FIGURA 1.34 Modelo del síndrome de adaptación general de Selye. La energía de adaptación profunda a menudo se refiere a las reservas actuales de adaptación (RAA) entre los autores rusos.
BIOQUÍMICA DE LA ADAPTACIÓN EN EL DEPORTE
La adaptación depende sobre todo de la interrelación entre la función de una célula y su aparato genético, lo cual constituye el mecanismo siempre activo de la regulación intracelular.
A diferencia de las reacciones de adaptación inmediata, el proceso de la adaptación prolongada a una actividad muscular sistemática suele consistir en la intensificación de los procesos biosintéticos, sobre todo los de la síntesis de proteínas, así como en la aparición de cambios estructurales acusados de los tejidos.
El empleo de aminoácidos marcados con sustancias radiactivas ha revelado que el entrenamiento intensifica la síntesis de proteínas en las miofibrillas, mitocondrias, sarcoplasmas y microsomas de los músculos esqueléticos y del corazón (Platonov, 1988). La síntesis de los precusores del ADN y del ARN también se intensifica, lo cual manifiesta la activación del sistema genético de las células musculares, a la vez que la síntesis del ARN en el músculo cardíaco también se incrementa durante el entrenamiento. En este sentido, se produce un aumento de la actividad de las enzimas que son componentes estructurales de la síntesis de ácidos nucleicos.
El entrenamiento intensifica la formación de todo tipo de material celular incluidas las mitocondrias, las proteínas miofibrilares, el retículo endoplasmático y las distintas enzimas. También aumenta el espesor de las motoneuronas y el número de ramificaciones nerviosas terminales; al igual que el número de núcleos y miofibrillas en las fibras musculares. Además de la intensificación de la síntesis de proteínas estructurales, aumenta la síntesis de proteínas enzimáticas (sobre todo aspartato-amino-transferasa musculoesquelética) durante el entrenamiento.
Los nucleótidos (ADP, AMP, adenosínmonofosfato), la creatina, el fosfato inorgánico y algunos aminoácidos, así como las proporciones (ratios) ADP/ATP y creatina/PC, desempeñan un papel importante en la activación de la síntesis proteica provocada por el entrenamiento. Parece ser que la acumulación de metabolitos formados durante la actividad muscular, así como el descenso de los niveles de ATP y PC, podría señalar la activación del sistema genético de las células musculares. El cambio operado en el metabolismo de las hormonas como los glucocorticoides, somatropinas, andrógenos, insulina y hormonas tiroideas es muy importante para la intensificación de la síntesis de proteínas durante el entrenamiento. Por tanto, la síntesis adaptativa de proteínas como resultado del entrenamiento está inducida tanto por los componentes hormonales como por los componentes no hormonales.
El proceso general consistente en la intensificación de la biosíntesis adaptativa enzimática y estructural que conduce finalmente a su supercompensación es muy importante para la adaptación bioquímica durante el entrenamiento con cargas físicas.
En los músculos esqueléticos, el entrenamiento aumenta los niveles de sustratos de energía (glucógeno, PC y creatina), proteínas musculares (p. ej., miosina, actomisoina, proteínas sarcoplasmáticas y mitocondriales), fosfolípidos, vitaminas, minerals (p. ej., hierro, calcio, magnesio) y nucleótidos (Platonov, 1988).
Sin embargo, la concentración de ATP no aumenta bajo la influencia del entrenamiento, probable-mente debido al metabolismo acelerado del ATP de los músculos, que implica la intensificación de su síntesis y su descomposición. El aumento de la actividad de cierto número de enzimas que catalizan la reacción metabólica de energía es un componente integral de la adaptación bioquímica durante el entrenamiento, sobre todo la actividad de las enzimas glucolíticas (p. ej., hexocinasa, fosforilasa y piruvatocinasa) y las enzimas en la resíntesis oxidativa del ATP.
Por tanto, y como resultado del entrenamiento, se produce la supercompensación de algunas de las fuentes de energía, aumenta la actividad de las enzimas y cambian las proporciones de la actividad entre los sistemas de enzimas. A su vez, el estado de la supercompensación de la energía sirve como punto inicial para la intensificación de la síntesis proteica de adaptación, que requiere gran cantidad de ATP.
Especificidad de la adaptación bioquímica
La adaptación biomecánica no es simplemente una respuesta generalizada y sumada de sistemas físicos al estrés del entrenamiento. Muchos componentes y procesos del sistema muscular despliegan una especificidad clara de adaptación a la carga, como ya se trató con anterioridad en detalle (1.15).
Secuencia de cambios bioquímicos durante el entrenamiento
Los múltiples cambios bioquímicos que tienen lugar en el cuerpo durante y después del entrenamiento (así como en el sobreentrenamiento) no se producen de forma simultánea. Se observa una secuencia definida en la adaptación bioquímica al entrenamiento (Platonov, 1988). Primero, aumenta el potencial de resíntesis oxidativa del ATP y el nivel de glucógeno. A continuación, se produce un aumento del nivel de proteínas estructurales en los músculos (miosina) y en la intensidad de la resíntesis no oxidativa del ATP (glucólisis), tras lo cual aumenta el nivel de PC.
En el sobreentrenamiento, los cambios típicos en la adaptación bioquímica adquirida durante el entrenamiento se pierden de forma gradual y también disminuye la capacidad de trabajo. Los índices bioquímicos durante el sobreentrenamiento cambian de forma que se aprecia un orden inverso durante el entrenamiento. Naturalmente, la dinámica del desarrollo y pérdida de los cambios bioquímicos de la adaptación dependen de las características del entrenamiento previo. Por lo general, cuanto más largo es el período de entrenamiento, más profunda es la reorganización mediante los mecanismos de adaptación y más duraderos son los cambios bioquímicos en el cuerpo después de cesar el entrenamiento, sobre todo en lo que se refiere a los niveles de glucógeno y PC. Por tanto, los cambios bioquímicos que se producen durante la adaptación inmediata y a largo plazo en la actividad muscular sistemática son reversibles, siendo heterócrono el proceso del desarrollo directo e inverso de estos cambios.
Durante el sobreentrenamiento, se ve alterada la química de los músculos y, por encima de todo, la de los procesos oxidativos. Disminuye la actividad glucogenolítica del tejido muscular y disminuyen los niveles de ácido ascórbico, glutatión y glucógeno (Platonov, 1988). Se aprecia disproteinemia en el plasma sanguíneo, y se produce un aumento en la sangre de los niveles de glucoproteínas, ácidos siálicos y urea. Cuando el cansancio es crónico y prolongado, los deportistas experimentan una reducción del potencial funcional del sistema simpatico-adrenal, que está muy vinculado con el trastorno del equilibrio ácido-base.
Cuando las cargas del entrenamiento exceden el potencial de adaptación del cuerpo y provocan cansancio, se produce otro tipo de reacción del sistema nervioso simpático: en las pruebas de resistencia que generan cansancio, el que se haya empleado previamente una carga física de poca importancia provoca un aumento acusado en la excreción de catecolaminas, de sus precusores biológicos y de los productos de la degradación; p. ej., se produce una reacción hormonal concreta a la carga de prueba. Está claro que los cambios bioquímicos arriba mencionados y que se producen durante el sobreentrenamiento ejercen una influencia desfavorable sobre la capacidad de trabajo y el nivel de los resultados deportivos.
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