Una semilla para cada día. John Harold Caicedo. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: John Harold Caicedo
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9781953540300
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estás solo/a, Dios está contigo todos los días hasta el fin.

      Oración:

      La seguridad de tu presencia me reconforta todos los días de mi vida. Hoy elevo mi mirada al cielo dándole la gloria a mi Dios por darme el regalo maravilloso de su compañía. Aunque el mundo entero me abandone, no hay manera alguna que El Señor lo haga porque Él lo ha prometido. Camino con seguridad porque tú me has repetido una y otra vez que no tema, que no estoy a la deriva en medio de este mundo, por el contrario, la verdad más grande de mi vida es que tú estás conmigo. Amén.

      Mirando hacia el futuro

      “¿hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel?”

      (1 Samuel 16:1)

      Ante la desobediencia del rey Saúl, la orden del Señor para Samuel fue: ponte de pie ahora porque vamos a buscar lo nuevo, lo presente y lo que es mejor para el futuro.

      ¿Por qué sigues aferrado al pasado? ¿Por qué siempre miras hacia atrás, en lugar de mirar hacia adelante a las cosas que Dios está haciendo nuevas? ¿Hasta cuándo seguirás atado a la unción que ya pasó? ¿Hasta cuándo seguirás amarrado a lo que ya no edifica, ni construye, ni bendice?

      Disfrutamos las cosas del pasado y dimos gracias a Dios por ellas, pero ahora hay algo nuevo para nosotros.

      Hay quienes aún se siguen lamentando por aquel negocio que no hicieron, o por aquella palabra que no dijeron, o por aquella decisión que no tomaron, y aunque ya ha pasado el tiempo y deberían estar viviendo el presente con toda la intensidad, aún siguen refugiados en el pasado.

      Vidas que no se superan y así como siguen viviendo en el pasado, no solo siguen sufriendo por las mismas cosas de ayer, sino que también afectan a quienes tienen al lado.

      La vida es una sola y no se detiene jamás. Lo de ayer ha marcado nuestra vida, pero ahora hay cosas por vivir, un presente para disfrutarlo al máximo, algo nuevo y fresco de Dios que se levanta para nosotros cada mañana.

      A lo mejor en tu vida solo ha habido desprecio. A lo mejor no te han tenido en cuenta y simplemente te tratan sin consideración o no te han valorado en lo que tú sabes y hay un potencial que aún está por ser mostrado en este mundo.

      Pero Dios tiene propósitos para ti. Y el que era despreciado va a recibir el aceite nuevo que se está preparando, y el que no era nada para el mundo se convierte en el ungido de Dios que ha sido llamado para cambiar a su familia, o a su comunidad, o a su ciudad, o a su estado, o a la nación entera.

      Lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios y lo que no es, para deshacer lo que es. (1 Corintios 1: 28)

      No te desalientes. No te desanimes. A lo mejor en este momento de tu vida no sabes ni qué será de ti el día de mañana, pero mira hacia adelante, ya no mires atrás, hay todo un mundo de bendición y de unción que va a ser derramado sobre ti y serás conocido en el reino de los cielos, y el favor de Dios estará contigo.

      Oración:

      Amado Dios, sé que me renuevas a través de Cristo Jesús. Si estoy en Cristo soy nuevo y tus misericordias me alcanzan cada mañana. El bien y la misericordia me siguen y soy parte de la ciudadanía del pueblo escogido, estoy bajo tus pactos, me pertenecen tus promesas y tengo esperanza y Dios en este mundo. Por lo tanto, hoy solo puedo reconocer la obra de tus manos, sabiendo que aunque mi pasado no haya sido el mejor, mi presente y mi futuro contigo son de plenitud y de armonía en tu presencia. Amén.

      Dios te está buscando

      “Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora e informaos; buscad en sus plazas a ver si halláis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré” (Jeremías 5:1)

      Dios siempre que va a hacer algo en la tierra, busca un hombre o una mujer. Dios no busca un ángel o un ejército celestial para llevar a cabo esa labor que Él desea realizar. Él busca un hombre o una mujer pero que sean diferentes, que sepan escuchar su voz y que obedezcan a su Palabra.

      Pero ¿Dónde están los hombres y mujeres que se despertarán para aferrarse a Dios? ¿Dónde están aquellos que dicen: he puesto mi confianza en Dios y así el mundo entero se ponga en mi contra yo voy a seguir a mi Señor y haré lo que Él me diga?

      Y El Señor ni siquiera está buscando multitudes, Él busca uno solo, uno que haga justicia, uno que haga el bien desinteresadamente, uno que ame al Señor por encima de todas las cosas, uno que no se detenga porque hay obstáculos en el camino, sino que sabe que con Dios cualquier obstáculo ya está vencido.

      Una y otra vez El Señor repite lo mismo. Por causa de los justos yo traigo perdón, por causa de los justos yo traigo misericordia, por causa de los justos yo traigo restauración, pero ¿dónde están?, ¿adónde se han ido?, encuéntrenme uno, uno solo para que por amor a él, se despliegue toda mi compasión y mi amor por la humanidad.

      Examínate en este día y mira qué es lo que se opone a que tú seas ese hombre o esa mujer de Dios y ponlo en el altar del Señor, porque tú puedes ser ese que Dios anda buscando.

      Él conoce lo genuino y lo aparta de lo falso.

      No hay garantías de buena vida, ni de placeres sin fin. No hay garantías de una vida sin obstáculos.

      Pero eso sí, la historia dirá que cuando Dios estaba buscando a un hombre o una mujer y sus enviados recorrían todos los lugares, de repente todo se detuvo. Un ángel le dijo a otro: paren ya. No sigan buscando, lo hemos hallado. Aquí está, nadie lo había visto pero nosotros lo hemos descubierto.

      Es un valiente, no se asusta con el primer obstáculo. Es decidido, tiene amor por los demás, es un intercesor, se para en la brecha no para acusar a los demás, sino para levantarlos en oración delante de Dios.

      Aquí está, lo hemos encontrado. Díganle al Señor que envíe su misericordia, díganle al Señor que envíe su perdón, porque aquí hay un justo que ha podido cambiar el curso de la destrucción que venía.

      ¿Eres tú esa persona?

      Oración:

      Dios de los cielos, sé que tus ojos recorren toda la tierra para mostrar tu favor para quienes tienen un corazón perfecto para ti. Hoy quiero ser esa persona. Quiero ser quien tú andas buscando. Sé que solo puedo hacerlo con tus fuerzas, bajo tu amparo y tu fortaleza. Sé que tú puedes facultarme para hacer de este día un día de excelencia en tu servicio, dando lo mejor de mí para hacer de este mundo algo mejor. Oro confiando en tu poder y en el gran amor que siempre me has dado. Amén.

      Una nueva oportunidad

      “Este es el día que hizo El Señor; nos gozaremos y alegraremos en él” (Salmo 118:24)

      Imagínate por un momento a un hombre que está moribundo. No hay más remedio, ya está para morir aunque está muy joven y tiene la sensación que hubiera podido hacer más en esta vida. Sin embargo, el diagnóstico es muerte. No hay nada que hacer, se va a cerrar esa historia en este mundo, la enfermedad avanza y todo se hace irreversible.

      Las posibilidades de recuperación se reducen y todos están esperando solo ese momento en que cierre sus ojos para siempre. Hay mucho dolor en él y entre quienes le rodean.

      Pero de repente El Señor hace algo maravilloso. La mano de Dios se extiende y este hombre que estaba moribundo, a punto de irse de este mundo, es sanado completamente.

      Nadie puede entenderlo, se preparaban para la muerte y ahora celebran la recuperación.

      Todo estaba perdido pero ahora delante de ellos este hombre se levanta con