Artistas del Franco Condado en Andalucía. Se trata de unas de las etapas más interesantes del arte de la eboraria española, a la par que complicada, ya que, si bien trabajan en Andalucía, sus estilos son los propios de sus patrias de nacimiento. Fueron dados a conocer por Barrio Moya y Estella Marcos, quienes publicaron una serie de testimonios documentales[13] (cuatro cartas de poder y dos de pago y finiquito, de fechas comprendidas entre 1664-1666), que ponían en evidencia la labor de estos maestros naturales del Franco Condado en Andalucía. Es importante tener en cuenta que el Franco Condado, perteneció a la Corona española hasta 1678, desde el período del emperador Carlos V, que los había recibido gracias a su herencia paterna. Es zona de influencias artísticas diversas por su situación geográfica cercana a Flandes, a la zona renana y a Francia, y con la salida natural hacia el Norte de Italia.
Dentro del Franco Condado, destaca el área de San Claudio, donde afloró el arte de la eboraria, y cuyos maestros fueron importantes miembro de la Academia de San Lucas de Francia. En la documentación se mencionan a Claude-Nicolás David y Pedro Disses. En el primer documento, Claudio David da poder a Juan Girot, a 30 de mayo de 1664. Claudio David había recibido un pleito por parte de la Chancillería de Granda, acusado de contrabando de marfil y otros materiales exóticos, y finalmente fue condenado. El mismo Claudio David, el mismo año, el 29 de julio, otorga un poder a Pedro Disses para que en su nombre pueda reclamar todo el marfil “labrado y por labrar”.
1.1.3.3.El Maestro de la sigla JAG
Se trata de un maestro que presenta gran factura en sus piezas, cuyas verdadera identidad no ha podido ser desvelada todavía, y que nos ha dejado varias piezas firmadas y fechadas entre 1607 y 1630, presentando un conjunto uniforme y homogéneo estilísticamente hablando. Sus piezas se relacionan con las de Giovanus Antonius Gualterius, ya que presentan una misma conciencia artística. Se piensa que el desconocido maestro de JAG, podría ser una artista español del área castellana[14].
Un grupo de Cristos formalmente semejantes y datados por los mismos años. Se trata de un conjunto de piezas que fueron expuestas en Cuenca en 1966, en paralelo al Congreso Eucarístico que allí se celebró, y presentan una naturaleza estilística homogénea. Entre las piezas exhibidas, se encontraba una procedente de la localidad de Culebras (Cuenca), y está datada en 1624; y otra, de las colecciones catedralicias. Igualmente, en el Museo Diocesano de Tarragona se custodia otro ejemplar datado en el año 1629. Las características de todos ellos[15]:
•De cabeza erguida, mirando al cielo e inclinada a la derecha en difícil escorzo.
•Su frente aparece surcada de arrugas.
•La nariz no es fina.
•No lleva perilla. La barba es poco espesa y corta, terminada en dos puntas que se retuercen hacia afuera.
•El tratamiento del pelo es específico:
—Separado de la cara por la postura de la cabeza, cae sobre los hombros en un solo bucle a un lado y abriéndose en mechones en forma de V invertida al otro.
—Su factura es minuciosa, sin abocetar.
•El cuello en tensión resalta los huesos de la clavícula.
•El torso es ancho, fuerte y largo. Aparece en ligero escorzo, que acentúa con el quiebro de la cintura y la rotura de la verticalidad de la línea central del vientre.
•La musculatura no está bien concebida anatómicamente, se señalan menos los pectorales o la del abdomen que la que recubre las costillas, produciendo en efecto de cuerpo arrugado y viejo.
•En casi todos los ejemplares, los brazos se presentan en posición horizontal, rígidos.
•Las piernas son esbeltas y largas, acentuando este efecto la cadera descubierta al lado izquierdo.
•La musculatura de rodillas y muslos acusa la tensión a la que están sometidos.
•Pies sujetos por un solo clavo, se cruzan montando el izquierdo sobre el derecho.
•Pureza. Lo más característico de estos Cristos en su insólito paño de pureza, igual en los cuatro ejemplares.
—Subiendo desde la cadera a la derecha forma un semicírculo sobre el vientre con pliegues suaves.
—Se sujeta a la izquierda por una soga que envuelve el muslo y recoge el extremo del paño que viene de la espalda en una moña, dejando caer sus extremos verticalmente, casi detrás de la cadera en pliegues de línea ondulante que terminan en recto.
—En los cuatro ejemplares, el paño está rematado por una greca de ondulación menuda perforada.
1.1.4.Las producciones italianas en España[16]
Durante toda la época moderna, las relaciones con Italia, fueron constantes, ya que la Corona española se suministró continuamente de artistas y obra de procedencia italiana. Debemos tener en cuenta también todas las posesiones italianas que España, la Corona de Aragón, seguía manteniendo en este tiempo en territorio italiano. Desde el punto de vista del arte de la eboraria, ello conllevo que las producciones italianas fueran las mejores representadas en España, conservándose un gran número de ejemplares.
Discernir si nos encontrábamos ante una pieza netamente italiana o de una española a la manera de Italia, es algo prácticamente imposible de llevar a cabo, más si cabe, si tenemos en cuenta que ambos centros utilizaban materia prima de la misma procedencia. Dentro de nuestra materia es habitual encontrar denominaciones tales como Cristo de marfil de arte italiano, lo que viene a decir que puede estar realizado en cualquier sitio, presuponiéndole una calidad expresa al contener la etiqueta. (Fig. 6).
Fig. 6. Cristo yacente. Italia. Fines del XVII. Madrid. MNAD.
Giovanus Antonio Gualterius[17]. Bertolotti suministró las primeras informaciones sobre Giovanus Antonius Gualterius, artista procedente de Gaeta, junto a Nápoles, así como sobre sus fructíferas aportaciones a la escultura en marfil, y el desarrollo de estas en Roma en el año 1595. Scherer relacionó con el autor un Cristo datado en 1599 y conservado en la Grünes Gewolbe de Dresde. Anatómicamente, estas piezas se relacionan con el dibujo que Miguel Ángel realizó para Vitoria Colonna. Relacionado con el ejemplar de Dresde, en la colección del Duque de Rivas se conserva un interesante Crucificado, datado en 1599, y firmado I.A.G.F.
El denominado crucificado de Isabel Clara, en el Monasterio de El Escorial, se relaciona con las producciones de Gualterius. Este fue donado por Felipe II a su hija, la infanta Isabel Clara Eugenia, procedente de los bienes que su padre había recibido de Pío V.
Francisco Terillus. Escultor natural de Venecia, fue discípulo de Alessandro Vittoria. Este polifacético maestro estaba versado en el arte de la talla en madera, el bronce y el marfil, documentándose su producción entre los años 1596 y 1635. Diversos museos conservan obra firmada suya. Así, el Museo de Viena custodia un san Juan y una Dolorosa con las siglas