Los desafíos del jazz en Jalisco. Nathalie Braux. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Nathalie Braux
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9786075479774
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iglesias y transportes. Así nace el blues.

      Las mujeres graban… Las orquestas cambian

      Curiosamente no son estos hombres pobres sino mujeres, originarias de las clases populares e impregnadas del blues rural, quienes se presentan en espectáculos itinerantes y teatros de revista (music halls), logran destacar y son contratadas por las disqueras para hacer las primeras grabaciones de blues. La industria discográfica abre a los afroamericanos un camino al mercado con una línea de discos llamados race records. Se trata de producciones de música afroamericana exclusivamente, destinadas a los públicos negros del sur y de las grandes ciudades. La popularidad de estas cantantes crece muy rápido, dando un impulso a sus carreras y una mejora a sus situaciones económicas. Son conocidas por vivir en un nuevo lujo, una suntuosidad que no impide la agitación de sus vidas, la fugacidad de sus carreras y el dolor de sus heridas emocionales.

      Estas mujeres son Mamie Smith, Ma Rainey, Bessie Smith, Ethel Waters, Alberta Hunter, Victoria Spivey, Ida Cox, Edith Wilson, Rosa Henderson, Clara Smith, Sippia Walker, Lucille Hegamin. Se define entonces un nuevo sonido de orquesta, con una sección rítmica constituida de piano, contrabajo, guitarra o banjo, más una sección de metales que encontraremos luego en los primeros grupos de jazz.

      Mamie Smith es la cantante que graba el primer disco de la historia del blues, el 10 de agosto de 1920: The Jazz Hounds.

      El ragtime. Base referencial

      Aparte del blues, otra etapa de la elaboración de lo que será el jazz es el ragtime, una música sofisticada que en la actualidad asociamos a la música de piano. Está hecha por una minoría de la población negra mestiza (creole en inglés) que tiene una cultura urbana, europea, que sabe leer y escribir la música, tiene conocimientos musicales y se apropia de los instrumentos europeos como el saxofón y la trompeta en fanfarrias, así como el piano, el instrumento emblemático de la burguesía blanca. A pesar de su complejidad y elegancia musical, el ragtime tiene mala reputación ya que se ejecuta en las casas de prostitución, cuartos traseros de bares y lugares de entretenimiento disoluto.

      ¿Pero qué es el ragtime? La palabra viene de rag, ‘trapo’, y time, ‘tiempo’, es decir ‘tiempo deshilachado’. Técnicamente es una música en la cual la mano izquierda conserva bajos muy regulares y la mano derecha, teniendo el papel de tocar la melodía de unas piezas folclóricas negras, desestructura el tiempo gracias a síncopas y a desplazamientos de los acentos y ritmos. Se piensa que este estilo viene heredado de una tradición rural de tocar el banjo. Eubie Blake, un gran pianista de ragtime y compositor de musicales, vive cien años (1883-1993) y explica mucho sobre este género y su historia. Scott Joplin, el compositor de ragtime más conocido, interpretaba a Chopin y Liszt mientras su mamá tocaba el banjo. Sus piezas utilizan todas sus referencias musicales: cakewalks, blues, spirituals, valses europeos, baladas y marchas militares.

      El sonido de las brass bands u orquestas de metales que aparecen al final del siglo XIX está emparentado con los ragtimes para piano, y presenta las primeras piezas sincopadas para metales (como en la mano derecha del ragtime).

      El ragtime en el piano sigue evolucionando con el pianista y compositor Jelly Roll Morton de Nueva Orleans, y él mismo se nombra “el inventor del jazz”, pero al parecer es, más bien, el hombre de la transición.

      Y nace el jazz….

      Entonces, finalmente, ¿cómo nace el jazz en Nueva Orleans? Sociedad cosmopolita de migrantes de todos horizontes que se instalan en las riveras de Misisipi y su puerto, Nueva Orleans es una ciudad católica, de cultura latina en donde las condiciones de esclavitud son un poco más flexibles que en los estados vecinos mayoritariamente anglosajones, quizá por convicción o por miedo a las costumbres mágicas y brujerías del culto vudú de los esclavos llegados de Haití.

      Los domingos, en una plaza llamada Congo Square, los esclavos son autorizados a cantar con puntuaciones polirrítmicas de palmadas o tambores y calabazas, accesorios de metal y huesos, lo que produce un estruendo; también se les permite bailar y exaltar sus recuerdos del continente africano.

      Lejos de su Europa natal, muchos propietarios blancos tienen hijos con mujeres negras o mulatas, o viven en pareja con ellas de manera abierta, generalmente asumiendo la paternidad y asegurando la educación de sus vástagos. Pronto, y hasta la fecha, se pueden ver todos los tonos de piel en esta ciudad mestiza. Sin embargo, no hay que pensar que no hay segregación: es una sociedad organizada en castas que van desde los muy negros hasta los muy blancos, pasando por los mulatos educados, llamados creole, agrupados en el French Quarter y orgullosos de sus orígenes blancos.

      Forman una pequeña burguesía que establece negocios, salones literarios y musicales, escuelas, iglesias; conocen y les gusta el repertorio europeo de música clásica, la música de cámara y la ópera, y lo perpetúan. Saben leer música y tienen una gran maestría instrumental, ya que cuentan con los instrumentos en casa, pero también se dejan conquistar por expresiones más populares, de orquestas de cuerdas, fanfarrias, bandas y el ragtime. Lugares y ocasiones para tocar no faltan en la ciudad. Son la élite del mundo negro, pero siguen siendo considerados como inferiores en el mundo blanco.

      Tanto los negros como los blancos pobres son relegados a empleos subalternos en las plantaciones o en los muelles del puerto y cohabitan en barrios pobres. Los negros que primero tocan instrumentos hechos a base de material de recuperación aprenden rápido a tocar los instrumentos de aliento abandonados por el ejército yanqui así como el repertorio de bandas de metales de los creoles con una interpretación más expresionista, unas polifonías con tintes de blues, creando un lenguaje original que despierta la admiración de los creoles.

      El sonido del jazz New Orleans viene de las bandas de desfile, las marching bands: el instrumento rey es el poderoso cornetín, que lleva a los demás y expone el tema; el clarinete le contesta en contrapuntos sinuosos usando todo su registro con virtuosismo, el trombón establece una trama melódica, el banjo