Manual para el técnico de sala de fitness (Color). Nerea Salinas. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Nerea Salinas
Издательство: Bookwire
Серия: Fitness
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788499108087
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con la zona lumbar son responsables de más horas de trabajo perdidas que cualquier otro tipo de lesión laboral, y son una de las causas más frecuentes de limitación de actividad en individuos menores de 45 años.

       Prevención de las enfermedades cardiovasculares

      Se basa en la identificación de aquellos factores que pueden ser eliminados o modificados mediante una intervención oportuna, aceptable y con una adecuada relación coste-beneficio. A partir de su informe original en 1959, el estudio Framingham ha contribuido sustancialmente al reconocimiento de las causas de la enfermedad coronaria. El mismo ilustra gráficamente cómo la enfermedad coronaria se ha convertido en una de las enfermedades crónicas más predecibles. Pero, lo que es más importante aún, la enfermedad coronaria es también prevenible ya que, a excepción de la edad y el sexo, otros importantes factores de riesgo pueden ser modificados.

      Más de un estudio ha demostrado una relación directa entre el aumento de la tensión arterial, el tabaquismo y los lípidos séricos y la incidencia de enfermedades cardiovasculares, con la aceptación de la teoría «causal».

       Factores de riesgo de las cardiopatías

      El término «factor de riesgo» proviene de la medicina social y de la estadística, y expresa las influencias que se ejercen sobre el organismo, ya sean éstas internas o externas, relacionadas estadísticamente con una determinada enfermedad.

      Según Richard Rost (1993), estos factores elevan el riesgo de padecer una enfermedad, pero no deben ser relacionados con una causalidad. El hábito de fumar favorece la aparición del infarto cardíaco, pero fumar no debe ser considerado la causa, ya que no fumadores también pueden padecer un infarto.

      La cuestión de si los factores de riesgo pueden ser presentados como causales deberá esperar que la ciencia aclare el concepto de causalidad.

      Mientras no se conozca definitivamente la razón o etiología de la enfermedad coronaria, la consideración de los factores de riesgo es aceptable, pero no definitiva, y se cae en la tentación de entender y explicar subjetivamente, con los consecuentes errores.

      Existen dos tipos de factores de riesgo principalmente:

      •Factores de riesgo inevitables: edad, sexo, raza y herencia.

      •Factores de riesgo evitables: relacionados con el modo de vida, como fumar, estrés, errores alimentarios, obesidad, etc.

      •Factores de riesgo internos: son en sí una enfermedad y por lo tanto elevan el riesgo de padecer una enfermedad, como hipertensión arterial, diabetes o dislipemias.

      •Factores de riesgo primarios (según Schaefer): consumo de nicotina, dislipemias e hipertensión arterial.

      •Factores de riesgo secundarios: estrés, obesidad, sedentarismo, hiperuricemia (concentración de ácido úrico en sangre), etc.

      •Los factores de riesgo muy raramente pueden ser considerados de forma aislada, ya que no sólo se influyen entre ellos, sino que se potencian.

       Cantidad de factores de riesgo

      Los factores de riesgo que nos interesan son aquellos relacionados con los hábitos y con-ductas, ya que por sus características pueden ser relativamente controlados.

      Hipertensión arterial (HTA). Es el factor más conocido y de mayor significación. El riesgo de infarto se incrementa con el aumento de la tensión arterial. Por ello la hipertensión debe ser tratada y disminuida. Un individuo con una tensión arterial por encima de 160/95 mmHg tiene un riesgo tres veces mayor con respecto a un individuo cuya tensión no sobrepase los 120 mmHg. Además, la edad, un alto índice de masa corporal, la ingesta de sodio, el consumo de alcohol y la vida sedentaria son predictores de HTA.

      Diabetes mellitus. Desde hace más de 100 años se habla de «angiopatía diabética». HTA, DMNID (diabetes mellitus no insulinodependiente) y enfermedad cardiovascular son al parecer manifestaciones de una misma patología, con una causa común: la resistencia a la insulina.

      Dislipemias (trastornos metabólicos). Una relación colesterol total/HDL superior al numeral tres (CT: 240 mg/dl y HDL-C:80 mg/dl) y valores altos de la fracción VLDL y LDL se asocian a un mayor riesgo. Colesterol total es la suma de todos los tipos de colesterol. El LDL-C suele ser el factor principal en la cantidad total.

      Tabaquismo (abuso de nicotina). Se acepta hoy sin duda que personas que fuman o inhalan tabaco regularmente poseen una esperanza de vida menor. Los fumadores corren riesgo de ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, hipertensión, cáncer de pulmón y de la boca, osteoporosis y afecciones pulmonares crónicas. Aquí participan muchos factores: por un lado, el monóxido de carbono (CO) posee una mayor afinidad que el oxígeno (O2) y ocupa el lugar de éste en la hemoglobina, lo que reduce la capacidad de transporte de oxígeno de la sangre. Por otro lado, la nicotina provoca un aumento de la tensión arterial, por mecanismo doble: la nicotina en contacto con las arterias estimula procesos de vasoconstricción y a la vez incrementa la secreción de catecolaminas en sangre, lo que aumenta la necesidad de oxígeno y el consecuente aumento de la fuerza de contracción cardíaca.

      El monóxido de carbono (CO), además, daña gravemente las arterias, favoreciendo el proceso de aterogénesis (formación de placas de ateroma, las cuales al formarse bloquean de manera progresiva el flujo sanguíneo).

      Trastornos alimentarios. Pueden contribuir notablemente al desarrollo de la arteriosclerosis, ataques cardíacos, hipertensión, accidentes cerebrovasculares, así como cáncer de colón, de mama y de estómago. Es un problema propio de los países desarrollados, donde las dietas son ricas en productos ricos en hidratos de carbono simples, grasas de origen animal y sal, a la vez que pobres en frutas y verduras frescas, que no aportan los elementos básicos. La falta de calcio (Ca), particularmente en la alimentación de las adolescentes y las mujeres llegadas a la menopausia, entraña el riesgo de osteoporosis. Actualmente se consume 20 veces más azúcar y cinco veces más grasa que en el año 1800.

      Obesidad. Incremento en el porcentaje del tejido adiposo corporal, frecuentemente acompañado de aumento de peso, cuya magnitud y distribución condicionan la salud del individuo (Braguinsky J,1996). La obesidad también es considerada un factor de riesgo que incrementa la morbilidad y/o mortalidad, y está asociada a un incremento de hipertensión arterial, diabetes mellitus no insulinodependiente y quizás algunos cánceres y problemas articulares. Los riesgos aumentan en aquellas personas cuyo porcentaje de grasa corporal sobrepasa el 25% en los hombres y el 32% si son mujeres, así como en aquellas personas en las que la distribución corporal de la grasa es mayor en la región abdominal.

      Las relaciones entre cintura y cadera superiores a 0,8 y 0,9 para hombres y mujeres, respectivamente, han sido asociadas con un mayor riesgo, al igual que un aumento del perímetro del cuello. Desde 1988 se sabe que se vincula una mayor mortalidad (en especial relacionada con la cardiopatía isquémica) con las obesidades centrales o abdominales. El conjunto de manifestaciones clínicas y metabólicas de la obesidad visceral se superpone al llamado «síndrome metabólico» descrito por Reaven en 1988.

      Estrés. Con este nombre se entiende la reacción orgánica a una influencia externa o interna. Estrés es una reacción necesaria, vital. Si la reacción es inadecuada, hablamos de distrés, lo que supone un riesgo.

      Hoy en día y por «educación» está vedada la posibilidad de responder de forma enérgica o ataque a la reacción de alarma, que eleva el metabolismo en general y lo prepara para la acción. El estrés tiene una participación activa en la hipertensión arterial lábil, acentúa o genera hiperlipemia, induce o exagera el hábito al tabaquismo y al sedentarismo, es causa de obesidad de difícil corrección, produce inestabilidades humorales que aceleran o desestabilizan la diabetes, aumenta el nivel de ácidos grasos libres, la retención de sodio, la eliminación de potasio y la mayor aglutinación de plaquetas.

      Sedentarismo. Hasta hace 100 años el hombre gastaba en movimientos mas del 90% de la energía ingerida en forma de alimentos; hoy no alcanza el 1%. Pequeñas y estrechas viviendas limitan nuestros