FIGURA 1.11 Estructura del corazón humano y recorrido de la sangre por sus cavidades.
Sistema de conducción
Un sistema especializado de conducción eléctrica (figura 1.12) controla la contracción mecánica del corazón. El sistema de conducción está compuesto por:
•El nódulo sinusal (SA), el marcapasos intrínseco, donde normalmente se inician los impulsos rítmicos eléctricos.
•Los fascículos internodales, que conducen el impulso del nódulo SA al nódulo auriculoventricular.
•El nódulo auriculoventricular (AV), donde el impulso se retrasa ligeramente antes de pasar a los ventrículos.
•El fascículo auriculoventricular (AV) o haz de His, que conduce el impulso a los ventrículos.
•Las fibras de Purkinje, subdivisiones del haz de His, que conducen los impulsos a todas las partes de los ventrículos.
El nódulo SA es una pequeña área de tejido muscular especializado que se localiza en la pared superolateral de la aurícula derecha. Las fibras del nódulo son contiguas a las fibras musculares de la aurícula, con el resultado de que cada impulso eléctrico que se inicia en el nódulo SA se suele extender de inmediato por las aurículas. El sistema conductor se organiza de modo que el impulso no viaje demasiado rápido por los ventrículos, dejando tiempo para que las aurículas se contraigan y desagüen sangre en los ventrículos antes de que empiece la contracción ventricular. Son sobre todo el nódulo AV y sus fibras conductoras asociadas los que difieren cada uno de los impulsos que penetran en los ventrículos. El nódulo AV se localiza en la pared posterior del tabique de la aurícula derecha (13).
Las ramas izquierda y derecha del haz de His proceden del fascículo AV y desembocan en los ventrículos. Excepto por su porción inicial, donde penetran en la barrera AV, estas fibras conductoras presentan características funcionales opuestas a las de las fibras del nódulo AV. Son grandes y transmiten impulsos a mucha más velocidad que las fibras del nódulo AV. Como estas fibras dan origen a las fibras de Purkinje, las cuales penetran de manera más completa en los ventrículos, el impulso viaja con rapidez por todo el sistema ventricular y causa que ambos ventrículos se contraigan aproximadamente al mismo tiempo (13).
FIGURA 1.12 El sistema de conducción eléctrica del corazón.
El nódulo SA normalmente controla la ritmicidad del corazón, porque su frecuencia de descarga es considerablemente mayor (60-80 veces por minuto) que la del nódulo AV (40-60 veces por minuto) o la de las fibras ventriculares (15-40 veces por minuto). En cada descarga del nódulo SA, su impulso se dirige al nódulo AV y a las fibras ventriculares, descargando sus membranas excitables. Por tanto, estos tejidos potencialmente autoexcitadores se descargan antes de que en realidad se produzca la autoexcitación.
En las propiedades inherentes de conducción y ritmicidad del miocardio (músculo cardíaco) influye el centro cardiovascular del bulbo raquídeo, que transmite señales al corazón a través de los sistemas nerviosos simpático y parasimpático, los cuales forman parte del sistema nervioso autónomo. Un gran número de neuronas simpáticas y parasimpáticas inervan las aurículas, mientras que los ventrículos reciben su inervación casi exclusivamente de fibras simpáticas. La estimulación de los nervios simpáticos acelera la despolarización del nódulo SA (el efecto cronotrópico), que causa que el corazón lata más rápido. La estimulación del sistema nervioso parasimpático aminora la frecuencia de descargas del nódulo SA, lo cual ralentiza la frecuencia cardíaca. La frecuencia cardíaca de reposo es normalmente de 60 a 100 latidos/minuto; menos de 60 latidos/min se considera bradicardia, y más de 100 latidos/ minuto se considera taquicardia.
Electrocardiograma
La actividad eléctrica del corazón se registra en la superficie del cuerpo; la representación gráfica de esta actividad recibe el nombre de electrocardiograma (ECG). Un ECG normal, como el de la figura 1.13, está compuesto por una onda P, un complejo QRS (el complejo QRS a menudo lo forman tres ondas diferenciadas: una onda Q, una onda R y una onda S) y una onda T. La onda P y el complejo QRS son trazados de la despolarización eléctrica, es decir, del estímulo eléctrico que deriva en una contracción mecánica. La despolarización es la inversión del potencial de membrana, por lo cual el potencial, normalmente negativo, se vuelve ligeramente positivo dentro de la membrana y levemente negativo fuera de ella. La onda P se genera por los cambios en el potencial eléctrico de las células del músculo cardíaco que despolarizan las aurículas y causan la contracción auricular. El complejo QRS es generado por el potencial eléctrico que despolariza los ventrículos y causa la contracción ventricular. En contraste, la onda T procede del potencial eléctrico generado mientras los ventrículos se recuperan del estado de despolarización; este proceso, llamado repolarización, ocurre en el músculo ventricular poco después de la despolarización. Aunque también se produce la repolarización de las aurículas, la formación de su onda suele ocurrir durante el tiempo de la despolarización ventricular y, por tanto, queda enmascarada por el complejo QRS (13).
FIGURA 1.13 Electrocardiograma normal.
Vasos sanguíneos
Las circulaciones central y periférica constituyen un único circuito cerrado con dos componentes: un sistema arterial, que conduce la sangre lejos del corazón, y un sistema venoso, que reconduce la sangre de vuelta al corazón (figura 1.14). A continuación describimos los vasos sanguíneos de estos sistemas.
Las arterias
La función de las arterias es transportar con rapidez la sangre bombeada por el corazón. Como la sangre bombeada fuera del corazón está sometida a una presión ligeramente elevada, las arterias presentan unas paredes musculosas y fuertes. Las ramificaciones de las arterias, llamadas arteriolas, actúan de vasos de control a través de los cuales la sangre entra en los capilares. Las arteriolas desempeñan un papel importante en la regulación del flujo sanguíneo de los capilares. Las arteriolas contienen paredes musculosas y fuertes, capaces de cerrar su luz por completo o permitir que se dilate muchas veces su diámetro, con lo cual modifican enormemente el riego sanguíneo de los capilares como respuesta a las necesidades de los tejidos (13).
FIGURA 1.14 Componentes venoso (izquierda) y arterial (derecha) del sistema circulatorio. Los valores porcentuales revelan la distribución de la volemia por el