Dio Claudio Beissonat[18]. Viene a ser algo así como un escultor fantasma, ya que es una figura de la que prácticamente no se tiene constancia documental, pero de la que se han conservado varias piezas firmadas y fechadas, donde se menciona además el detalle de que están ejecutadas en la ciudad de Nápoles. Se viene considerando una posible estancia española antes de su llegada a Nápoles, al igual que también se le ha supuesto que podría proceder del Franco Condado (Fig. 7).
Fig. 7. Dio Claudio Beissonat. Atribuido. mozo cargando con casco. Siglo XVII. Subastado en Sotheby's el 2 de julio de 2013.
Entre las piezas conservadas, hay que mencionar el crucificado del convento de la Encarnación de Madrid, con la inscripción “CLAVDIO BEISSONAT FE. NAPLI”, y que queda reseñado en 1696, en el inventario de doña María de Austria, así: “Una hechura de marfil grande de Christo Crucificado en la Agonía con el rótulo de marfil, cruz de evano y la peana de evano, muy grande con dos jarras de lo mismo a los lados y en medio, en el huevo un sepulcro de Nuestro Señor de talla de Nápoles, con las Insignias de la Pasión y una vidriera cristalina del mismo tamaño que se cubre por delante con una puerta suelta con 6 columnas y torneada portada, todo de evano y es legado de su Mgd (que está en gloria) hiço al convento de la Encarnación”.
Otro ejemplar conservado es el del Palacio del Pardo, descrito en uno de los inventarios del Palacio de Carlos III de la siguiente manera: “Tasacion del Rl Sitio del Pardo. Una nuestra Señora de la Concepción de marfil de tres pies menos cuarto, con cinto Ángele y varias cabezas de serafines dentro de una urna de madera con sus tres cristales. 6000.”Firmado por “CLA BEISSONAT”.
1.1.4.1.El foco de El Escorial
Antonio y Francisco Spano. Los grandes talleres de El Escorial acogieron en su seno a una gran cantidad de artistas, entre ellos varios maestros especializados en el arte de la eboraria, tal es el caso de Antonio y Francisco Spano, de los que se conocen varias obras. Antonio Spano era natural de Tropea en Calabria, y ejerció su oficio en Nápoles. Llego a la corte de Felipe II gracias a que su suegro, pintor, fue llamado por el monarca en 1595. Su hijo heredará el puesto paterno.
Laboralmente se le menciona como “cosmógrafo y escultor de historias de marfil”. Especialmente hábil en el grabado al buril o a punta de aguja. Entre sus piezas destacan un rosario de cuentas de marfil, un bastón pastoral, y la placa de la Adoración de los Reyes magos, realizada entre 1593 y 1613, conservada en una colección particular de Ginebra, que toma como fuente literal un grabado de Marcos del Pino, datado en 1556.
1.1.5.Las producciones centroeuropeas en España
1.1.5.1.La escuela flamenca
La situación con Flandes presenta una naturaleza de similares características a la mantenida con Italia, y los dominios allí conservados.
El arte de la eboraria fue particularmente trabajado en el área flamenca, muy propio para los gustos preciositas que allí imperaban. Se conservan bastantes piezas, pero pocas documentadas realmente.
Jerónimo Duquesnoy (1602-1654). Hermano de Francisco Duquesnoy[19], residió en España, donde se conservan varias piezas suyas. Aquí fue llamado por Felipe IV en 1622, alargando su estancia hasta 1643, fecha en la que se traslada a Bruselas, previo paso por Francia, y donde fallece. En Bruselas se conservan varias piezas suyas. Se ha sugerido que pudo haber estado en Andalucía.
Lucas Faud´Herbe. Escultor natural de Malinas, con una amplia tradición escultórica, está considerado uno de los mejores representantes de la escultura flamenca. Fue discípulo de Rubens y artista polifacético. Una de sus obras más importantes es La Bacanal, en el Museo del Prado, siendo testimonio de la influencia de Rubens en artistas del marfil. En el resto de sus obras es más patente la huella de Jerónimo Duquesnoy o Quellinus el Viejo.
Con respecto al a La Bacanal, el Museo del Prado nos lo presenta de la siguiente manera: “Fayd’Herbe, Lucas (Malinas, 1617-1697). Escultor y arquitecto holandés. Hijo de Henri Fayd’Herbe. Trabaja largo tiempo bajo la tutela de Pedro Pablo Rubens, con quien perfecciona el dibujo. De esta primera época podemos citar una fuente basada en un proyecto de Rubens y un San José y el Niño, esculpido en marfil, que se conserva en Bruselas. Podemos encontrar obras suyas en numerosas iglesias, sobre todo en Malinas. En esta localidad edifica de 1663 a 1681 la iglesia de Nuestra Señora de Hanswyck, adornando su cúpula con enormes figuras en altorrelieve de la Natividad y del Camino al Calvario. Realiza para la iglesia de San Juan Bautista de Béguinage un alto relieve del Padre Eterno en mármol blanco y negro, así como el altar mayor y un monumento consagrado al arzobispo André Creusen en Saint Rombaut. Su obra contribuye a definir la escultura barroca flamenca. El marfil propiedad del Prado —el cual lo fue antes de Rubens— es un alto relieve que muestra al dios Pan, hijo de Júpiter y de la ninfa Calisto, tocando la flauta entre un grupo de niños con fondo de paisaje. Existe un boceto en barro (Musée du Cinquantenaire, Bruselas) casi idéntico. La composición tiene grandes concomitancias con La fiesta de Venus, de Rubens (Kunsthistorisches Museum, Viena), que a su vez se relaciona con La ofrenda a Venus, de Tiziano (Prado)”[20].
1.1.5.2.La escuela alemana
No son abundantes las obras de la escuela alemana (Fig. 8, 8.1 y 8.2.) (Fig. 9) en España. Estas presentan un acusado estilo expresionista, gustando del movimiento, las posturas rebuscadas y las figuras grotescas.
Fig. 8., 8.1. y 8.2. Martirio de San Bartolome. Alemania o Francia XVII. Rematado en la casa de subastas Balclis por 19.000 €.
Christoph Daniel Schenck[21]. Natural de Constanza, trabajó indistintamente la madera y el marfil. Presenta un estilo uniforme, en el que destacan las figuras envueltas con pliegues afilados en espiral. Su obra suele estar firmada con las iniciales de su nombre o la abreviatura “C.D. Schenck”.
Fig. 9. Jakob Auer. Apollo und Daphne, c. 1688.90. Kunsthistorisches Museum, Vienna.
En España, en la Colección Terello, se conserva un Buen Pastor suyo, realizado en 1677.
1.2.EL SIGLO XVIII
El siglo XVIII traerá consigo una revalorización del arte de la eboraria, que encontrará en el clasicismo un poderoso aliado, ya que las texturas y el propio color del material se prestarán como soporte de las producciones de corte clásico.
Es un siglo del que tenemos bastantes nombres con obra documentada o firmada. Se denota, igualmente, un mayor número de maestros españoles.
Los Capuz. De Génova a Valencia. De ambos escultores, Raimundo y Francisco, se tiene constancia de que trabajaron el arte de la eboraria, realizando figuras en marfil, aunque actualmente no se ha conservado ninguna. De Francisco se afirma que trabajaba el marfil, y de la Raimundo se especifica que hacia pequeñas figuras “de a quarta” y que comercializaba concienzudamente como italianas, para colocarlas en el mercado a un mejor precio.
El Taller del Buen Retiro. Andrea Pozzi. La Casita del Príncipe del El Escorial, ordenada por Carlos III a Juan de Villanueva, supone uno de los máximos exponentes del Neoclasicismo internacional. Las partes se diluyen en el todo clásico, presentado un diseño de conjunto uniforme, tanto a nivel arquitectónico, como decorativo[22]. Aquí, lámparas, bronces, muebles, porcelanas y marfiles están diseñados en función de los preceptos estéticos del Neoclasicismo.
Una de las salas de la Casita, denomina como Salade los marfiles, presenta una serie de placas y esculturas realizadas en marfil, todas de corte clásico, y que suponen