazgos similares han sido reportados en el AMG por González de la Rocha (1994) y Enríquez Rosas (2008). Habrá que considerar las particularidades en la distribución de los roles, no solo en cuanto al sostén económico sino a propósito del cuidado y la crianza de los hijos, tal como advierten Minuchin y Fishman (2004), cuando señalan que en este tipo de familias se comparten las funciones parentales.
TABLA 2.3 TAMAÑO DE LOS HOGARES
Un dato relevante en el GP3 FHD tiene que ver con que el 70% de estas familias son hogares biparentales; esto se relaciona de manera directa con el porcentaje de madres que se declara casada. Son familias en las que se requiere atención muy específica por la circunstancia de la enfermedad de los hijos; el cuidado implica una dedicación especial. Debido a ello, se vuelve más factible mantener una conformación nuclear como estrategia para atender las necesidades de cuidado de estos hijos que, por lo general, no pueden valerse por sí mismos.
En el caso de este grupo, se presentan dos familias grandes, una de seis y otra de siete miembros. Estas unidades familiares están relacionadas con configuraciones familiares monoparentales y extensas; esto coincide con los datos estadísticos de los datos de Inegi (2019) que muestran que en las familias en donde está presente un miembro con discapacidad tienden a configurarse unidades extensas para poder distribuir las exigencias y las demandas de un niño, niña o adolescente con discapacidad.
En el GP4 FHA existe cierta heterogeneidad en cuanto al estado civil. Con todo, se presenta un factor común, ya que, en cuatro familias de este grupo, se muestra que la madre vive sola (ya sea separada, soltera o viuda). Esta situación probablemente está vinculada con la decisión de internar a su hijo en un albergue, en función de que no tienen una situación económica resuelta como para hacerse cargo de sus hijos en casa.
Asimismo, una característica de este grupo es que la mayoría de las madres trabajan como empleadas domésticas (de permanencia semanal en la casa que las emplea), por lo que les es más complicado atender a sus hijos, de manera que el albergue es una respuesta aparentemente adecuada a las necesidades que ellas tienen para obtener recursos económicos.
Para terminar el análisis por grupos, es importante señalar que en el GP5 FIU, como ya se había comentado, el 70 % de las madres se declaran casadas, y de la misma manera, el 70% de los hogares son biparentales. Esto habla de una conformación de la familia tradicional o convencional en donde están ambos padres y en donde el padre se hace cargo de la economía, aunque la mamá puede tener actividades económicas de tipo informal. En este grupo, llama la atención la presencia de una mujer divorciada, porque en estratos medios bajos y bajos es muy difícil encontrar casos de mujeres divorciadas y aún más en estratos bajos de familias indígenas.
JEFATURA FAMILIAR
Esta categoría se refiere a quién o quiénes son las personas que están a cargo del hogar. Como se mostró en el apartado de la literatura, la jefatura puede ser declarada o de hecho. A su vez, se divide en femenina, masculina o compartida (véase tabla 2.4).
Los hallazgos muestran de forma contundente el predominio de la jefatura compartida en la totalidad de los grupos. En tres de ellos, asciende a más del 50% y en el GP5 FIU, familias indígenas urbanas, llega a un 80%. Este dato es especialmente importante pues indica cambios en los códigos culturales sobre la autoridad en la familia. El debilitamiento del sistema patriarcal (Therborn, 2007; Jelin, 2007; entre otros) se evidencia en los hallazgos y advierte sobre formas más democráticas e igualitarias de compartir la autoridad en el ámbito familiar.
También llama la atención la presencia de las abuelas como jefas de familia, tanto en el GP4 FHA como en el GP5 FIU. Las organizaciones familiares actuales requieren ser analizadas también en clave generacional. Las abuelas están teniendo un papel preponderante en algunas de las organizaciones familiares, sin embargo, es necesario tomar con cautela estos hallazgos pues advierten sobre personas mayores, que pueden estar teniendo una carga de cuidados importante de los nietos y que se trate de organizaciones de cuidado que fragilizan tanto el bienestar de niñas y niños como de la gente mayor. Con esto, se busca enfatizar que no corresponde a la familia, en solitario, hacerse cargo de las múltiples e inacabables demandas de lo doméstico.
TABLA 2.4 JEFATURA FAMILIAR: NÚMERO DE FAMILIAS Y COMPOSICIÓN
Es impostergable la formulación de un nuevo pacto social que ponga en igualdad de posiciones y de responsabilidades del cuidado y el bienestar de los ciudadanos, al estado, en tanto garante, y a sus instituciones, a las empresas y su responsabilidad social, a las redes vecinales y comunitarias, así como a las organizaciones de la sociedad civil. Las familias no son ni deben ser fuentes inagotables de recursos y respuestas a una realidad que les rebasa por los múltiples riesgos sociales y las formas contemporáneas de vulnerabilidad social.
La jefatura masculina declarada tiene mayor presencia en el GP2 FRL; esto tiene que ver con el nivel de educación formal y el acceso a los discursos e ideologías que confrontan los roles tradicionales de género y promueven la equidad entre hombres y mujeres en las sociedades contemporáneas.
En el GP4 FHA, familias con hijos en situación de albergue, la jefatura muestra la mayor heterogeneidad, este dato es importante pues se trata de organizaciones domésticas que coexisten con organizaciones sociales como los albergues, las cuales son, además, familias en condiciones de pobreza urbana y que están haciendo frente a las demandas domésticas de múltiples formas, sin un patrón claramente definido con respecto a la autoridad.
Estos hallazgos deben interrogar a los estudiosos de las familias y a los hacedores de políticas públicas, acerca de las realidades familiares, las cuales rebasan las clasificaciones tradicionales y merecen especial atención y respuesta, así como claves de lectura, interpretación e intervención particulares. No se trata de incorporar en “camisa de fuerza” las realidades familiares sino de ampliar la mirada analítica y comprehender que el mundo de lo familiar es cada vez más complejo, heterogéneo, creativo y desafiante.
Son las instituciones y el estado quienes deben, en primer lugar, colocar las condiciones para el respeto de los derechos sociales de cada uno de los miembros de la familia, más allá de la conformación doméstica que se tenga.
JEFATURA ECONÓMICA
Esta categoría se refiere a quién es el perceptor de ingresos principal o exclusivo para el sostenimiento del hogar. El criterio económico ha permitido visibilizar a muchos hogares en los que, de hecho, son las mujeres las que se están haciendo cargo económicamente de sus familias, aun cuando cuenten con pareja. También, estos hogares han sido relacionados con situaciones de violencia doméstica contra las mujeres debido a su rol como proveedoras económicas y la confrontación con la proveeduría masculina (véase tabla 2.5).
Los datos muestran un predominio de la jefatura masculina económica, es decir, el padre como principal o único perceptor de ingresos. Sin embargo, hay 19 familias de 80, en las cuales la jefatura económica es femenina. La información confirma la literatura al respecto, la participación cada vez mayor de las mujeres en el mercado laboral y la asunción del papel de proveedoras principales en sus hogares, en un porcentaje importante. Nuevamente el GP4 FHA merece especial atención por la carga importante (57%) que tienen las mujeres, madres y abuelas, de proveer de recursos económicos al hogar. Se trata de mujeres que se desempeñan principalmente como trabajadoras domésticas y que no cuentan con seguridad social. Son organizaciones domésticas especialmente vulnerables a la pobreza y la marginación.
Existen dos abuelas y cinco abuelos que son perceptores principales de ingresos.