180 p. : il. ; 23 cm. – (Colección FIMPRO : La media vuelta).
ISBN 978 607 742 533 5
1. Música-América Latina 2. Compositores-América Latina 3. Músicos latinoamericanos. I. Blanc Rojas, Enrique, coordinador II. Inzillo, Humphrey, coordinador III. Pérez Vargas, William Umberto, autor IV Serie.
781.626 8 .I12 DD21
ML 199 .I12 LC
Índice
ENRIQUE BLANC Y HUMPHREY INZILLO
JOSELO RANGEL
UMBERTO PÉREZ
La consagración de la primavera
MARTÍN E. GRAZIANO
Orquesta Típica Fernández Fierro
GABRIEL PLAZA
Un cubista marginal en el Río de la Plata
HUMPHREY INZILLO
Independencia pura
MANUEL MAIRA
Libertad de hermanos
WILLIAM PADRÓN
La cosecha
GABRIELA ROBLES
De frente por la cumbia
JAIME ANDRÉS MONSALVE B.
El terco
LUIS DANIEL VEGA
De Bogotá a Cali
JUAN CARLOS GARAY
El genio rebelde de la nueva música colombiana
DIEGO LONDOÑO
Ave fénix del rock mexicano
ENRIQUE BLANC
Un compositor para la buena muerte
JUAN CARLOS HIDALGO Y JAIME ACOSTA
Encuentro de dos mundos
DAVID CORTÉS
La espuma del mar
PABLO FERRER
De Cuba a Los Ángeles, un viaje musical en reversa
BETTO ARCOS
Red de Periodistas Musicales de Iberoamérica
REDPEM
Pasión, análisis y circulaciónde la música en Iberoamérica
¿Cómo nos definimos? Periodistas musicales, críticos de música, da igual. Antes que cualquier etiqueta, lo que nos une es un factor común: la pasión. A todos nos identifica esa compulsión irrefrenable por tomar la pluma o brincar a la computadora para compartir el regocijo, el gozo pleno, la emoción descarrilada, la inspiración misma que nos detonan las notas musicales; una interpretación vocal que nos conmueve; el hallazgo increíble en un tianguis de una ciudad recóndita de un casete viejo o un acetato con la funda maltratada pero con una grabación cuyo valor nos parece un tesoro, o bien esa sed de conocimiento que nos empuja a realizar entrevistas, revisar publicaciones añejas o a bucear en las profundidades de la internet en busca de un dato, de una anécdota, de una canción que nos sirva como la pieza del rompecabezas que faltaba para poder entender, en la obsesiva dimensión en que lo exigimos, a ese compositor, a aquel álbum, a tal movimiento musical, a cierta escena en particular, a los que estamos entregando nuestro tiempo, vida y alma.
Antes que críticos somos melómanos. Y tenemos el privilegio –y la responsabilidad– de poder hacer pública una práctica habitual en el ámbito cotidiano: compartir el placer de la música con nuestros lectores como antes lo hacíamos con nuestros mejores amigos. Hace unos años contábamos con el plus de acceder a cierta información, ciertos discos, ciertas publicaciones de difícil acceso para el melómano de a pie. Ahora, con los nuevos modos de circulación que provocaron una especie de democratización musical, nuestro papel como críticos muta hacia un concepto más cercano a la curaduría. O bien cómo ordenar toda esa información disponible y ayudar a trazar nuevos planes de escucha.
Bien lo decía el periodista musical estadounidense Geoffrey Himes –colaborador asiduo de la revista Paste– en su espléndido texto Por qué todavía necesitamos la crítica musical, que los críticos habían sido de igual forma decisivos en la evolución de su pensamiento como cualquier escritor de canciones, novelista o guionista. Seguramente los que escribimos sobre música pensamos lo mismo y muy posiblemente algo que escribió otro colega nos animó a asumir esta vocación de forma categórica. Pensamos