6 En José Eustasio Rivera, La vorágine (Nueva York: Editorial Andes, 1928), 351.
7 José Eustasio Rivera, La vorágine (Nueva York: Editorial Andes, 1928), 356-357.
8 Véase Saul de Navarro, O espírito ibero-americano (Río de Janeiro: Librería Española, 1928), 151-163.
9 Véase Moisés Vicenzi, “Algunos conceptos de La vorágine”, en José Eustasio Rivera, La vorágine. 2.a ed. (Bogotá: Cromos, 1925), 312.
10 Véase Eduardo Neale-Silva, Horizonte humano: vida de José Eustasio Rivera (México, D. F.: Fondo de Cultura Económica, 1986), 210, 362 y 374; Monserrat Ordóñez Vila (comp.), “La vorágine”: textos críticos (Bogotá: Alianza Editorial Colombiana, 1987), 29-35, 41-43, 49-61, y Loveluck, “Prólogo”, en J. E. Rivera, La vorágine, (Caracas, Editorial Biblioteca Ayacucho, 1979), XVIII.
11 Véanse las críticas de F. V. Kelin, de Juan Marinello, de Rafael Maya y de Eduardo Neale-Silva (“The Factual Bases of La vorágine”, PMLA, 54, I, May 1939, 316-331).
12 Véase la polémica entre Rivera y Luis Trigueros en Vicente Pérez Silva, José Eustasio Rivera, polemista (Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 1989), 308-333.
13 Véase Antonio Curcio Altamar, “La novela terrígena”, en Montserrat Ordóñez Vila (comp.), “La vorágine”: textos críticos (Bogotá: Alianza Editorial Colombiana, 1987), 122. Igualmente véase Roberto Pineda Camacho, “Novelistas y etnógrafos en el infierno de la Casa Arana”, en Boletín de historia y antigüedades, XCI, 826 (septiembre de 2004), 489.
14 Otis H. Green, reseña del libro Contemporary Spanish-American Fiction de Jefferson Rea Spell, Hispanic Review, 13 (2), 1945, 178.
15 William. E. Bull, “Nature and Anthropomorphism en La vorágine”, The Romanic Review, 39 (4), 1948, 315.
16 Arturo Torres-Rioseco, “Três grandes novelistas”, Expressão literária do Novo Mundo (Río de Janeiro: Ceb, 1945), 306. Este triunvirato estaba formado por las novelas Los de abajo (1915), del mexicano Mariano Azuela; Don Segundo Sombra (1926), del argentino Ricardo Güiraldes, y Doña Bárbara (1929), del venezolano Rómulo Gallegos. Una excelente discusión sobre la novela de la tierra se encuentra en Alonso, The Spanish American Regional Novel…, 38-78.
17 Luis Alberto Sánchez, Proceso y contenido de la novela hispano-americana (Madrid: Editorial Gredos, 1953), 531-532.
18 Luis Alberto Sánchez, Proceso y contenido de la novela hispano-americana (Madrid: Editorial Gredos, 1953), 313-317.
19 Véase el estudio de Agustín del Sanz, “La novela de las selvas caucheras: La vorágine de Rivera”, en Agustín del Sanz y José María Castro y Calvo, La novela hispanoamericana (Barcelona: Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Barcelona, 1954), 5-24.
20 Véase Monserrat Ordóñez Vila (comp.), “La vorágine”: textos críticos (Bogotá: Alianza Editorial Colombiana), 225, nota 2.
21 Encontramos, por ejemplo, en Carlos Alonso (The Spanish American Regional Novel; Modernity and Autochtony [Cambridge: Cambridge University Press, 1990], 11) una crítica de Carlos Fuentes.
22 Doris Sommer, Proceed with Caution When Engaged by Minority Writing in the Americas (Cambridge-London: Harvard University Press, 1999), IX.
23 Mario Vargas Llosa, Diccionario del amante de América Latina (Madrid: Ediciones Paidós, 2006), 16. Véase también del mismo autor, Entre Sartre y Camus (Río Pedras, Puerto Rico: Ediciones Huracán, 1981), 116. Al principio, Emir Rodríguez Monegal (“The New Latin American Novel”, Books Around, n.° 44, 1970, 45-50) criticó duramente las novelas de la tierra. Siete años después, sin embargo, cambió de idea (The Borzoi Anthology of Latin American Literature, [Nueva York: Alfred A. Knopf, 1977], 409-411).
24 Adrián Curiel Rivera, Novela española y boom hispanoamericano: hacia la construcción de una deontología crítica (Mérida: Universidad Nacional Autónoma de México, 2006), 300.
25 Véase Shaw citado en Roberto González Echevarría, The Voice of the Masters: Writing and Authority in Modern Latin American Literature (Austin: University of Texas Press, 1985), 45. Algunos críticos como González Echevarría reconocen muchas veces que la novela de la tierra “es el terreno, el fundamento, sobre el cual se levanta la novela latinoamericana de los días actuales”. Sin embargo, ellos mismos tienden a considerar el género como limitado, “en gran medida debido a una clara distorsión ideológica. Las ciudades, por ejemplo, que figuraban en ciertas obras, como las de Roberto Arlt en la Argentina o las de Miguel de Carrión en Cuba, difícilmente aparecen en la novela de la tierra” (Roberto González Echevarría, The Voice of the Masters: Writing and Authority in Modern Latin American Literature [Austin: University of Texas Press, 1985]).
26 Vicente Pérez Silva, José Eustasio Rivera, polemista (Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 1989), 325-326.
27 Alfredo Bosi, O conto brasileiro contemporâneo, 3.ª ed. (São Paulo: Cultrix, 2001), 9.
28 Véase Jacques Gilard, en Monserrat Ordóñez Vila (comp.), “La vorágine”: textos críticos (Bogotá: Alianza Editorial Colombiana, 1987), 453-454; Juan Loveluck citado en Monserrat Ordóñez Vila (comp.), “La vorágine”: textos críticos (Bogotá: Alianza Editorial Colombiana, 1987), 431-436, y Juan Loveluck, “Prólogo”, en José Eustasio Rivera, La vorágine (Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1979), IX-XLIII.
29 Existen algunas excepciones de análisis posboom que contextualizan por entero la novela. Véase el excelente capítulo de Doris Sommer, “Love of Country…”, en Foundational Fictions: The National Romances of Latin America (Berkeley, Los Ángeles y Londres: University of California Press), 257-289.
30 Carlos Fuentes, La nueva novela hispanoamericana (México, D. F.: Cuadernos de Joaquín Mortiz, 1979), 9.
31 Jean Franco, An Introduction to Latin American Literature (Cambridge: Cambridge University Press, 1994), 210.
32 La frase de Rivera en el original es “¡Los devoró la selva!”.
33 Carlos Fuentes, La nueva novela hispanoamericana (México, D. F.: Cuadernos de Joaquín Mortiz, 1979), 9.
34 Jean Franco, “Imagen y experiencia en La vorágine”, en Monserrat Ordóñez Vila (comp.), “La vorágine”: textos críticos (Bogotá: Alianza Editorial Colombiana, 1987), 146.
35 Alejo Carpentier, “Escribí mi obra literaria en español porque la considero una de las lenguas más ricas del mundo”, en Entrevistas (La Habana: Editorial Letras Cubanas, 1985), 417-418.
36 Algunos ejemplos de ese tipo de novela, hijas de El señor presidente (1946), de Miguel Ángel Asturias, son Yo el supremo (1974), de Augusto Roa Bastos; El recurso del método (1974), de Alejo Carpentier; El otoño del patriarca (1975), de Gabriel García Márquez, y La fiesta del chivo (2001), de Mario Vargas Llosa. Para un discurso sobre el equilibrio entre lenguaje y estructura temática, o “intención documental”, véase Pedro Maligo, Land of Metaphorical Desires: The Representation of Amazonia in Brazilian Literature (Nueva York: Peter Lang, 1998), 54.
37 Las ideas de Alonso (The Spanish American Regional Novel; Modernity and Autochtony [Cambridge: Cambridge University Press, 1990], 38-44) sobre la crítica distorsionada, tendenciosa, de los escritores del boom son totalmente pertinentes.
38 Alejo Carpentier, La novela latinoamericana en vísperas de un nuevo siglo y otros ensayos (Madrid: Siglo XXI de España Editores, 1981), 25-31. Estamos en deuda con Rodríguez-Arenas