Paul miró a las tres mujeres y tuvo que reprimir su deseo de soltar una carcajada. Nada de lo que Lia le había dicho se podía aplicar a él. No se aislaba. Trabajaba muchas horas para asegurarse que sus clientes estuvieran satisfechos. En cuanto a lo de empezar un viaje… no pensaba ir a ninguna parte.
Lia dio la vuelta a la siguiente carta.
–Esta es la base de la situación.
–Pues no parece una escena muy alegre –comentó Dallas.
Paul observó la carta y frunció el ceño. Dos personas andando con dificultad a través de la nieve, con las espaldas encorvadas. Parecían perdidos y con mucho sufrimiento. Sobre ellos, había una reluciente iglesia con cinco círculos dorados.
–Muchos interpretan el cinco de oros como una mala situación económica –explicó Lia–, pero, a menudo, he leído que se puede interpretar como alguien que no ve una mano que le ayuda o que es incapaz de aceptar la ayuda que se le ofrece.
Como había esperado, nada de aquello tenía sentido. Paul trató de contener su impaciencia. Él no necesitaba ayuda de nadie. Con la excepción de la aparición de Lia en sus vidas, en la órbita de Paul todo iba a las mil maravillas.
–¿Qué hay en el pasado de Paul? –preguntó Poppy mientras señalaba la carta que quedaba a la izquierda.
Lia le dio la vuelta.
–Tres de bastos. Indica a alguien que ha conseguido muchas cosas y que está satisfecho con lo que ha hecho. Creo que eso resume tu pasado perfectamente –comentó ella mirando a Paul–. Te has pasado mucho tiempo trabajando en tu empresa y ahora puede mirar con esperanza al futuro. La carta que hay encima indica el resultado posible –añadió. Dio la vuelta a la carta.
–Vaya, que triste… –susurró Dallas.
La carta mostraba a un hombre de pie y con una venda sobre los ojos atado delante de un semicírculo de espadas. La tristeza de la imagen le hizo alegrarse a Paul de que no fuera un resultado definitivo. Rápidamente, rechazó aquel pensamiento. Aquello no era nada más que una tontería. No significaba nada.
–Es un posible resultado –observó Lia.
–Pues no parece que Paul esté destinado a un final feliz –comentó Poppy mordiéndose el labio.
–La clave de esta carta es la venda que cubre los ojos –dijo Lia–. Simboliza confusión y aislamiento. Pero fijaos que, a pesar de que tiene los brazos atados, las piernas están libres. Podría escapar de esa situación de peligro en cualquier instante, pero ha decidido quedarse donde está. Esta siguiente carta es el futuro cercano. Muestra una situación a la que tendrás que enfrentarte pronto, pero no con la misma certeza que el resultado posible. Sin embargo, puede tener una influencia en el resultado de las cosas.
Cuando dio la vuelta la carta, Paul sintió que se le paraba el corazón al verla. Dos personas desnudas con el sol brillando y un ángel flotando a su alrededor.
Poppy lanzó un grito de felicidad.
–Los Amantes.
–Paul, ¿qué es lo que nos estás ocultando? –dijo Dallas.
Paul sintió un fuerte calor. No podía ser posible. Lia debía de haber hecho algún truco con las cartas. No había otra explicación posible para la aparición de aquella carta en aquella posición después de lo que había estado a punto de ocurrir entre ellos.
–Parece que voy a tener suerte –comentó, recurriendo al humor para ocultar su incomodidad.
–Me alegro por ti –comentó Poppy diciéndolo como si él hubiera estado descuidando su vida sexual.
–Tal vez conozcas a alguien en la boda de Ryan –afirmó Dallas.
Paul iba a ser el padrino en la boda de su mejor amigo.
–No lo creo, dado que conozco a todos los que van a asistir –respondió. Sin embargo, mientras hablaba, no puedo evitar mirar a Lia.
–Los Amantes no siempre significa lo evidente –explicó–. En algunos casos, puede ser una elección entre dos cosas que le gusten.
–¿Tienes dos cosas que te gusten, Paul? –le preguntó Dallas.
–Lo único que le gusta es trabajar –apostilló Poppy.
Paul les dedicó a ambas una mirada de desaprobación antes de mirar a Lia. Desde que había empezado a leerle las cartas, ella había evitado mirarle a los ojos. Sin embargo, en cuanto apareció la carta de los Amantes, ella se había sonrojado ligeramente.
–La carta de la parte inferior indica el yo –dijo Lia–. La actitud con la que tú estás contribuyendo a la situación… –Dio la vuelta a la carta y apareció un rey sentado en un trono con una espada–. El rey representa la autoridad, el poder y el juicio. Le gusta regir el mundo con su inteligencia y poderosa personalidad.
–Eres tú, Paul –dijo Dallas.
–Totalmente –repitió su hermana.
–La siguiente carta es tu ambiente –anunció Lia mientras daba la vuelta a la carta. El Dos de Copas.
–Esa me salió a mí también –comentó Dallas–. Dijiste que representaba el romance. Mira, pues está al lado de los Amantes. Parece que a Paul le espera el amor…
–¿Cómo dices? –le espetó Paul sin ocultar lo descontento que estaba–. ¿Ahora eres una experta?
Dallas sonrió descaradamente.
–También podría significar que está dividido entre dos cosas que son muy importantes para él –dijo Lia–. Tal vez necesita equilibrar su tiempo mejor entre la familia y su ansia por perseguir a los delincuentes.
Aquella interpretación sonaba muy razonable, aunque toda aquella charla entre amor y sexo le estaba poniendo muy nervioso.
–¿Y las últimas dos cartas? –preguntó, ansioso por terminar.
–Esta indica tus esperanzas y temores –le explicó Lia–. Y esta es tu resultado final.
–¿Y qué es lo que dicen? –preguntó con ansia Poppy.
Lia dio la vuelta a la primera. Desde el punto de vista de Paul, la imagen parecía ser la de un hombre bailando encima de un tronco, pero se dio cuenta de que estaba mirando la carta al revés. El hombre estaba en realidad colgado por los pies.
–Pues eso no tiene buena pinta –comentó.
–No es tan malo como parece –replicó Lia–. El Colgado simboliza la paz y la comprensión. Sin embargo, cree que el único modo de mantener este estado es retirándose de la sociedad. Se parece mucho a el Ermitaño. Está sereno porque lleva años encerrando sus sentimientos.
–¿Y la última? –preguntó Paul.
Lia le dio la vuelta a la cara para revelar una única copa, que parecía estar en equilibrio sobre una palma y suspendida encima del mar.
–El As de Copas indica un tiempo de felicidad y amor. El don de la alegría.
–En resumen –empezó Dallas–, si yo me he enterado bien, Paul ha estado solo demasiado tiempo y va a empezar una nueva relación, pero va a luchar contra sus sentimientos porque lleva mucho tiempo encerrando sus sentimientos y les tiene miedo, pero al final todo va a salir bien y será muy feliz.
Mientras Dallas resumía la lectura y Poppy asentía, Lia estudiaba las cartas.