( the Nation, 1870) Además Chicago estaba muy atrás en la Industrialización, penalizando a Estados Unidos.
Como en la época de Nerón el incendio permitió arrasar con todo lo malo, indeseable y promiscuo que frenaba Chicago en su carrera hacia la modernidad la cual, sin ese evento fortuito, nunca habría podido librarse de manera neutral. Al fin y al cabo, el incendio representó un buen negocio para la ciudad que se benefició de la ayuda del Estado y de los privados que la reconstruyeron desde el principio y que el mismo año albergó la primera escuela de Arquitectura de los Estados Unidos (cuyos miembros destacados pertenecían al Cuerpo de Ingenieros del Ejército de la Guerra de Secesión) inaugurando al final en 1885 ¡El Home Insurance Building , el primer rascacielos de América!
Horace Bell en 1880.Se trata de una personalidad interesante: os invito leer en la página web.
En cualquier caso, los tres eventos desafortunados crearon un sustrato favorable a la tragedia del 24 de octubre de 1871, la cual participó activamente más de la mitad de la ciudad, ya malhumorada con respecto a los inmigrantes Chinos, presentados a la opinión pública como esquiroles.
Aquella noche, más allá de las declaraciones de los varios protagonistas como Bilderraine que negaron y cambiaron sus versiones una y otra vez, las cosas fueron así.
Bilderraine, armado hasta los dientes y junto a un pelotón de guardianes (atención, no POLICIAS sino simples ciudadanos autorizados a mantener el orden por el sheriff local) se metió en el callejón de Negro Alley dirigiéndose a la casa y negocio de Yuen. Algunas fuentes hablan de la presencia del mismo Hing con ellos, quizás como guía. La clara intención de Bilderraine era aquella de robar el oro escondido en un tronco, del cual todos estuvieron al tanto solo a la mañana. El escuadrón se encontró delante las guardias de Yuen, que como sabemos, era un mafioso; los guerreros Tong comenzaron a disparar en defensa y, según las reglas definidas entre la mafia y la policía, sin salir del callejón. Los enfrentamientos privados, efectivamente, estaban al orden del día y por esto regularmente: el sentido era “ ” y en Negro Alley COTIDIANAMENTE así eran las cosas.
Regia además un tipo de hora límite para todos los habitantes de Chinatown, que de todos modos preferían estar encerrados en casa después de las 20:00. Quedaban abiertas solo las bodegas del vicio y también allí se accedía según otros reglamentos aptas a preservar la seguridad de los clientes.
Los Chinos por su paz y porque no eran estúpidos, no infringían fácilmente estas reglas que permitían a todos una pacífica, si bien difícil, convivencia. No es casualidad que la intrusión de los vigilantes fue organizada a eso de las 20:30 aunque en el juicio se habló de las 18:00 e incluso de las 16:00…por razones obvias. Aun así, la verdad sobre el horario salió enseguida a la luz, gracias también al testimonio directo de un periodista y abogado de Los Ángeles, un tal Horace Bell que sin embargo no fue admitido en los actos. Bell escribió varios artículos sobre la cuestión, siempre rechazados por los historiadores como “poco fiables” dado sus pasados sin duda edificantes. Sin embargo, Bell continuo a sostener su versión, describiendo con detalles considerables la conspiración entre el jefe de Policía Baker y la Mafia China, además de la esclavitud misma de las Autoridades Locales a una política sin duda corrupta. Solo con la documentación sacada 140 años después corrobora finalmente su testimonio. Bilderraine fue herido en la espalda y cayó de rodillas chiflando el silbato para pedir refuerzos; mientras tanto el grupo, viendo la mala situación, hizo marcha atrás. Ni siquiera para hombres adiestrados era aconsejable enfrentarse cara a cara con guerreros Tong, sobre todo en su casa. Sin embargo, Bilderraine afirmo que Thompson, heroicamente, con la pistola empuñada al igual que el “justiciero de la noche” parece que haya dicho “¡Voy yo!” mientras que desde la esquina del edificio Coronel el policía Celsis le estaba gritando “¡Cuidado, están armados!” Desafiando el peligro Thompson se coló SOLO en el callejón oscuro, abrió la puerta de la casa de dónde venían los disparos y aquí recibió una bala en el pecho, que lo condujo a la muerte dos horas después. A este punto los policías Celis y Kerren abriéndose paso entre las balas sacan del callejón el cuerpo sin vida de Thompson y lo llevan a la calle para prestar los espantosos cuidados. La noticia de la herida y de la consiguiente muerte del hombre parece haber reforzado la multitud que dio comienzo a la masacre. Lo demás es historia. Esta fue la versión oficial llevada al proceso, y la ÚNICA a la cual los jueces le dieron credibilidad, aunque muchos testimonios de ciudadanos reputados la renegaron varias veces.
Bilderraine fue herido en la espalda y cayó de rodillas chiflando el silbato para pedir refuerzos; mientras tanto el grupo, viendo la mala situación, hizo marcha atrás. Ni siquiera para hombres adiestrados era aconsejable enfrentarse cara a cara con guerreros Tong, sobre todo en su casa. Sin embargo, Bilderraine afirmo que Thompson, heroicamente, con la pistola empuñada al igual que el “justiciero de la noche” parece que haya dicho “¡Voy yo!” mientras que desde la esquina del edificio Coronel el policía Celsis le estaba gritando “¡Cuidado, están armados!” Desafiando el peligro Thompson se coló SOLO en el callejón oscuro, abrió la puerta de la casa de dónde venían los disparos y aquí recibió una bala en el pecho, que lo condujo a la muerte dos horas después. A este punto los policías Celis y Kerren abriéndose paso entre las balas sacan del callejón el cuerpo sin vida de Thompson y lo llevan a la calle para prestar los espantosos cuidados. La noticia de la herida y de la consiguiente muerte del hombre parece haber reforzado la multitud que dio comienzo a la masacre. Lo demás es historia. Esta fue la versión oficial llevada al proceso, y la ÚNICA a la cual los jueces le dieron credibilidad, aunque muchos testimonios de ciudadanos reputados la renegaron varias veces. Es evidente que se trata de un informe conveniente, que justifica plenamente el trabajo de los oficiales y descarta la furia homicida de la gente, permitiendo el almacenamiento del desafortunado hecho como “una locura colectiva debido al grave periodo de crisis económica y a la competición desleal de los Chinos”. Pero es tan fácil demostrar que las cosas fueron diferentes. En primer lugar, los testimonios; Bilderraine fue el protagonista absoluto y héroe público que en el juicio afirmó “haber visto claramente a Thompson abrir la puerta y caer al suelo con la bala en el pecho”. Nada más lejos de la verdad: de su misma declaración, después modificada, Bilderraine se encontraba en la entrada del callejón cuando pidió ayuda, mientras que la casa de Yuen de donde salieron los disparos estaba precisamente dentro Negro Alley, en una zona oculta del callejón. Además, al menos que Bilderraine no tenga la vista infrarroja, no era materialmente posible ver nada en Negro Alley ya que la zona… no estaba iluminada. Por esto también la Policía se cuidaba muy bien a intervenir en caso de tiroteos y cuando lo hacía iba allí equipada de luces. Lo que suena extraño es la intervención de Celis y Deck, a los que le había sido ordenado de no moverse del Coronel. Se dirá que han violado la orden para salvar al amigo, pero de esta manera no cuadra tampoco: generalmente los guardias heridos eran abandonados en el suelo, sobre todo si en la zona había disparos. Además, no hay que olvidar que Thompson NO ERA un oficial, sino un vigilante, es más un canalla, y normalmente no había una buena relación entre la policía y los ciudadanos improvisados vigilantes. Generalmente a la Policía le importaba mantener una cierta distancia entre ellos, y con gran desprecio: por lo tanto es impensable que los dos grupos hayan violado una orden arriesgando sus vidas para salvar un tal que seguramente le estaba antipático, para llevarlo a la calle y verlo morir. Es probable que Celis y Deck hayan asesinado a Thompson o lo hayan llevado a la boca del lobo, disparando ellos primero para estimular el fuego directo sin cubrirle las espaldas. Algunos testimonios citan un tercer oficial, de nombre Richard Kerren, que parece que estaba en el callejón delante de la tienda de Yuen. Más tarde, cuando el juicio fue archivado, muchos testimonios oculares recordaron haberlo visto salir fuera del callejón justo después de los primeros disparos gritando “¡Han matado a Thompson!” Momentos después aparecieron Celis y Deck con el hombre gravemente herido; entonces los dos estaban ADENTRO de Negro Alley