Los desafíos del jazz en Jalisco. Nathalie Braux. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Nathalie Braux
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9786075479774
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Algo de eso tiene el reto de investigar, retratar el movimiento del jazz tapatío y dar a conocer sus actores, en el periodo histórico de los setenta y ochenta, principalmente en la ciudad de Guadalajara, la ribera de Chapala y Puerto Vallarta, además de un panorama general de las décadas recientes. La idea que tenemos de Jalisco se asocia mucho más con el mariachi, los sones —o ahora la banda— que con el jazz, y poco se sabe y comenta sobre este género en las últimas décadas.

      Llego a Guadalajara en 1998 y empiezo a conocer a la comunidad jazzística que gira alrededor del pianista Carlos de la Torre. Tarde en la noche, los músicos van a palomear con el maestro Carlos y los otros integrantes de su trío, José Luis Muñoz, bajista y Víctor Hugo Orozco en la batería, en el Copenhagen 77, la meca del jazz tapatío. En el año 2000 tengo el privilegio de empezar a tocar con el pianista Humberto Beto Ribera y con José Luis Muñoz Pichón, ambos muy cercanos al maestro De la Torre.

      Tristemente, en 2001 se empieza a rumorar que Carlos está enfermo, que necesita ayuda para sus tratamientos, así que la comunidad artística organiza conciertos de beneficencia en el teatro Degollado, el teatro Experimental, el Exconvento del Carmen, en la Mutualista, en el mismo restaurante Copenhagen 77. Me doy cuenta entonces de la amplitud de una comunidad de jazzistas muy talentosos, desde los músicos jóvenes a quienes ubico por sus proyectos de jazz fusión o de blues anunciados en los medios, hasta grandes maestros de generaciones anteriores, cuya existencia ignoro por completo porque no figuran en la cartelera de jazz. Cuando pregunto quiénes son, me dicen sus nombres y el enunciado: “Uy, sí, tocan bien chido, pero ya no tocan jazz”. Algunos de ellos tienen un nivel nacional si no internacional, así que me quedo con algunas preguntas: ¿quiénes son, por qué no sé de ellos y —sobre todo— por qué ya no tocan jazz?

      Unos años más tarde conozco a Katya Padilla, quien me comparte orgullosamente que su padre, el pianista Luis Padilla, fue un pionero del jazz en Guadalajara. En esta época Katya no tiene ninguna documentación disponible como artículos de prensa, fotos o grabaciones ya que su padre falleció cuando era muy pequeña, y entonces comienzo a vislumbrar que la poca información sobre los jazzistas pioneros está ligada a una documentación inexistente o difuminada.

      De 2001 a 2014 estas preguntas y reflexiones van germinando en mi mente y mi afán de sacar a estos músicos del olvido se convierte casi en algo personal, porque me duele que sus talentos sean olvidados y que las nuevas generaciones no sepan quiénes son, a quiénes han formado y cómo han dejado su huella. Para hacer esta investigación, así como contribuir a consignar la historia del patrimonio cultural y musical de Jalisco, pido un apoyo a la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Jalisco para un proyecto llamado “Los pioneros del jazz en Jalisco, 1970-1990”, un libro pensado como una compilación de biografías. Para completarlo invito al videasta Jorge Bidault a realizar un documental que ponga en escena a los jazzistas particularmente activos en estas dos décadas, con base en una serie de entrevistas, para que el texto se acompañe y complemente recíprocamente con un soporte visual. El apoyo parcial recibido en enero de 2015 es suficiente para emprender la primera parte del trabajo.

      Decido conservar el marco temporal previsto inicialmente porque es realmente a partir de los setenta cuando el movimiento del jazz tapatío se desarrolla con más representantes, más dinamismo y apoyo institucional que en las décadas anteriores y cuando toma definitivamente la forma con la cual lo definimos ahora: un grupo reducido, que toca temas tradicionales u originales, en el que la improvisación es el elemento predominante. El programa Solo Jazz de Radio UdeG, conducido por Sara Valenzuela desde 1989 hasta la fecha, ha permitido cierta difusión del jazz en general y del jazz jalisciense en particular, por ende se ha logrado un mejor conocimiento de sus representantes contemporáneos.

      Como es imposible entrevistar a toda la comunidad jazzística, fue preciso seleccionar una decena de músicos, relevantes por su producción musical y desempeño, su reconocimiento a nivel local y nacional, unos por su compromiso inquebrantable con el jazz hasta la fecha, otros que ya no son jazzistas pero que en la época definida están en todos los proyectos, otros por ser un elemento fundamental de una banda que ya no existe. La elección fue difícil. Finalmente, los entrevistados son José Luis Muñoz, Beto Rivera, Javier Soto, Mundo Pérez, Manuel Cerda, Jorge Salles, Felipe Espinoza, el Tanaka, José Luis el Chamaco Guerrero; en Puerto Vallarta, Willow, Guillermo Brizio y Beverly Moore; y nos comparten también información y anécdotas sobre los tres grandes ausentes: los pianistas Carlos de la Torre y Juan José Verján, fallecidos, y el baterista Memo Olivera, demasiado retirado del mundo para contestar a mis preguntas. Otro libro o documental tendrá que enfocarse quizá en todos los excelentes músicos que sí son, o fueron jazzistas, pero como integrantes de orquestas, sin un proyecto original propio, que no fueron entrevistados.

      Nos acercamos también a dos personajes de la cultura tapatía: el promotor cultural, productor, galerista, director del Centro Cultural Roxy, Rogelio Flores y el locutor, columnista, músico y cronista Alfredo Sánchez, personas que tienen una mirada más amplia sobre estos años y el género musical.

      La serie de preguntas tiene como objetivo documentar las formaciones y gustos musicales, las trayectorias, logros y dificultades que enfrentaron nuestros protagonistas para tocar y mantenerse activos en el jazz en Jalisco.

      Recopilo más información en los artículos del periódico El Informador y en el Centro de Documentación de las Artes donde indago en programas de mano, carteles y demás documentos para comprobar las fechas, la importancia del movimiento, el eventual apoyo de las instituciones. Me comunico varias veces por las redes sociales o por teléfono con algunos músicos, en particular con el bajista Jorge Armenta, el percusionista Chuyín Barrera, el baterista Chemo Castillón y por supuesto con los hermanos Ornelas, Juan, el maestro pianista, admirador de Carlos de la Torre a quien debemos muchos de los videos caseros o grabaciones que tenemos en vivo en el Copenhagen (disponibles en You Tube), y su hermano Rafael, baterista, quien me comparte algunas anécdotas.

      Pensando este libro como un libro didáctico, me parece entonces necesario plantear en una primera etapa, un resumen de la historia del jazz en los Estados Unidos, desde su nacimiento en el sur del país hasta los años noventa, suficientemente corto para dar una idea clara al jazzista como a las personas interesadas por el jazz. La segunda etapa permite situar el jazz nacional en relación al jazz estadounidense. Los grandes historiadores mexicanos del movimiento, Antonio Malacara, Alain Derbez, Xavier Quirarte y Roberto Aymes son mis principales fuentes de información, sin olvidar el filósofo y escritor belga Luc Delannoy por sus aportaciones históricas al jazz latino.

      Enseguida ofrezco una narración de la historia del jazz tapatío a la imagen de la vitalidad que brota en una Guadalajara de los años veinte, que quiere ser moderna con el bullicio de su vida social y sus bailes al son de las grandes orquestas en boga. En los cincuenta los ritmos latinos desplazan al foxtrot y el quickstep, el jazz camaleón se retrae y se refugia en pequeñas formaciones. Explota el rock seductor de la juventud en los sesenta y el jazz “que se escucha” (tocado principalmente por los pianistas Juan José Verján, Javier Michel y Luis Padilla) es aclamado por una élite tapatía. Es la época de las conferencias sobre el jazz, del jazz estudiantil y de grandes conciertos de jazzistas de Estados Unidos, muchos de ellos invitados para la programación cultural ligada a los Juegos Olímpicos de 1968. En los setenta surgen o se confirman los proyectos de nuestros protagonistas: el jazz fusión de las