Los números de la felicidad en dos Perúes. Enrique Vásquez H.. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Enrique Vásquez H.
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789972574597
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se encuentran algunas significativas conclusiones:

      A partir de las mediciones de la pobreza pueden inferirse algunos patrones sistemáticos de privación. Las personas de las zonas rurales están mucho más expuestas a la pobreza multidimensional que la población de las zonas urbanas (un 29% frente a un 11%), aunque existe una variación entre regiones.

      Casi la mitad de la población rural de todo el mundo carece de acceso a mejoras en las instalaciones sanitarias, frente a una sexta parte de la población urbana. Y la cantidad de niños y niñas que no asisten a la escuela en las zonas rurales es el doble que en las zonas urbanas. Al mismo tiempo, los habitantes de barrios marginales representan el 48% de la población urbana de los países en desarrollo y se ven privados de numerosos servicios y oportunidades, los mismos beneficios por los que muchas personas desfavorecidas migraron de las zonas rurales.

      Existe una alta probabilidad de que, si un hogar sufre privaciones en uno de los diez indicadores utilizados para calcular el IPM, también las sufra en otros. Para mejorar las condiciones de los más desfavorecidos, puede resultar más eficaz adoptar un enfoque normativo intersectorial más completo que las intervenciones que se dirigen por separado a elementos particulares de la pobreza. (PNUD, 2016, pp. 54-55)

      Del mismo modo, concepciones más ricas sobre lo que son una persona y una sociedad decente han dado lugar a nuevos temas y enfoques, como el desarrollo humano y las desigualdades horizontales. El enfoque del desarrollo humano ha sido también central (Sen, 2000). El fin social debería ser la promoción de las libertades: que el ser humano enriquezca sus capacidades y maximice diversos desempeños sociales. Por ejemplo, la capacidad de aparecer en público con su ropa, su cultura y su lenguaje sin sentir vergüenza sino más bien respaldo o afirmación social. Estos enfoques han dado origen a programas recogidos por los Estados, agencias de desarrollo, ONG internacionales e incluso la ONU a través del PNUD. Lo que realmente importa se ha venido enriqueciendo y ampliando. Asimismo, la desigualdad tampoco es solo un problema estrictamente económico sino que incluye otras dimensiones como el respeto social o el acceso al reconocimiento público. Así, entre dos personas del mismo estrato o clase, no habiendo desigualdad económica o vertical entre ellas, puede existir, en otros términos, disparidad horizontal. Personas con los mismos ingresos pero con diferente sexo o color de piel sufren por estas desigualdades horizontales. Entonces, así como se trata de eliminar la pobreza multidimensional, se requiere también reducir las desigualdades tanto verticales como horizontales (Stewart, 2005).

      Las dimensiones de la pobreza multidimensional

      Con tantas visiones distintas sobre la pobreza, ¿cómo construir un indicador único que resuma las múltiples dimensiones que esta abarca? La discusión sobre cuáles aspectos deben ser considerados, y cuáles no, es sumamente amplia (Alkire, 2013). Proyectos de consenso internacional, como los Objetivos del Milenio (2020) o los Estándares de Vida del Banco Mundial (2020a) tuvieron una fuerte influencia en la selección de dimensiones en las diversas investigaciones sobre pobreza multidimensional (Alkire, 2013). Asimismo, desde la perspectiva de pobreza como disminución en la calidad de vida, resaltan estudios como el de Cummins (1996), sobre los dominios de la satisfacción vital, o el de Anand y Sen (1994) acerca de las características básicas del bienestar utilizadas para la construcción del Índice del Desarrollo Humano.

      Tras este amplio debate, Alkire y Foster (2011) han sido los responsables de establecer un indicador coherente y válido para medir la pobreza multidimensional a lo largo del globo. Es así como surge el Índice de Pobreza Multidimensional. En línea con su trabajo, el PNUD, con el propósito de alcanzar el primer Objetivo de Desarrollo Sostenible –acabar con la pobreza en todas sus formas– y perseguir la iniciativa «No dejar a nadie atrás», ha adoptado la visión del Índice Global de Pobreza Multidimensional (Alkire et al., 2014; Alkire, Kanagaratnam, & Suppa, 2018) para cuantificar la tasa de pobreza en 108 países del mundo y poder tomar acciones concretas para su erradicación. Este, tomando como base el trabajo de Alkire y Foster (2011), se compone de tres dimensiones: (i) salud, (ii) educación y (iii) estándares de vida. Cada una de estas, a su vez, es aproximada por una combinación de componentes que se detalla en la figura 2.

      Figura 2 Componentes del Índice Global de Pobreza Multidimensional

      Fuente: Alkire et al. (2014). Elaboración: Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (2019).

      La situación de la pobreza multidimensional

      Actualmente, el Índice Global de Pobreza Multidimensional señala que la pobreza multidimensional aqueja a 1.300 millones de personas; es decir, casi a un cuarto (23,1%) de la población mundial (OPHI & UNDP, 2019). Asimismo, Sudán del Sur –un país africano de ingresos bajos– presenta la mayor incidencia de pobreza multidimensional (91,9%). En sintonía con esto, el África Subsahariana y el sur de Asia –de bajos ingresos– son las regiones con mayor pobreza. Sin embargo, la mayor concentración de esta (56,07%) se ubica en los países de ingresos medio-bajos. La mayor problemática se presenta en las condiciones de vivienda y el combustible de cocina, seguida por la falta de acceso a desagüe. Por último, más de la mitad de la pobreza multidimensional en el globo (51%) aqueja a los niños.

      En el Perú, Castro, Baca y Ocampo (2012) se encargaron de cuantificar la pobreza multidimensional con el enfoque de Alkire y Foster (2011) para el año 2008. Para ello, fueron consideradas seis dimensiones: (i) dinero, (ii) educación, (iii) salud, (iv) condiciones de vivienda, (v) vulnerabilidad y (vi) nutrición. Sus resultados muestran que el uso de una línea monetaria como único indicador de pobreza lleva a que esta sea subestimada. Por ejemplo, departamentos como Ucayali o San Martín tienen una incidencia de pobreza monetaria de aproximadamente un 35%. Sin embargo, la incidencia de pobreza multidimensional de estas regiones supera el 60%. Asimismo, las mayores carencias del país residen en las condiciones de vivienda (75,9%). En departamentos como Madre de Dios (96,5%), Loreto (93,6%) o Pasco (92,1%), prácticamente ningún habitante cuenta con acceso a agua potable, desagüe o materiales no precarios para la construcción de sus hogares.

      Resumiendo la pobreza

      En suma, hablar de pobreza no es tarea sencilla. Ser pobre no se resume solo en no tener dinero. La pobreza abarca la insuficiencia de servicios públicos para satisfacer las necesidades básicas, los límites al desarrollo y el potencial de una persona, y hasta las carencias afectivas y emocionales que esta pueda enfrentar. La pobreza atenta contra el bienestar de las personas en todas sus formas. En ese sentido, a lo largo de los últimos años se han venido realizando múltiples esfuerzos para comprender, y medir, de mejor forma la pobreza en el mundo. Así, el surgimiento del Índice de Pobreza Multidimensional abrió las puertas para contar con una medida estandarizada y comparable de la situación