Por alguna razón la tradición nos ha hecho creer que nosotros somos los que siempre tenemos que buscar a Dios, ya que Él es evasivo y difícil de encontrar. Pero la Biblia nos dice lo contrario y nos presenta a un Dios que no se cansa de buscarnos.
Dios buscó a Adán en el Edén, salió al encuentro de Gedeón, de Moisés, de Elías y muchos más. Así mismo, Dios te busca a ti, y lo único que tienes que hacer es estar atento y responder cuando Él golpea a tu puerta; tener el corazón abierto para dejarlo entrar.
Día tras día va pasando y Dios sigue mirando, mirando, mirando… ¿no hay nadie que quiera invocar su bendición? ¿Sobre quién puede derramar su gracia? ¿Hay alguno que esté interesado? ¿Hay alguien que desee abrir la puerta de su corazón para que Él entre en toda su plenitud y la gracia maravillosa inunde una nueva vida?
En este día, El Señor te invita a estar atento a su venida. Él quiere entrar en tu casa para que puedas disfrutar de las bendiciones eternas y se puedan cumplir los anhelos más profundos de tu corazón.
Él está llegando a tu vecindario y recorre lugar por lugar trayendo el gozo de la salvación.
¿Estás listo/a para recibirlo?
A propósito: ¿Escuchaste que alguien está tocando a tu puerta?
Oración:
Señor Jesús, hoy quiero estar atento/a a tu llamado. Sé que tus ojos buscan por aquellos que te anhelan y deseas compartir tu tiempo con cada uno. Tú estás a la puerta y no quiero hacerte esperar. No solo abro mi puerta, también abro mi corazón para que tú entres en él, lo examines y mires si hay en mí un camino equivocado y me guíes en el camino eterno. Amén.
Marzo 2
Fueron oídas tus palabras
“……no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras……” (Daniel 10:12)
¿En cuántas ocasiones has orado y parece que Dios no te escucha? ¿Has experimentado el vacío del silencio del Señor y piensas que tus oraciones no han llegado hasta el trono de gloria?
Si te has sentido así, no eres la única persona que lo ha experimentado.
Todos pasamos por momentos de una terrible sensación en los que creemos que nuestras oraciones no tienen respuesta y nos culpamos por nuestra falta de fe, o nuestra falta de consagración en las cosas del Señor, o pensamos que nuestras necesidades no son tan importantes como para que Dios les ponga atención.
Pero no es así. Dios escucha las oraciones de sus hijos.
Como un padre amoroso Él siempre tiene atento su oído al clamor de quienes se acercan a Él con sincero corazón. Y como Él conoce todo de nosotros, Él sabe muy bien cuál es la respuesta adecuada.
En ocasiones el silencio es la mejor respuesta. En otros momentos verás cómo de una forma inmediata viene lo que estabas esperando, y te llenas de regocijo, y en otras debes guardar paciencia ante la negativa del Señor, pues es indudable que tiene un propósito mayor para ti en cada situación.
Al empezar este nuevo día puedes tener la seguridad de tu conexión divina.
Él escucha y te invita a confiar en sus respuestas. Llegará para ti el tiempo en que entenderás más claramente por qué has tenido que pasar por las situaciones que has pasado, por qué se te detuvo cuando lo que querías era seguir adelante, por qué conociste personas que no sabías que iban a influir tanto en ti pero eran mensajeros enviados del Señor con palabras de aliento y de consuelo, y también sabrás por qué a veces la respuesta a tus peticiones no fue la que esperabas, porque había mejores cosas que Dios estaba preparando para ti y aún no las podías ver.
Y entonces todo cobrará sentido, las situaciones se te aclararán, tu visión se ampliará y podrás avanzar, y podrás responder a los propósitos eternos.
Sí, Él habita en las alturas, en el trono de gloria desde donde gobierna, pero también habita en el corazón de quienes le buscan con sinceridad y confianza.
No dudes. En este mismo instante, Dios está haciendo algo para ti y pronto lo sabrás.
Tus palabras han sido oídas. No temas, no desmayes, Él te levantará con la diestra de Su justicia y nuevas fuerzas llegarán a tu vida.
Oración:
Sé que tengo una esperanza sólida cuando creo en ti Señor Jesucristo. Sé que si diste tu vida por mí, ¿Cómo no escucharás también mis oraciones, mis suplicas, mis ruegos? Hoy tengo esta certeza. Tú no solo me escuchas, sino también intercedes por mí ante el trono de la gracia. Qué maravillosa bendición que tengo al saber que mis oraciones son escuchadas, han subido hasta los cielos y han sido colocadas en las mejores manos. Gracias Señor Jesús. Amén.
Marzo 3
Derrotando a los gigantes
“tú vienes a mí con espada, lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, El Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado” (1 Samuel 17:45)
La victoria de los hijos de Dios dependerá siempre de la fuerza de quien los envía.
A medida que el mundo avanza, se presentan nuevos desafíos difíciles de enfrentar. Situaciones tan complejas que se asemejan a los gigantes imposibles de vencer.
Sin embargo, Dios está levantando hombres y mujeres valientes con corazón de guerreros que enfrentan las batallas con las armas de Dios y siempre salen vencedores.
David venció a Goliat de la manera en que ningún ser humano sobre la tierra lo hubiera pensado.
Tan solo este valeroso jovencito que no resistió que el nombre del Señor fuera blasfemado y que se levantó con furor sobre el enemigo que amedrentaba al pueblo de Israel, logró lo que muchos otros hombres de guerra no habían alcanzado.
Mientras todos se escondían por miedo al Gigante, David acabó para siempre con ese enemigo y engrandeció el nombre de su Señor.
¿Eres tú uno de estos miembros de las nuevas generaciones victoriosas? ¿Estás listo para enfrentar esos gigantes y vencerlos en su propio terreno pero con las armas de Dios?
En este día, El Señor quiere llevarte a un terreno de victoria en donde puedas levantar el nombre de Dios en alto, y al derribar esos gigantes proclamarle al mundo que hay un Dios poderoso que vence en todas las batallas.
Lo importante no es lo que dice el enemigo. Goliat vociferaba todo tipo de maldiciones, pero David había entendido la grandeza de su Dios.
Si en este día tienes que enfrentar a uno de estos gigantes, mira primero hacia los cielos. Reconoce la grandeza de Aquel que ha creado todas las cosas. Observa la majestad sublime del que puso cada estrella y cada astro, cada planeta del universo. Imagina los poderosos ejércitos que acompañan tu caminar de cada día y entonces mira a ese gigante y dile con voz que retumba: ¿Quién es este intruso en mi vida que se atreve a desafiar a un hijo de Dios? y ve con seguridad, porque Dios ya te ha otorgado la victoria.
Oración:
Este es un día de victoria para mí. Señor, tú peleas por mí y siempre sales victorioso. Por eso mi oración en este día es para que me ayudes a descansar en Tu poder, en Tu majestad, en Tu autoridad. Quiero vivir con la seguridad que tú me das al ir delante de mí en cada batalla que tengo que enfrentar. Soy un/a guerrero/a de tu poderoso ejército. Tú eres el comandante en jefe. La victoria está asegurada en ti. Amén.
Marzo 4
Un amor sin igual
“porque de tal manera amó Dios al mundo………………” (Juan 3:16)
La