SET
Sabemos que Set fue el tercer hijo de Adán y Eva que se menciona en las Escrituras. Después del nacimiento de Set, Adán y Eva tuvieron muchos más hijos e hijas durante los 800 años de vida que el Señor les permitió vivir. Nació cuando Adán tenía 130 años y su cara era el vivo retrato de su padre. A Eva le recordó cómo era su esposo cuando le conoció, y tal como vimos, le puso por nombre Set (que significa substituto o substituido), porque vino a ocupar el gran vacío que dejó su hermano Abel.
A la edad de 105 años Set tuvo un hijo que le llamó Enós, y después de él vivió otros 807 años en los que tuvo otros hijos e hijas. En total Set vivió 912 años, poco menos que su padre, y después murió, tal como afirma la Escritura, como todos los seres mortales, excepto Enoc y Elías a quienes Dios los llevó consigo sin pasar por los rigores de la muerte. La relevancia de Set viene dada en primer lugar por su linaje. Fue padre de Enós, de quien hablaremos a continuación, así como por ser el antepasado de Noé, de quién todos hemos acabado siendo hijos. En segundo lugar por su constancia y perseverancia en iniciar a sus hijos en el temor de Dios y la esperanza de salvación, en un mundo cada vez más hostil y violento.
Posiblemente Enoc —del que se nos dice en las Sagradas Escrituras que era amigo de Dios— enseñó a amar a Dios a su tátara-tátara-nieto Noé, sentado sobre sus rodillas. Todo un ejemplo para nosotros de cómo trasmitir la Palabra de Dios a nuestras futuras generaciones. Es curioso el hecho que desde la Creación hasta el Diluvio hay 11 generaciones (de Adán a Sem); del Diluvio a Egipto otras 11 generaciones (de Arfaxad a Jacob); y de Egipto hasta la monarquía más estable de Israel también 11 generaciones (de Judá a David). Las tres suman un total de 33 generaciones. En total 60 generaciones entre Adán y Cristo. Es un 6x10. Cuando menos curioso ¿verdad?
ENÓS
Las pocas referencias que tenemos en la Biblia de Enós es que era hijo de Set, murió también cargado de días a los 905 años (algo menos que su padre), que tuvo muchos hijos e hijas, entre ellos Cainán, que se hizo famoso en su generación, y finalmente que en su tiempo la gente empezó a invocar el nombre del Señor. «Enósh» en el original hebreo significa «hombre mortal» y a la vez «débil, enfermo y desesperado».
Esto nos recuerda las palabras del salmista cuando dice: «¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?» (Salmo 8:4). En los tiempos de Enós los hombres se dieron cuenta de su situación de alejamiento y su rebeldía contra Dios y buscando restablecer su relación con el Señor, empezaron a invocar el nombre de Dios.
Pero mientras unos lo hacían para alabar y enaltecer el nombre de Jehová, como fue en el caso de la línea genealógica de Set, no debemos olvidar lo que sucedía simultáneamente con Caín y sus generaciones, tal como recordamos en días anteriores. El mismo ‘Targum de Jerusalén’ dice referente a los días de Enós: “Esa fue la generación en cuyos días comenzaron a descarriarse, y a hacerse ídolos, y a llamar a sus ídolos por el nombre de la Palabra del Señor”. Los hombres debieron aplicarse el nombre de Dios a sí mismos o aplicarlo a otros hombres, por medio de quienes pretendían acercarse a Dios en adoración; y quizás aplicando incluso el nombre de Dios a objetos de idolatría.
CAINÁN
De Cainán o ‘Queinán’ como aparece en el original hebreo, tampoco conocemos mucho por las Escrituras. Fue el hijo primogénito de Enós y de una mujer anónima, nieto de Set, biznieto de Adán y Eva, y nació cuando su padre tenía 90 años: “Vivió Enós noventa años, y engendró a Cainán” (Génesis 5:9). Tuvo su primer hijo a la edad de 70 años y le puso por nombre Mahalaleel. Murió a los 910 años habiendo tenido muchos más hijos e hijas. Su nombre significa «lamento», que proviene de una raíz que significa «nido, cámara, aposento, o nidada» (Str. 7064, 7018).
Apenas habían pasado 300 años de la vida del hombre sobre la tierra y la maldad ya había empezado a multiplicarse. Su nombre expresa la realidad de aquel tiempo. Aún así podían elegir entre servir y honrar a Dios, como al parecer lo hicieron él y su descendencia; o adorar a ídolos hechos por manos de hombres y llenar la tierra de maldad y violencia como lo hicieron Caín y su descendencia. Sigamos mas bien el ejemplo de Josué despidiéndose de su pueblo Israel: «Pero si te niegas a servir al Señor, elige hoy mismo a quién servirás... Pero en cuanto a mí y a mi familia, nosotros serviremos al Señor».
MAHALALEEL
Por las Escrituras sabemos que Mahalaleel fue hijo de Cainán, ocupa el cuarto lugar en la descendencia de Set (el quinto desde Adán), a la edad de 65 años tuvo su hijo Primogénito al que llamó Jared, tuvo otros hijos e hijas y murió cargado de días a los 895 años de vida. Aparte de la mención que se hace de él en 1º de Crónicas 1 y Lucas 3:37, relativos a las genealogías, por las Escrituras no sabríamos mucho más de él.
Sin embargo, según el «Libro de los Jubileos» (también denominado ‘Génesis Pequeño’ o ‘Testamento de Moisés’, un texto religioso de origen hebreo escrito en torno al año 100 a. C), el nombre de su mujer fue Dinah, la cual además de esposa, era prima suya y madre de Jared. Los 895 años que vivió Mahalaleel, siendo muchísimos si los comparamos con la esperanza de vida hoy, parecería que se empezaba a producir una reducción progresiva de la longevidad a medida que nos íbamos alejando del ‘Árbol de la Vida’, que se hallaba en el centro del Huerto de Edén.
Existe así mismo una mención en el capítulo 83 del «Libro de Enoc». Éste recibe una visión en sueños de parte del Señor, donde le es revelado el juicio de Dios que vendrá sobre la humanidad mediante un diluvio universal que arrasará la tierra, salvándose únicamente los justos en Jehová. El relato de la visión sucede mientras Enoc se halla en la casa de su Abuelo Mahalaleel, estando presente también su hijo Matusalén. Dicho relato pone de relieve la bendición de una familia creyente en el Dios de la Gracia, que comparten juntos las Buenas Nuevas de salvación.
JARED
En los v 18 y 19 del capítulo 5 la Palabra nos dice que Jared fue el primogénito de Mahalaleel, hijo de Cainán. Según este, fue hijo de Mahalaleel cuando tenía 65 años, y su padre vivió hasta la edad de ochocientos noventa y cinco años. Jared fue el padre de Enoc a la edad de 162 años, y tras el nacimiento de Enoc vivió otros ochos siglos y tuvo otros hijos e hijas. En total vivió 962 años y murió. Nos llama la atención aquí el hecho que los patriarcas habidos entes de él fueron disminuyendo su longevidad, así como la edad en que se casaron y tuvieron su primer hijo. Pero una vez llegados a Jared los años de vida dan un gran ‘salto de longitud’ y se posicionan de nuevo al alza, superando incluso la edad de nuestros primeros padres Adán y Eva.
Sólo fue superado por su nieto Matusalén con 969 años, el ser humano más longevo hasta el día de hoy. También parece que tardó mucho más que su padre en casarse y tener su hijo primogénito Enoc, 162 años, frente a los 65 que tenía su padre cuando le tuvo a él. Desde luego, toda una evidencia de energía y favor de Dios.
ENOC
A este Enoc que aparece en la genealogía de Set ,se le suele llamar «Enoc II» para diferenciarle del primer Enoc, hijo de Caín y padre de Irad, de quien Caín tomó su nombre para nombrar a la ciudad que él mismo construyó. Los v 21 al 24 de este capítulo nos dejan una breve descripción de la vida de Enoc. A los 65 años tuvo su primer hijo que le llamó Matusalén, vivió 300 años más de vida durante los cuales tuvo más hijos e hijas, y a la edad de 365 años la Escritura nos dice que «desapareció porque Dios se lo llevó».
Moisés afirma dos veces seguidas que el Señor se lo llevó porque «caminó con Dios». El mismo apóstol Pablo insiste igualmente en Enoc como un campeón de la fe, quien fue «traspuesto» (no significa necesariamente que no murió, sino que también se podría entender que no