Momentos estelares de la NFL. Victor Hasbani Kermanchahi. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Victor Hasbani Kermanchahi
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788418282331
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había dejado fuera a Unitas, pero el descanso no les vino mal a los pupilos de Ewbank, que pudieron afilar aún más sus armas y convencerse de que la hazaña era posible.

      Esa final de Campeonato fue un encuentro tremendamente reñido y espectacular. Los casi 60.000 afortunados espectadores vivieron una serie delirante de emociones. El resultado se mantuvo en vilo hasta el tiempo añadido. Johnny U tuvo una actuación sobresaliente en su conjunto, yendo claramente de menos a más, alcanzando el clímax en el momento cumbre, cuando lideró a los suyos en los últimos segundos del tiempo reglamentario en un drive que supuso la patada del empate. Johnny estuvo calmado, leyó las situaciones del juego de forma inmejorable y sobre todo lanzó de manera brillante, precisa, poderosa. No en vano su brazo derecho era conocido como «Golden Arm».

      La victoria de los Colts 17-23 contra los Giants, sellada en la prórroga tras una carrera de Alan Ameche, supuso el primer título para Unitas que, tras aquel laurel, se convirtió en el primer quarterback reconocido globalmente. Johnny U encarnaba el prototipo de mariscal de campo moderno, amado por las masas, portando como un estandarte sobre sus hombros el orgullo de toda una ciudad. La explosión de popularidad fue acunada también por la retransmisión de la NBC, que mantuvo enganchados a 45 millones de espectadores30.

      Al año siguiente, temporada de 1959, los Colts volvieron a clasificarse para el partido de Campeonato31, donde de nuevo se encontraron a los Giants de Nueva York, esta vez en el escenario amigo del Memorial Stadium32. La oportunidad de triunfar en casa, revalidando el alirón contra los enemigos de Nueva York, era inmejorable y los Colts no la desaprovecharon. Se llevaron el duelo 31-16 desatando la locura en la ciudad de Maryland. Unitas, endiosado por la multitud, era el amo y señor. Sus gestos delataban emociones intensas.

      En los siguientes cursos, los resultados fueron empeorando paulatinamente hasta que la franquicia decidió prescindir de Ewbank. Para sustituirlo, la entidad fichó a un joven Don Shula, que debutaría como entrenador jefe en la temporada de 1963. Shula tendría ante sí la gran oportunidad de festejar un título cinco años más tarde, en el gran baile de 1968, la Super Bowl III, pero ya sabemos que la historia —y Joe Namath— no lo quisieron. En la campaña siguiente a aquella humillante derrota ante un equipo de la AFL, las cosas no funcionaron y el equipo no logró clasificarse para la postemporada. Carroll Rosenbloom, el volcánico presidente de la entidad, ya no se hablaba con el arisco Shula y Don se fue a los Miami Dolphins mientras los Colts elegían como sustituto a Don McCafferty, un tipo simpático y divertido, con un carácter diametralmente opuesto al de su predecesor.

      Los Colts arrancaron la temporada de 1970 con una victoria ajustadísima en San Diego. En la segunda fecha se enfrentaron a los ganadores de la cuarta Super Bowl, los Kansas City Chiefs33, que literalmente destruyeron a los de Baltimore, desatando las alarmas a lo largo y ancho del estado de Maryland. En la siguiente jornada, en un partido mediocre contra los Patriots, los Colts se encontraban en situación de gestionar una ventaja. Una acción de play-action de Johnny Unitas, pese a que el entrenador le había indicado hacer cualquier cosa menos pasar el balón, finiquitó el encuentro. Unitas demostraba una vez más su personalidad. En Houston, contra los Oilers, el hombre crecido en los barrios carboneros de Pittsburgh capitaneó una remontada espectacular cuya guinda fue un pase hacia fuera que acabó en las manos de Roy Jefferson.

      Si bien había habido algún cambio de jugadores en la plantilla desde la derrota en la Super Bowl III, el núcleo de veteranos de los Colts permanecía intacto. La defensa seguía siendo muy fiable, con dos grandes protagonistas: Bubba Smith34, leyenda del fútbol universitario por su desempeño con los Spartans de Michigan State, que en posición de defensive end erguía un muro infranqueable cada domingo, y Mike Curtis, un cornerback con dos apodos que lo definían bien: «Mad Dog» y «The Animal». Los Colts se vengaron de los Jets durante la temporada regular y, a partir de entonces, desquitados, las cosas empezaron a ir sobre ruedas. En la sexta jornada, Shula volvió a Baltimore con sus nuevos pupilos de Miami y los de Unitas lo recibieron con un brutal 35-0 a favor de los locales. Tras un decepcionante empate contra los Bills, los Colts tuvieron que viajar a Miami, donde los de Shula se vengaron de la paliza de Baltimore.

      Contra los Bears, los blanquiazules iban perdiendo 0-17 tras tres preocupantes intercepciones lanzadas por Unitas. El curso parecía estar torciéndose nuevamente. Pero el veterano quarterback se resarció de sus errores con una serie de asombrosos envites que ayudaron a dar la vuelta al marcador. El pase decisivo encontró las manos del tight end John Mackey y con ello volvió la racha ganadora. La semana siguiente, la defensa demolió a los Eagles y, bajo una tremenda nieve, los Colts se coronaron campeones de la división Eastern. En la ronda divisional dejaron a cero a unos jóvenes e inexpertos Cincinnati Bengals y en la final de la American Football Conference, diputada en el Memorial Stadium contra los Oakland Raiders, la defensa y el juego largo de Unitas les llevó en volandas al gran baile.

      Hoy, este confortable 17 de enero de 1971 en el Orange Bowl de Miami, y con 37 primaveras a sus espaldas, Johnny Unitas se encuentra por segunda vez a las puertas de su gran sueño: coronarse en una Super Bowl. Posiblemente se trata, pondera, de su última oportunidad. Entra en el estadio haciendo gala de su característico estilo enigmático, circunspecto, contenido. Posee la frialdad del navegado jugador de póker que, por sublime u horrenda que sea la mano que opera, no se inmuta ni revela.

      Los Cowboys de Tom Landry desean vengar no solo la derrota padecida en el Ice Bowl cuatro años antes sino también los dos reveses encajados contra Cleveland Browns en la final de Conferencia de las dos temporadas precedentes. Dallas, que se ha ganado el incómodo apodo de «Campeones del Año que Viene» ya que siempre están en la pelea, jugando espectaculares temporadas regulares y fallando estrepitosamente en playoffs, hoy quiere redimirse.

      La Super Bowl V enseguida pone a Baltimore en una situación comprometida. En su segundo ataque, los Colts vuelven a perder el balón, esta vez a solo 9 yardas de su propia end zone. Clamorosamente, los Cowboys fallan sus tres intentos de touchdown, uno de ellos un pase relativamente sencillo que no llega a las manos de un Reggie Ruckner que estaba completamente solo. En la banda Landry se pone como un basilisco. La patada supone, eso sí, el 3-0 para los texanos.

      Tras otra posesión infrucutuosa de Baltimore, Landry ordena a su quarterback, Craig Morton, priorizar el juego de carreras, lo que acaba resultando en un notable drive que la defensa de los Colts apenas puede contener. Ya en territorio enemigo, Dallas cambia repentinamente su partitura y Morton lanza un espectacular pase largo hacia Bob Hayes, que recoge con brillantez y es tumbado a apenas seis yardas de la zona de touchdown. Sin embargo, por segunda vez consecutiva, los de McCafferty levantan el muro y los Cowboys tienen que conformarse con otra patada. El 6-0 supone una ventaja mínima considerando las oportunidades que han tenido los de Landry.

      Arranca el segundo cuarto y Unitas debe espabilar. Pero el drive empieza de la peor manera. Muy pronto, un delicado tercer down y 10 desde las propias 25 yardas. Snap, un par de pasos hacia atrás, Unitas se toma su tiempo y lanza en profundidad hacia Eddie Hinton. El balón, sin embargo, vuela demasiado alto y Hinton solo alcanza a desviarlo. El ovoide se mantiene peligrosamente suspendido en el aire dando ocasión al defensive back de Dallas, Mel Renfro, a emprender un iracundo intento de atraparlo o por lo menos alejarlo del alcance de otro receptor de Baltimore. Renfro logra apenas rozar la pelota y esta acaba cayendo a las manos del Colt John Mackey, que la esconde con su antebrazo derecho y, protegiéndola con el pecho, arranca a correr y ya no se detendrá hasta cruzar la end zone. ¡Touchdown Colts! Con la furia rauda de un rayo ha subido el empate al marcador. 6-6. Renfro enloquece, como su coach Landry en la banda poco antes, porque sostiene no haber tocado el balón, hecho que, de ser cierto, invalidaría la jugada35. Las imágenes que se verán posteriormente lo desmienten.

      El punto adicional suele ser una formalidad, pero nunca lo será si tu pateador es el kicker Jim O’Brien, un joven de pelo largo con aire de despistado. O’Brien se coloca, ejecuta y… falla estrepitosamente. La tarde de Unitas sigue sin despegar. Minutos más tarde, el linebacker de Cowboys Lee Roy Jordan lo derriba causando un fumble y, tres jugadas después, los pupilos de Landry festejan el primer touchdown de la tarde. 13 a 6 para Dallas. El final del segundo cuarto no registra cambios en el marcador, pero sí una clamorosa noticia: Unitas, tocado, arroja la toalla. No jugará la segunda parte.

      Para que los Colts