Espiritualidad y Mística Popular. Bernardo Olivera. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Bernardo Olivera
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9789874614513
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poco a poco nos van conduciendo a la convicción de “la indiscutible presencia, en América Latina, de una espiritualidad y de una mística popular cristiana y católica, portadora de una Buena Noticia con innegable fuerza evangelizadora”.

      El papa Francisco, también testigo ocular de estas realidades en el Pueblo de Dios, durante su reciente exhortación apostólica, Evangelii Gaudium, se hacía eco del magisterio episcopal latinoamericano en Aparecida y decía:

      De esta forma entran en el magisterio universal de la Iglesia la conjunción de los términos “piedad popular”, “espiritualidad popular” y “mística popular”. Es por ello que el mismo Francisco, en su reciente viaje por América Latina le decía al clero, a los religiosos y religiosas y seminaristas reunidos en el santuario mariano nacional de El Quinche:

      Que la lectura de este libro del padre Bernardo nos ayude a todos a vivir agradecidos por el don que hemos recibido en la piedad sencilla de este Santo Pueblo de Dios.

      FERNANDO M. GIL

      Facultad de Teología, UCA

      1. Cf. Olivera, Bernardo. “Carta sobre la Piedad Católica, 10 de noviembre, 1980”, en: En María. Catecismo mariano contemplativo, Buenos Aires, Claretiana, 1983, pp. 55-63; cf. también, “Ejercicio sobre la Piedad Católica”, en: En Soledad y Solidaridad. Ejercitatorio mariano contemplativo, Buenos Aires, Asociación Amigos de Soledad Mariana, 1989, pp. 269-313.

      2. Cf. Olivera, Bernardo. Carta circular del Abad General sobre la Mística Cristiana, 26 de enero de 1999; íd., Sol en la Noche. Misterio y Mística Cristiana desde una experiencia monástica, Biblioteca Cisterciense, Vol. 1, Burgos, Monte Carmelo, 2001; íd. “Solus Deus Vacare Deo: hacia una Mística Cristiana renovada”, Nova et Vetera, 26, 53 (2002) 13-27; traducido al inglés: “Toward a Renewed Cistercian Mysticism”, Cistercian Studies Quarterly 38, 1 (2003) 91-120, retomado en: Evangelio, Formación, Mística: escritos de renovación monástica II, Zamora: Ediciones Monte Casino 2004, 155-174.

      3. Francisco, Evangelii Gaudium, 124.

      4. Francisco, Discurso en el Santuario Nacional Mariano El Quinche. Quito, miércoles 8 de julio de 2015.

      Este libro consta de tres partes íntimamente relacionadas: espiritualidad, mística y pueblo, aunque no siempre estas relaciones estén explicitadas. El autor prefiere dejar esta tarea en manos de los lectores.

      Esta introducción es una afirmación y presentación de convicciones. En la conclusión, una comparación sirve para resaltar lo ya afirmado. El cuerpo de la obra demuestra la veracidad y los límites de las afirmaciones, y muestra también el proceso que conduce a ellas.

      Es fácil darse cuenta de que el título aúna positivamente las tres partes de nuestra reflexión, es decir: existe una espiritualidad popular que, bajo ciertas condiciones, se convierte en experiencia mística del Misterio en el seno de la Iglesia católica, Pueblo de Dios.

      Esto implica que la espiritualidad popular es:

       trinitaria (por Cristo, en el Espíritu y hacia el Padre),

       cristológica (Dios y hombre, muerto y resucitado por nuestra salvación),

       pneumatológica (el Espíritu como agente de la vida espiritual),

       mariana (María es Madre que acompaña y acoge),

       teologal (fe, esperanza, caridad),

       eucarística (culmen de la liturgia y vida cristiana),

       eclesial (unidos en la comunión de los santos y en el pueblo de Dios) y

       solidaria (al servicio del prójimo).

      Y esto mismo lo encontramos, aunque de una forma peculiar, en la espiritualidad popular tal como existe en Latinoamérica. Se podrían señalar también otras características; una espiritualidad:

       devocional (múltiples medios expresivos y de entrega de sí mismo a Dios),

       laical (la mayoría de los bautizados son los protagonistas),

       trans-social (participan en ella diferentes estratos sociales, aunque se densifica en los estratos más pobres),

       evangelizadora (comenzando al interior de esta)

       y alimentada por la Palabra de Dios (que le llega por diferentes medios).

      Todo esto, concretamente vivido, se puede sintetizar así: Dios crucificado por amor a los pecadores, dando a su misma Madre como Madre nuestra; respondiendo nosotros con fe, esperanza y amor a fin de que obre el Espíritu Santo; siendo solidarios en el bien, rechazando el mal y celebrando la vida.

      El adjetivo “popular” puede despistar: ¿a qué se refiere concretamente? Se trata del “pueblo”: este es el sujeto de esta espiritualidad. Y en este pueblo, los sencillos, humildes y pobres ocupan un lugar central y privilegiado. Pero esta espiritualidad abarca todos los sectores sociales y hasta es vínculo que reúne a hombres y mujeres de pueblos y naciones políticamente diferentes. Quizá este “pueblo” no conozca conceptualmente las normas eclesiásticas ni los dogmas. Quizá tenga una escasa formación catequética, pero tiene cultura cristiana y católica, basada en tradiciones recibidas y comunicadas y, en momentos de persecución, él ha sido capaz de derramar su sangre en defensa de su fe.

      La historia de nuestra “Patria Grande” nos muestra una gran variedad ya en los mismos orígenes, y su pluralidad se vio aumentada con las diferentes olas migratorias. Se suscita entonces una pregunta: ¿podemos hablar hoy día de unidad cultural en América Latina? El Documento de Aparecida nos da un inicio de respuesta afirmativa en este sentido:

      En la nueva situación cultural afirmamos que el proyecto del Reino está presente y es posible, y por ello aspiramos a una América Latina y Caribeña unida, reconciliada e integrada. Esta casa común está habitada por un complejo mestizaje y una pluralidad étnica y cultural, en el que el Evangelio se ha transformado (...) en el elemento clave de una síntesis dinámica que, con matices diversos según las naciones, expresa de todas formas la identidad de los pueblos latinoamericanos (520).

      No somos un mero continente, apenas un hecho geográfico con un mosaico ininteligible de contenidos. Tampoco somos una suma de pueblos y de etnias que se yuxtaponen. Una y plural, América Latina es la casa común, la gran patria de hermanos de unos pueblos a quienes la misma geografía, la fe cristiana, la lengua y la cultura han unido definitivamente en el camino de la historia (525).

      La existencia de esta “casa común” tiene importancia capital; por esto se puede hablar de “pueblo latinoamericano” y, en consecuencia, de un “sujeto colectivo” de la espiritualidad popular, pese a las diferencias regionales. De todos modos, este tema da para mucho más ya que las culturas son dinámicas y cambiables, y la historia suele traer sorpresas.

      Desde hace ya tiempo muchos se han peguntado qué sucederá con la espiritualidad popular ante los embates