Los desafíos del jazz en Jalisco. Nathalie Braux. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Nathalie Braux
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9786075479774
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del instante

      Se define el free jazz por muchas negaciones: desaparecen la necesidad de swing, la estructura armónica de un tema y un tiempo preciso y regular, en fin, todo lo que podría sonar comercial; la noción de “bonito” que entonces les hace recuperar todos los sonidos de efectos como gruñidos (growls) y slaps, ruidos y los elementos musicales que recuerdan al mundo urbano, África y otros continentes. Logran armar una música con melodías y figuras rítmicas que se entrelazan, con una gran energía e intensidad colectiva de llamadas, respuestas y reacciones que implican una gran escucha entre los participantes, de modo el estilo se acerca al estilo pictórico de Jackson Pollock, maestro del expresionismo abstracto.

      El free jazz enfureció a los críticos blancos que avivaron las oposiciones entre los músicos de swing con los nuevos, pero los intelectuales y místicos apreciaron esta música del instante, cargada de tantas emociones. Se ha dicho que esta música es rara, difícil de escuchar, pero —por lo menos en aquellos años—, una multitud de aficionados asistieron a conciertos y festivales, y vendió muchos discos. Este movimiento, tan ligado a la agitación sociopolítica, la guerra de Vietnam, a las luchas anticolonialistas, las protestas de 1968 y el uso de drogas, marca también una apertura al mundo, y más que una ruptura, busca cómo incorporar todos estos nuevos elementos a la cultura negra.

      Fusión. El jazz se hermana

      En esta nueva etapa los jazzistas norteamericanos están más en relación con el exterior y fusionan las raíces musicales: se acercan a la cultura de Oriente Medio con las conversiones al islamismo, al mundo asiático por la guerra de Vietnam, a la música de la India, de América Latina, particularmente de Brasil, entre otras.

      Se habían conocido varias fusiones anteriormente: la afrocubana del experimento del saxofonista Charlie Parker y el director de orquesta cubano Machito (1912-1984) y luego de Dizzie Gillespie con el gran conguero cubano Chano Pozo; Stan Kenton intenta fusionar el jazz y música clásica europea; Stan Getz y Charlie Byrd unen el jazz y la bossa nova brasileña. Las fusiones con la música antillana, cubana y la bossa nova tienen buenos resultados ya que comparten las raíces de las polirritmias africanas.

      Pero hay una nueva fusión que viene a fascinar a los músicos que ven cómo los conciertos de rock juntan un enorme público de jóvenes que tienen poder económico y compran discos. Consideran que el rock de los años setenta es más interesante en sus melodías que el rock blanco de los cincuenta y sesenta, que para ellos resulta simplón. Entre tanto los grupos ingleses The Beatles y The Rolling Stones inspirados por Chuck Berry, Muddy Waters y John Lee Hooker, escriben sus propias melodías y/o tienen ritmos energéticos, rudos, y gracias a ellos, algo cambia en el rock: se comienza a usar para la protesta y la política. Los instrumentos se electrifican, aparecen los primeros aparatos electrónicos (sintetizadores) así como innovaciones en las técnicas de grabación, creando un sonido psicodélico, un ambiente alucinógeno y el acid rock.

      Del rhythm’n blues, del soul y del funk toman el potencial rítmico, el lado festivo del blues y del gospel para la danza; los rockeros blancos van poco a poco a descubrir o redescubrir los grandes bluesmen negros.

      La terminología del rhythm’n blues viene a remplazar la de los race records que aparecieron con el blues, término ya demasiado peyorativo y limitante para un mercado de consumidores muy fuerte. El rythym’n blues es el resultado del swing y del blues, con temas densos, melodías sencillas, rítmicas hostigadoras; el resultado: una música eficiente, seductora, aliada a las presentaciones energéticas, cargadas de erotismo y sensualidad. Este género evoluciona al margen del jazz. Louis Jordan, Dinah Washington, Chuck Berry, Fats Domino, Little Richard y el famoso Ray Charles son los héroes de este estilo musical en su primera etapa.

      Los años setenta están marcados por las generaciones siguientes, en particular por James Brown; se hace una música más dura, electrificada, repetitiva, con secciones de metales que cincelan las frases, sin olvidar las características ya mencionadas del juego escénico. Aparte de James Brown, los representantes de estas generaciones son Otis Redding, Rufus Thomas, Aretha Franklin, Stevie Wonder, Dionne Warwick, Jackson 5 y Nina Simone.

      El funk, al margen de la música disco, mucho más comercial y sencilla, es la ola siguiente de esta corriente representada por Kool and the Gang, Cameo, Earth Wind and Fire, hasta el Sound Systems de Herbie Hancock, Headhunters o Parliament, Funkedelic o algunas experiencias de Ornette Coleman o Miles Davis.

      Después de la etapa del free jazz muchos jazzistas quieren relacionarse también con grandes multitudes y obtener el reconocimiento popular. Probablemente se encuentran confrontados con el business de la música, el concepto de la rentabilidad absoluta, la invasión de los medios audiovisuales, el star system, la restructuración de las disqueras, el marketing y una cierta estandarización de los productos, de modo que para mantenerse en este mercado de la música (el show business) deciden hacer una simbiosis entre un rock simple y un jazz sofisticado, tomando elementos de cada uno. Electrifican sus instrumentos también para ganar en poder de comunicación y enganchar a la audiencia cercana al rock blanco o a la música popular afroamericana.

      Una vez más encontramos al trompetista Miles Davis, viento en popa, impulsando un nuevo dinamismo y una nueva línea estética a este género del jazz rock, pronto llamado jazz fusión, arte de absorción, asimilación, que revela a grandes solistas como los guitarristas John McLaughlin, Pat Metheny, Mike Stern, Larry Coryell; los pianistas Herbie Hancock, Chick Corea, Joe Zawinul, Keith Jarrett; los trompetistas Freddie Hubbard, Randy Brecker; los saxofonistas Wayne Shorter, Gary Thomas, Kenny Garrett, Bob Mintzer, Michael Brecker, Dave Liebman, Jan Garbarek; los bajistas Marcus Miller, Felton Crews, Darryl Jones, Ron Carter, Jaco Pastorius, Dave Holland; los vibrafonistas Gary Burton y Mike Maineri; y los bateristas Tony Williams, Peter Erskine y Jack DeJohnette. Algunos grupos tales como Weather Report, VSOP, Oregon, Spyro Gyra, Yellowjackets, Steps Ahead, Blood, Sweat & Tears y Chicago llegan a tener una reputación mundial.

      Los músicos de esta época manejan un jazz eléctrico, binario, tratando de mezclar las influencias caribeñas, latinas, africanas, orientales y roqueras según sus humores, personalidades, curiosidad y convicciones.

      ¿Cuál ha sido y será el nuevo camino del jazz? Para muchos oyentes neófitos el jazz es una música del pasado, del tiempo de la Prohibición, de las películas de blanco y negro, de los bailes del swing. Para otros, más conocedores, el jazz terminó su vida hace años: entre los solos larguísimos del postbop, las experiencias introspectivas de Coltrane y sus discípulos o las andanzas del free jazz, estas etapas del jazz perdieron aficionados. Para los que nacieron con el rock, el jazz es este color particular que se da en el jazz fusión, el funk o a veces el rap: muchos son los que en los noventa compraron remixes de piezas clásicas de jazz, sin conocer la pieza original. El aficionado de jazz se identifica con sus ídolos, una cierta generación y tiene una escucha parcial, seccionada del jazz, música que sufre mucho de estas oposiciones entre tradicionales y modernos, conflictos generacionales o de gustos, lealtades o experiencias nuevas.

      Sin embargo, a pesar de las diferencias y abundancia de corrientes, no deja de sorprender