C. H. SPURGEON
Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo. David trata de explicar que habían cavado un hoyo y ocultado su boca con una red cubriéndola con tierra, con el propósito explícito de que la pisara inadvertidamente y cayera en él.
DAVID KIMCHI [1157-1236]87
Vers. 8. Véngale el quebrantamiento sin que lo sepa, y la red que él escondió lo prenda; con quebrantamiento caiga en ella. [Sobre cada uno de ellos caiga de improviso la ruina, lo prenda la misma red que escondió, y en su fosa se hunda. RVR] [Que venga destrucción sobre él sin darse cuenta, y la red que él mismo tendió lo prenda, ¡que caiga en esa misma destrucción. LBLA] [Véngale la destrucción inesperada; préndalo la red que él mismo puso, y caiga en ella con quebranto. BTX] [Que la ruina los tome por sorpresa; que caigan en su propia trampa, en la fosa que ellos mismos cavaron. NVI] [Que los sorprenda un desastre inesperado, que los atrape la trampa que tendieron, que caigan en la fosa que cavaron. BLP] [Por eso, ¡que la ruina les llegue de repente! ¡Que queden atrapados en la trampa que me tendieron! Que se destruyan en la fosa que cavaron para mí. NTV]
Sobre cada uno de ellos caiga de improviso la ruina. Esta tremenda imprecación se cumple con frecuencia. Los juicios de Dios son a menudo repentinos y notables. Muerte penetra en la casa del perseguidor sin detenerse a llamar a la puerta. El rayo de juicio abandona de un salto su escondite, y deja de un solo golpe a los malos hechos pedazos para siempre.
Lo prenda la misma red que escondió, y en su fosa se hunda. Vemos aquí una lex talionis88 divina que obra a menudo de la manera más sorprendente. Los hombres tienden trampas, y sus propios dedos les quedan enganchados en ellas. Tiran piedras, y estas caen sobre sus cabezas. ¡Con cuánta frecuencia Satanás se pasa de listo y se chamusca los dedos en sus propios carbones!89 Esto será, sin duda, uno de las agravantes de infierno, los condenados se atormentarán a sí mismos con aquello que acostumbraban maquinar contra otros en sus mentes rebeldes. Maldicen, y son maldecidos;90 tiran coces, y dan contra el aguijón desgarrando sus propias carnes;91 lanzan diluvios de fuego, y son ellos los que se queman y consumen por dentro y por fuera.
C. H. SPURGEON
Sobre cada uno de ellos caiga de improviso la ruina. O también “una tempestad”,92 como las tormentas de arena que suelen producirse en Oriente causadas por el viento del Sur: repentinas, violentas, y absolutamente destructivas.
JOHN GILL [1697-1771]
“Exposition of the Old Testament”, 1748
Lo prenda la misma red que escondió, y en su fosa se hunda. El Señor preservó la vida de David, dándole cuerda Ahitófel para frustrar después su consejo.93 ¿Quién no se admira de que el poderoso Goliat fuera rematado con su propia espada,94 y que el orgulloso Naamán tuviera que sostener el estribo de Mardoqueo como heraldo de su honor y acabara colgado en la horca que había levantado para darle muerte?95 Los malvados se desploman derrotados por sus propias acciones; y todas las flechas que disparan contra el justo caen de nuevo sobre sus propias cabezas.96 Majencio97 construyó un falso puente con el propósito de ahogar a Constantino,98 pero fue él mismo quien pereció ahogado en él. Enrique III de Francia fue apuñalado en la misma estancia en la que colaboró a fraguar la cruel matanza de los, hugonotes, los protestantes franceses.99 Y su hermano Carlos IX,100 que se deleitaba en la sangre de los santos, tuvo que beber sangre hasta la saciedad, porque era un indigno. Es habitual que Dios haga caer a los perseguidores de su pueblo en las mismas trampas y fosas que se han cavado para atrapar a los santos, tal y como en este, nuestro país, tantas miles de personas han tenido ocasión de experimentar. Y a pesar de que a día de hoy, Roma y sus aliados son una verdadera máquina de colocar trampas y más trampas, y excavar fosas y más fosas para lograr atrapar a todos aquellos justos que antes prefieren quemar en una hoguera que inclinarse ante sus Baales; sorbeos creyentes vuestras lágrimas por un tiempo, tan solo llorad y esperad un poco; y veréis como el Señor les conduce a caer en sus mismas trampas y hundirse en las mismas fosas que han abierto y ahondado para atrapar a su pueblo.101
THOMAS BROOKS [1608-1680]
“The Crown and Glory of Christianity or Holiness, the Only Way to Happiness”, 1662
Lo prenda la misma red que escondió, y en su fosa se hunda. ¡Como te atreves, necio e insensato, a oponer tus propios propósitos a los designios del Altísimo! Quién planea el mal para otro, cae finalmente en su propia fosa; y aún el más astuto y ladino entre los que maquinan contra su prójimo, acaba atrapado en la red que había preparado para él. Pero la virtud sincera y libre de engaño, cual majestuosa palmera, se yergue con superior fortaleza y alza con mayor vigor cuanto más zarandeada y oprimida.
PIETRO METASTASIO [1698-1782]102
Vers. 9. Entonces mi alma se alegrará en Jehová; se regocijará en su salvación. [Entonces mi alma se alegrará en Jehová; se regocijará en su salvación. RVR] [Y mi alma se regocijará en el Señor; en su salvación se gozará. LBLA] [Mi alma se deleitará en YHVH, se regocijará en su salvación. BTX] [Así mi alma se alegrará en el y se deleitará en su salvación. NVI] [Y yo en el Señor me alegraré, por su salvación me llenaré de gozo. BLP] [Entonces me alegraré en el Señor; estaré feliz porque él me rescata. NTV]
Entonces mi alma se alegrará en el Señor.103 De tal modo rescatado, David atribuye todo el honor de su rescate al Juez de los justos; no dedica una sola mención de gloria a su propio valor ni a la fuerza de su brazo. Se olvida de sus adversarios para volverse hacia a su Dios, y encuentra en el Señor un solaz y gozo constante, una alegría que enardece y embriaga su espíritu.
Se regocijará en su salvación. Nuestro triunfo no está en la destrucción de otros, sino en la salvación que Dios nos otorga. La oración debe enunciar siempre alabanza, y por tanto, nos haría bien ser más expresivos en demostrar nuestro santo regocijo. No hacemos sino robarle a Dios, cuando ocultamos nuestros sentimientos de gratitud limitando la expresión de nuestras emociones.
C. H. SPURGEON
Entonces mi alma se alegrará en Jehová; se regocijará en su salvación. La mayoría de seres humanos atribuyen el haberse librado de importantes peligros a su buena suerte o fortuna favorable; otros a su propia destreza y habilidades; y pocos, muy pocos si es que alguno, dan a Dios toda la gloria de su liberación. David se compromete aquí afirmando que no olvidará el favor que Dios le había otorgado. “Mi alma –dice– se regocijará”, no en una liberación fortuita de la cual ignore su verdadero autor, sino “en su salvación”, en la liberación de la que Dios le había hecho objeto. Y a fin de reforzar su afirmación y recalcar la solemnidad de su promesa, asigna a sus huesos la función de proclamar la gloria divina: “Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, que libras al afligido del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que le despoja?” (35:10). No satisfecho de que sea únicamente su lengua quién ejerza ese cometido, involucra a todos los miembros de su cuerpo en la honrosa tarea rendir alabanzas a Dios. No hay duda que el estilo de lenguaje que utiliza es hiperbólico, pero es la mejor manera que encuentra de mostrar sin fingimientos, que su amor a Dios, era algo tan intenso,