La mosca. Luis García. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Luis García
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9788412273199
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volví a sentar en el suelo, y ellos dos se pusieron delante de mí. Cerré los ojos y alcé la mente al cielo colocándome detrás de ellos, donde podía verme a mí mismo, con los ojos cerrados y sus espaldas.

      —Bien, ahora poned la mano a la espalda, y sacad un número de dedos.

      Los dos se miraron extrañados, y no hicieron nada.

      —Venga ¡ya veréis!

      Ferran, sacó dos, y Marc, cuatro.

      —Tú, Ferran, has sacado dos, ahora 3, tú Marc, habías sacado cuatro, pero los has cambiado a dos.

      Los dos se quedaron atónitos, no sabían qué decir.

      —Esto es muy raro, lo s. —empecé a explicar—. Hoy he descubierto que tengo un poder... Puedo verlo todo, es como si mi mente volase en el cielo...

      Al oírlo, se echaron a reír los dos.

      —¿Qué pasa? ¿Ahora eres un superhéroe? —preguntó riendo Marc.

      Risas, risas crueles de la incredulidad de los que no saben...

      —Bueno, como queráis, si no me creéis, no lo hagáis.

      —Como vamos a —empezó a decir Marc hasta que desaparecí delante de él.

      Estaba estirada en el depósito de la ciudad, mirando las estrellas, pensando en el chico que había estado aquí hace solo unas horas. ¿Cómo puede desperdiciar así el regalo que le he hecho? Y encima mostrárselo a esos dos… ¡¿Qué le pasaba por la cabeza?!

      Esto no podía ser, las cosas tenían que cambiar.

      Alcé mi mente a los aires buscándolo. Volaba rápidamente entre los callejones y las carreteras mirando cada uno de los peatones que había por allí. Mirando en todas las casas, en todas las habitaciones de toda la ciudad, e incluso en los coches que pasaban por las carreteras. No lo encontré. En ese momento no estaba en la ciudad. Salté más arriba aún y busqué por los pueblos y ciudades de los alrededores tanto Cruïlles, Corça, Peratallada, Torroella de Montgrí, Palafrugell fueron rastreadas en unos segundos, pero no lo encontré. Amplíe el rango de búsqueda mirando por el Estartit, Gerona, Escala, Llagostera, Palamós y aún no encontraba nada.

      Los minutos de búsqueda por todas esas ciudades mirando por todas esas calles, todas esas carreteras, entrando en todas esas casas fueron pocos, pero me extrañaba que no estuviese en ninguno de estos lugares. ¿Hasta dónde habrá sido capaz de llegar? Harta de buscar por los pueblos, decidí ir a las más altas alturas, allí donde el ozono abunda en cantidad para poder ver todo lo que sucede en el mundo, y ver hasta dónde había llegado Luis.

      La gran esfera terrenal se alzaba delante de mí, rotando lentamente su masa, y desde las alturas, pude ver el mundo tal como es. Hay tantas cosas que se merecen ser salvadas… Aunque por mala suerte no hay tantas como las que merecen ser destruidas, enterradas y olvidadas para siempre.

      Pero no estoy aquí por eso, ahora tengo un objetivo, que es encontrar a Luis, esté donde esté.

      Y delante de esas magníficas, y a la vez horribles vistas, empecé a buscar por toda la península ibérica, yendo desde Cádiz, a Cáceres pasando por Salamanca, buscando en cada una de las calles de todas las ciudades que había allí.

      A los pocos minutos de acabar de inspeccionar todas las ciudades de España, se me ocurrió que quizás esté por los bosques. Al entrar esa idea en mi mente, volé entre todos los árboles pasando por orillas de ríos y pequeños lagos. Cortando el paso a animales que se asustan al notar mi presencia hasta que al fin lo encontré. Encontré su verdadero ser, flotando encima de una de las piscinas naturales de los Pilones con una cascada a su espalda y las piernas cruzadas. Al verme empezó a hablar:

      —Así que eres tú… Por fin apareces.

      —¿Por qué se lo has mostrado? —le pregunté enfadada.

      —¿Me haces un regalo así y esperas que no se lo enseñe a mis amigos? ¿Qué pensabas que haría?

      —Estás desperdiciando este poder, copiar en exámenes, hacer trucos mentales, ¿crees que esto te servirá de algo?

      —Qué te pasa, ¿querías que salvase al mundo o algo así o qué? —soltó él entre risas—. No veo que tú hayas hecho mucho más que yo…

      —¿Cómo te atreves a decirme eso? ¡Yo te he dado este poder! Sin mí, seguirías siendo una persona normal, ¡como todas las demás!

      —Yo nunca he sido normal, parece como si no me conocieras.

      —Claro que te conozco, por eso te lo he dado a ti.

      —Pero aún no sé el porqué, ¿por qué me has dado este poder?

      —Porque lo necesito, en ti.

      7/12/2017 22:57 Jueves

      Sabía que esto me lo habían dado, pero no me esperaba que fuese ella...

      Al oír esas palabras me quede sin habla, ¿Por qué El la me necesitaba? ¿Por qué necesitaba este poder dentro de mí? Necesitaba más respuestas y continué hablando con ella:

      —Pero ¿cómo has conseguido esto? ¿Cómo es que lo tienes?

      —Porque lo necesito para conseguir mis objetivos, al igual que te necesito a ti, con el mismo poder.

      —¿Pero qué objetivos?

      —Eso ya lo sabrás… Ven, sígueme. —comentó evitando el tema.

      Al terminar sus extrañas palabras su mente se alzó, esperando que lo siguiera. Juntos, volamos por los aires, mirando el espectáculo que el propio mundo creaba. Las arboledas que estaban cortadas por las carreteras, las gigantescas nubes que no dejaban pasar la luz de la luna y luego ella, volando a mi lado, con su pelo ondulado brillante como el propio sol. Su bello cuerpo y sus ojos los más bonitos y hermosos que había visto en el mundo hasta el momento.

      —¿Para qué me necesitas con esto? —pregunté yo.

      —¿No estas cansado de no tener el control? ¿No quieres tener las cosas a tu favor por una vez? Con esto, podemos hacer todo lo que queramos, siempre que estemos juntos.

      —¿Cómo que cualquier cosa? Si solo podemos ir donde queramos y verlo todo ¿no?

      —Cógeme de la mano.

      Al hacerlo, una enorme sensación de poder y fuerza digna de dioses vino a mí.

      —¿Cómo es esto? —pregunté yo, asombrado por tal poder.

      Paramos delante de una casa, en una pequeña ciudad en la que nunca había estado.

      —¿Dónde estamos?

      —En Terrassa, aquí vivía un conocido tuyo, ¿verdad? —dijo El·la con una extraña voz…

      —Mas que un conocido —dije enfadado al recordar esos malos tiempos de amargura—. ¿Por qué estamos aquí?

      —¿Recuerdas a ese imbécil? ¿Te acuerdas de cómo te sentías? Ese odio interior, esa rabia que te comía desde dentro.

      —¡¿Por qué dices todo eso?! —le grite enfadado— ¡Ese imbécil me jodió 2 cursos de instituto! ¡¿Por qué me lo recuerdas ahora?! ¡¿Que te pasa?!

      El la, me apretó la mano con fuerza, y dio un puñetazo en dirección a la casa. Se le derrumbó el piso superior, dejando ver una habitación destrozada con un mezclador de música tirado por el suelo, altavoces por todos lados, y una persona a la que conocía bien, inconsciente.

      Me quedé atónito, al ver aquella barbaridad, no sabía que pensar.

      —Pero ¡¿qué has hecho?! ¡¿Como se te ocurre hacer tal cosa?!

      —He hecho justicia. Él te estuvo humillando durante mucho tiempo, y ahora míralo, tirado como la basura que es.

      Conmocionado,