¿Qué queremos atraer y con qué medios queremos hacerlo? ¿Tiene que ser creyente el arquitecto que realice la restauración? ¿Lo era Viollet-Le-Duc en 1845? ¿Lo eran Jean de Chelles y Pierre de Montreuil en 1250? ¿Lo era el primer arquitecto comisionado por Maurice de Sully en 1164? ¿Lo era Childeberto I en el 528, cuando se hizo la primera basílica de Saint-Etienne? Eso hoy no podemos saberlo y es irrelevante, porque lo importante no es lo que el artista sentía, ni siquiera lo que quiso decir con su obra, sino lo que la obra dice a quien la percibe, y que sea capaz de generar asombro mejor que indiferencia y mejor trascendente y permanente que banal y caduco. El buen arte, la buena arquitectura, no es la que produce sorpresa, sino la que genera asombro. La sorpresa es caduca. Es el resultado de una forma novedosa carente de fundamento relevante. El asombro es permanente y lo despiertan aquellas creaciones que nos transportan a un lugar distinto donde solo se llega a través de ellas. Necesita profundidad, conocimiento, pericia, sensibilidad y talento. Y está históricamente demostrado que no es necesario creer en Él para convertirse en su instrumento.
BIBLIOGRAFÍA
Casqueiro, F., Colmenares, S., Maruri, N., Miranda, A., y Pina, R. (2011). Arquitectura y transformación. 20th Century Heritage. http://oa.upm.es/12937/1/INVE_MEM_2011_108280.pdf
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Fusi, J. P. y Calvo Serraller, F. (2014). Historia del mundo y del Arte en Occidente. Barcelona: Galaxia Gutenberg.
Navascués, P. (2000). Tesoros de España. Madrid: ETS Arquitectura (UPM).
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Piedra, M.ª D. de la (1995). Restauración (del Diccionario Razonado de Arquitectura) Eugène Viollet le Duc. Cuaderno de notas (01 Issue 4), pp. 15-36.
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https://www.notredamedeparis.fr/spiritualite/
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1 Con el incendio de la catedral de León se produjo una situación similar a la de Norte Dame: la necesidad de no extinguir el incendio con agua. En este caso —y una vez controlado el incendio—, se optó porque este se fuera apagando de forma natural. De hecho, esta decisión salvó la catedral del derrumbe y de la ruina total ya que, de haber optado por el agua, la piedra volcánica con la que estaba hecho el edificio hubiera absorbido el agua, acrecentándose el peso y provocándose el derrumbe.
2 https://www.abc.es/cultura/arte/abci-inflamable-polemica-notre-dame-reconstruccion-identica-o-mas-moderna-201904280117_noticia.html
3 Entendemos, en este caso, por el término instalación el de ocupar con un nuevo uso lo existente, según la propuesta de uso de los términos visto en arquitectura y transformación (Casqueiro, Colmenares, Maruri, Miranda y Pina, 2011).
4 La construcción de templos cristianos está habitualmente vinculada a la ocupación de terrenos previamente utilizados por templos de otras épocas —e incluso de otras religiones— que bien ya habían desaparecido, habían sido derribados para dar paso a un edificio mejor o más acorde con las nuevas necesidades y circunstancias, o bien eran reflejo de la nueva religión establecida. Es el caso de la construcción de nuevas iglesias románicas sobre pequeñas iglesias prerrománicas que ya no daban servicio a la nueva afluencia de peregrinos generada por el culto a las reliquias (es el caso de la actual iglesia de Santiago de Compostela o de San Martín de Tours) o el derribo de mezquitas en las ciudades reconquistadas y, por tanto, recuperadas para el cristianismo (como el caso de la catedral de Toledo sobre la gran aljama de la ciudad o la catedral de Córdoba, que se levantó dentro de la mezquita cordobesa, creando un curioso y paradójico juego de fusión y competencia entre ambos).
5 En el caso de España, las circunstancias de ocupación islámica y reconquista por las que el país atravesó a lo largo de la Edad Media dieron lugar a la construcción de muchas de sus catedrales como símbolo del nuevo poder cristiano bajo el que se encontraba la ciudad. Señala Pedro Navascués (Navascués, 2000) el caso de las catedrales de Granada, Sevilla y Jaén, donde la mezquita —construida sobre una iglesia visigoda— fue sustituida en las tres ciudades por una catedral; o Toledo, aunque en este caso, la construcción del edifico gótico tardó casi dos siglos tras haberse recuperado la ciudad, aunque la mezquita fue convertida en iglesia prácticamente nada más reconquistarse la ciudad.
6 Autores como George Duby o Miguel Ángel Valdellou señalan que, junto con las aportaciones económicas de reyes, nobles, ayuntamientos, gremios y la propia iglesia, las limosnas provenientes en buena parte de una burguesía artesana y comercial fueron claves a la hora de financiar la construcción de las catedrales; pero dichas limosnas no solo provenían de una intención puramente altruista de contribuir a la construcción del nuevo símbolo cristiano de la ciudad con el que identificarse, ni tampoco de los diezmos, indulgencias o jubileos, sino que estas limosnas eran también una forma de expiación del pecado de la riqueza, aún mal vista en esta sociedad bajo medieval, de forma que, con ella, trataban de evitar una posible condena eterna.