EL EFECTO DEL ESTRÉS
La naturaleza y los efectos del estrés fueron estudiados por Hans Selye, quien diseñó un modelo general para describir la respuesta de los sistemas vivos a las fuentes de estrés en el medio ambiente. Este modelo, que denominó síndrome de adaptación general (SAG), se ha empleado ampliamente para explicar el proceso del desarrollo de la fuerza y se resume aquí sobre todo debido a su importancia histórica y a su impacto inicial sobre la teoría del entrenamiento.
Selye identificó dos formas de estrés: un estrés beneficioso que produce crecimiento, y un estrés perjudicial que provoca decadencia, daños, enfermedad o muerte (fig. 1.33). El entrenamiento bien planificado se caracteriza por la acción continuada de procesos de estrés beneficioso, mientras que el estancamiento, la sensibilidad dolorosa y las lesiones leves pero persistentes son indicadores iniciales de un estrés perjudicial. Más adelante veremos que el modelo de entrenamiento de dos factores describe este proceso como una consecuencia de la situación en la que el factor del cansancio tiende a prevalecer sobre el factor de la forma física en los períodos prolongados.
Aunque el modelo de Selye se ha aplicado recientemente para explicar la adaptación deportiva y la supercompensación, el concepto de la super-compensación (la Ley de Weigert) ya fue formula-do al menos una década antes del estudio de Selye (Folbort, 1941). Además, Yakolev (1955) ya estudió a comienzos de la década de 1950 la relación entre la adaptación y los procesos de recuperación y agotamiento con distintos tipos de carga.
EL SÍNDROME DE ADAPTACIÓN GENERAL
FIGURA 1.33 Distintos tipos de tensión y sus posibles consecuencias (según Selye).
La teoría de Selye postula que todos los animales expuestos a períodos de estrés sobrellevan tresfases dentro del SAG: alarma inicial, resistencia y agotamiento. La energía necesaria para la resistencia o la adaptación procede de la fuente disponible de energía de adaptación superficial o la fuente de emergencia de energía de adaptación profunda, según el nivel de agotamiento o depleción de la energía en un momento dado. En los estudios rusos, la primera de estas energías se refiere a las reservas actuales de adaptación (RAA), término que usaremos ampliamente en secciones posteriores de este libro. La capacidad de estas reservas no es fija, sino que sufre alteraciones como respuesta a las exigencias impuestas sobre ellas a través de un estrés como el del entrenamiento. La importancia de esto se verá clara cuando se trate el concepto de la supercompensación y sus aplicaciones en la consecución de un efecto de entrenamiento.
El estadio inicial del modelo puede denominarse con el término respuesta de, huida, lucha o inmovilidad (parálisis), durante la cual el cuerpo experimenta una reducción temporal de su capacidad para superar un elemento que crea un estrés. Los sistemas de retroalimentación del cuerpo mandan señales con rapidez para oponer resistencia de forma concreta mediante la utilización de procesos, sistemas y fuentes de energía apropiados. El entrenamiento puede describirse como el proceso mediante el cual el cuerpo se ve expuesto sistemáticamente a una serie dada de elementos de estrés para que pueda superar futuras exposiciones a dichos elementos. Esta definición implica que el proceso del entrenamiento permite a los sistemas esenciales del cuerpo recuperarse y crecer durante las fases de descanso que siguen al agotamiento.
El entrenamiento de la fuerza debe referirse a aquel entrenamiento que le permita al cuerpo que sus músculos aumenten la producción de fuerza general, siendo aplicables definiciones parecidas a todos los tipos de entrenamiento. Las formas relacionadas con la fuerza de la forma física requieren que el cuerpo resista bien grandes intensidades en un espacio de tiempo concreto, mientras que las formas relacionadas con la resistencia de la forma física requieren que el cuerpo aguante intensidades más bajas de estrés durante períodos prolongados.
Las investigaciones y la experiencia en el deporte señalan que el modelo del SAG tiene que modificarse para que tenga en cuenta el hecho de que el entrenamiento (p. ej., una exposición regular y planificada a elementos de estrés específicos) puede permitir adaptarse a niveles cada vez mayores de estrés mediante distintos cambios estructurales y funcionales. Esto es lo que en los estudios sobre la fuerza se denomina sobrecarga progresiva. Sin embargo, es inapropiado aplicar este principio al pie de la letra, porque las investigaciones han demostrado que las mejoras óptimas son aquellas que se producen cuando las fases de incremento de la carga alternan periódicamente con la disminución de las fases de carga (ver cap. 6). Cuando se aplican incrementos continuos (sin decremento) de una sesión a otra o de una semana a otra, se puede producir un sobreentrenamiento, un proceso de estancamiento o la aparición de lesiones. Es de vital importancia recordar que la reparación y el crecimiento tisulares se producen sobre todo durante los períodos de recuperación y transición entre las sesiones de entrenamiento y no durante las fases de cargas fuertes.
También se deduce de esto que los procesos de adaptación aparentemente no impiden que los procesos corporales produzcan siempre el mismo nivel máximo predeterminado de resistencia. Se ha esbozado la hipótesis de que provocan la sobreadaptación o supercompensación del cuerpo a un nivel algo superior como anticipación fisiológica de la exposición repetida al mismo elemento de estrés (fig. 1.34).
Esta supercompensación se relaciona con un incremento de la capacidad de las Reservas actuales de adaptación (RAA) y se considera la base de todos los métodos para programar el entrenamiento (cap. 6). A nivel nutricional, el famoso método consistente en aumentar las reservas corporales de glucógeno con un incremento significativo del aporte de hidratos de carbono después de un estadio de agotamiento de entrenamiento aerobio puede denominarse «supercompensación de glucógeno». A diferencia del proceso de la mejora de la considición física, los períodos sucesivos de «cargas de carbono» no producen un incremento progresivo de las reservas de glucógeno. También hay que señalar que la mejora del rendimiento no es sólo resultado del aumento de las reservas de sustancias bioenergéticas, sino también de cambios estructurales en los músculos y otros tejidos, así como de la mejora de la eficacia y del ritmo de procesamiento neuro-muscular y bioenergético. Ésta es una razón principal por la que los científicos rusos prefieren emplear el término reconstrucción adaptativa para describir la respuesta del cuerpo al entrenamiento físico.
A pesar de estos defectos, la teoría de la super-compensación tuvo un profundo impacto sobre el entrenamiento deportivo, porque podía relacionarse con rapidez con el sistema de acondicionamiento cíclico cuidadosamente planificado y conocido como periodización (cap. 6). La periodización comprende la organización de todos los componentes del entrenamiento (como la fuerza, la fuerzavelocidad, la resistencia cardiovascular y la fuerza-resistencia) en fases secuenciadas cuidadosamente (microciclos, mesociclos y macrociclos) de intensidad y volumen bajos, medios o altos, y una recuperación continua para que el deportista pueda alcanzar unos objetivos específicos de rendimiento en competiciones dadas y dentro de un período de tiempo prolongado.
Tanto la teoría de Selye como el principio de la periodización coinciden en que la planificación de cada ciclo y sesión de entrenamiento depende de la imposición óptima de cargas repetidas de intensidad y volumen apropiadas con un tiempo de recuperación adecuado entre los estímulos del entrenamiento. Si el estímulo del entrenamiento es inadecuado, la respuesta de alarma será mínima y el cuerpo no sentirá la necesidad de proceder con un proceso de supercompensación o reconstrucción adaptativa, como se verá en «Bioquímica de la adaptación en el deporte».
Reconstrucción adaptativa frente a la supercompensación
Como