Monjes mártires de Argelia. Bernardo Olivera. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Bernardo Olivera
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9789874614568
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a la embajada de Francia (...) llevando un casete audio probando que los monjes están vivos y un mensaje escrito precisando las modalidades de las negociaciones, si es que ellos (los franceses) quieren recuperar a sus prisioneros vivos. En un primer tiempo, se han mostrado dispuestos (a hacerlo) y nos han escrito una carta firmada y sellada (...). Algunos días después, el presidente francés y su ministro de relaciones exteriores han declarado que no dialogarían ni negociarían con el Grupo Islámico Armado. Han interrumpido lo que habían comenzado y nosotros hemos degollado a los siete monjes, fieles (en esto) a nuestro compromiso (...). Gloria a Dios (...). Y esto fue ejecutado esta mañana (21 de mayo).

      La vida y la muerte de los siete hermanos de Atlas es un testimonio que no puede ser olvidado. ¡Que ni la diplomacia, ni la política, ni una mirada carente de trascendencia sobre estos acontecimientos vaya a privarnos de la voz de nuestros mártires ni acalle el clamor de ese grito de amor y de fe! Desde el martirio del combate espiritual hasta el martirio de la sangre derramada, es el mismo clamor que invita al perdón y al amor a los enemigos. ¡La vida es más fuerte que la muerte: el amor tiene la última palabra!

      En vísperas del noveno centenario del Císter y del jubileo del año 2000, estos acontecimientos son un “signo de los tiempos” para cada uno de nosotros. Son una Palabra de Dios que no retornará a Él sin haber fecundado nuestros corazones y producido sus frutos. Hoy, si escuchamos su voz, en cuanto personas individuales y en cuanto comunidades de personas, no cerremos nuestro corazón a esta invitación apremiante que nos llama a perseverar en la conversión y en el seguimiento radical de Jesús y de su Evangelio. Que el ejemplo de nuestros siete hermanos avive en nosotros el fuego del amor hasta que no exista entre nosotros otra deuda que la deuda del amor fraterno, hasta llegar al extremo de perdonar y amar a quienes han matado a nuestros hermanos. Solo así, perdonando y amando hasta el extremo, seremos cristianos como Christian y podremos también como él llegar al ocaso de nuestras vidas haciendo nuestras las palabras de su testamento:

      Y tú también, amigo del último instante, que no has sabido lo que hacías.

      Sí, también para ti quiero este GRACIAS, y este “A-DIOS” en cuyo rostro te contemplo.

      Y que nos sea dado volver a encontrarnos, ladrones bienaventurados, en el paraíso, si lo quiere Dios, Padre nuestro, tuyo y mío. ¡Amén!

      Con un abrazo grande, en María de san José.

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      Abad General

      Crónica de una celebración

      Roma, 7 de junio de 1996

      Muy queridos Hermanos y Hermanas:

      He llegado ayer de Argel. Sé que están esperando noticias mías y de Armand. Aunque estoy efectivamente en Roma, parte de mí ha quedado en Tibhirine, en el cementerio del monasterio al lado de las siete fosas que guardan los restos de nuestros hermanos.

      No sé cómo contarles todo lo vivido en Argelia. La manera más simple es comunicarles sin más las notas que tomé para mí mismo. Había pensado en corregirlas y redactarlas de otra forma. Pero no tengo el tiempo necesario ni estoy en condición de hacerlo. Va entonces esta crónica tal como nació. Confío en que servirá para estrechar la comunión entre todos nosotros y los hermanos de Atlas y de Fez.

      Jueves, 30 de mayo

      Salimos, Armand y yo, de Roma a las 15:25 en el vuelo 2025 de Air Algérie. El vuelo estaba anunciado para las 13:10 horas, es decir que la partida se demoró 2:15 horas. Llegamos al aeropuerto de Argel a las 15:45 (hora local) pasadas las 1:20 horas de vuelo sin ninguna novedad. Nos esperaban en el aeropuerto el P. Amédée y un Padre Blanco, holandés. En cuanto llegamos fuimos rodeados por nueve policías vestidos de civil encargados de nuestra seguridad. Los policías hacen los trámites de control y aduana y después de una media hora salimos todos juntos por una puerta lateral (¡un grupito de periodistas de Antenne 2 nos estaba esperando en la puerta principal!). Durante el trayecto hacia la Casa diocesana nuestro vehículo iba precedido y seguido por dos autos policiales. Al llegar se nos informa que una escolta policial estará a nuestra disposición durante todos los días de nuestra estadía. Antes de partir del aeropuerto nos cuentan la muerte, esa misma mañana, del Cardenal Duval a los 92 años de edad.

      Llegados a la Casa diocesana la primera persona que nos sale al encuentro nos dice, casi susurrando: ¿Saben la última noticia? Respondemos: ¿Cuál? ¡Han encontrado a los siete monjes! ¿Vivos? Muertos... Monseñor Teissier ha ido a ver al embajador de Francia, el señor Michel Lévêque, quien le comunicó la noticia hacia las 16:15 horas. Pasamos luego a la sala-escritorio de Monseñor, en donde se encontraba un grupo que había venido a presentar sus condolencias por la muerte del Cardenal Duval. Entre las personas presentes se encontraba la señora Boudiaf, esposa del anciano presidente asesinado hace unos tres años; estaba también el director del diario Liberté con su esposa. En los rostros de estas personas se refleja todo el dolor del pueblo argelino ante la dificilísima situación que atraviesa el país. Me es difícil no recordar todo lo vivido en la Argentina de los años setenta.

      Pasadas las 17 horas regresa Monseñor Teissier y nos pone al tanto de los últimos acontecimientos. Las autoridades les han hecho saber (a él y al embajador) que los cuerpos serán puestos en cajones venidos de Marsella y que serán traídos al Hospital militar de Argel el viernes por la tarde. Ante esta noticia le hacemos saber a Monseñor la importancia de identificar nosotros mismos los restos; Monseñor piensa que no será posible, pero que los cuerpos, según parece, ya han sido identificados por gente del lugar. Nos ponemos en contacto telefónico con el embajador para hacerle conocer nuestros deseos de identificar los restos; piensa que no habrá inconveniente. Tanto para mí como para Armand este es un punto de importancia capital. Discutimos luego con Monseñor el tema de los funerales y el entierro de los hermanos. Los funerales tendrán lugar en la Catedral junto con la misa de exequias por el Cardenal Duval. Nos presenta luego cuatro hipótesis sobre el entierro. Le expreso a Monseñor el deseo de las familias según me lo comunicó D. Etienne de Bellefontaine esta misma mañana por teléfono: todos juntos, en Argelia, si es posible en el monasterio. Le hago también saber que este es asimismo el deseo de la familia monástica. Monseñor tiene sus dudas (sobre si) las autoridades lo permitirán. Insistimos sobre este punto y finalmente Monseñor nos pone en comunicación con el embajador. El señor embajador nos dice que probablemente por motivos de seguridad las autoridades tendrán sus reparos, pero que si todo se hace discretamente las autoridades podrían estar de acuerdo.

      Desde nuestra llegada hasta después de la comida el teléfono no cesa de sonar. También nos requieren a nosotros a fin de hacer declaraciones a la prensa, a la radio y a la televisión. Insistimos en que por el momento no hay gran cosa que decir. Finalmente nos ponemos de acuerdo con Monseñor para un encuentro con los periodistas mañana a las 9:00 horas. Sentimos una gran solidaridad y pena por Monseñor Teissier que lleva una gran cruz a cuestas; le expresamos nuestro agradecimiento y le decimos que estamos dispuestos a ayudarlo (“descargarlo”) en todo lo que esté de nuestra parte.

      Pasadas ya las 21:00 horas me llama por teléfono D. Etienne y, entre otras cosas, me dice que Paris Match ha publicado la noticia de la existencia de un video casete enviado a las autoridades francesas con la filmación de la ejecución de los siete monjes de Atlas. Las familias están de acuerdo en pedir a las autoridades la destrucción de esta filmación; me pregunta mi opinión; le digo que estoy totalmente de acuerdo, si es que el video realmente existe... Obviamente la existencia de esta filmación tiene sus consecuencias políticas e internacionales... Pero dejemos esto a los políticos, diplomáticos y periodistas; a nosotros, monjes, nos corresponde descubrir la “mano de Dios” en todo lo acontecido, aunque no es fácil discernir la mano divina entre tantas manos humanas.

      Viernes, 31 de mayo

      El encuentro previsto con los periodistas tuvo lugar a las 9:00 horas. Las preguntas de fondo van dirigidas a Monseñor Teissier quien explica el sentido del testamento