Con la creación de las cinco nuevas provincias en 1826, Aconcagua, Colchagua, Maule, Valdivia y Chiloé, nuevamente fueron los accidentes geográficos naturales, ríos y cordones montañosos, los que sirvieron de límites entre ellas.
La constitución de 1828 no solo indicó, como sus predecesoras y con una discutible técnica jurídica, cuáles eran los límites generales del país, sino que agregó en su artículo 2 que se dividía en las ocho provincias ya aludidas73. Sin embargo, al detallar las atribuciones exclusivas del Congreso, dispuso en su artículo 46, N° 8 que a este le correspondía “crear nuevas provincias” y “arreglar sus límites”74. Aunque para la elección de los miembros de la Cámara de Diputados al artículo 25 consideró únicamente el número de habitantes —un diputado por cada 15 mil personas y fracción que no bajara de siete mil—, la de los senadores tenía una base territorial: serían elegidos por las asambleas provinciales, a razón de dos senadores por provincia (artículo 30).
PROVINCIAS Y DEPARTAMENTOS DESPUÉS DE LA CONSTITUCIÓN DE 1833
El proceso de relacionar la representación política con el número de habitantes y el territorio culminó con la constitución de 1833. Ella estableció en su artículo 115 que el territorio se dividía en provincias; estas, en departamentos; los departamentos, en subdelegaciones, y las subdelegaciones, en distritos, a cargo, respectivamente, del intendente (artículo 116), del gobernador (artículo 117), del subdelegado (artículo 120) y del inspector (artículo 121)75.
Como el artículo 18 dispuso que los diputados se elegían por departamentos, fue necesario iniciar la división de las provincias, aunque sin establecer los límites de la mayor parte de ellos hasta después de 1850. Por otra parte, la elección de segundo grado de senadores y de presidente de la república requirió de electores. La elección de los electores de senadores se hacía por departamentos (artículo 25), al igual que la de electores de presidente (artículo 63), que se hacía en número triple al de diputados. Así, la creación de departamentos estuvo vinculada a la necesidad de establecer no solo la representación ciudadana al Congreso sino también la elección del Presidente de la República. Conviene subrayar que este proceso se realizó de manera espontánea a lo largo del siglo e impulsado por normas particulares y no como consecuencia de un plan general, que nunca existió76.
De las provincias creadas en 1812 y 1826 —Coquimbo, Santiago, Concepción, Aconcagua, Colchagua, Maule, Valdivia y Chiloé— conviene recordar las divisiones en departamentos que experimentaron. Coquimbo, que perdió una extensa parte de su territorio al formarse la provincia de Atacama, se dividió en los departamentos de La Serena, Combarbalá, Elqui, Ovalle e Illapel, cuyos límites se fijaron en 1855, 1864, 1853, 1851 y 1874, respectivamente. La provincia de Santiago se dividió en los departamentos de Melipilla y Santiago, con sus límites fijados en 1863 y 1833. Concepción fue dividida en siete departamentos: Concepción, Talcahuano, Chillán, Coelemu, Lautaro, Puchacay y Rere, con deslindes fijados en 1833, 1885, 1849, 1885, 1885 y 1886, respectivamente. Aconcagua quedó dividida en los departamentos de Putaendo, creado y delimitado en 1833, Petorca, La Ligua, San Felipe y Los Andes, cuyos límites fueron establecidos en 1888, 1858, 1854 y 1858, respectivamente. Colchagua quedó formada por los departamentos de Caupolicán, Curicó y San Fernando, que fueron deslindados en 1863,1847 y 1869. Maule se dividió en cinco departamentos: Linares, Parral, Cauquenes, Itata y San Carlos, con límites de 1885, 1863, 1859, 1854 y 1861. Valdivia fue dividida en los departamentos de Valdivia y Osorno, con límites establecidos en 1864 y 1863. Chiloé, por último, quedó formada por los departamentos de Ancud, Castro y Quinchao, todos delimitados en 1833.
Cuando la subdivisión del país comenzó a intensificarse, por variados motivos, entre ellos las rivalidades locales, fue imprescindible un conocimiento más pormenorizado del territorio. De ahí la importancia que para este propósito tuvo la cartografía elaborada por Claudio Gay y Amado Pissis.
Así, en 1833 se originó la provincia de Talca, nacida a consecuencia de la presión política ejercida por la elite de esa ciudad sobre el gobierno central. Con motivo de la aprobación de la Constitución de ese año no solo los representantes ante el Congreso José Ignacio Cienfuegos y José María Silva y Cienfuegos se negaron a suscribirla, sino que el cabildo se negó a jurarla mientras Talca continuara siendo un departamento de Colchagua. Por orden del ministro del Interior Diego Portales el intendente de esa provincia Pedro Urriola debió trasladarse a la ciudad de Talca para tratar de salvar ese rechazo. Ante el fracaso de la gestión, Portales se comprometió a lograr la creación de la provincia de Talca si era jurada la nueva constitución. El proyecto enviado al Congreso con tal propósito fue aprobado por ley de 30 de agosto de 1833. Su conversión en provincia le permitió a Talca tener representación parla-mentarla77. La nueva circunscripción incluyó la parte sur de la provincia de Colchagua, quedando su territorio comprendido entre los ríos Mataquito, Lontué y Colorado por el norte y el Maule por el sur78. Constó de un solo departamento, el de Talca, el que en 1847 definió sus límites.
En 1842 se creó la provincia de Valparaíso, con un sector de la provincia de Aconcagua y parte importante del territorio del noroeste de la provincia de Santiago, en atención a la magnitud del intercambio comercial alcanzada por el puerto, así como por su rápido crecimiento demográfico, estimado por entonces en unos 40 mil habitantes. El mismo año 1842 fue dividida en cuatro departamentos y se fijaron sus límites, siendo ellos Valparaíso, Quillota, Limache y Casablanca.
La provincia de Atacama data de 1843, y nació como respuesta al vertiginoso desarrollo de la minería y a la necesidad de no depender administrativamente de Coquimbo, lo que implicaba, entre otras cosas, que los mineros debían desplazarse hasta La Serena, capital provincial, para inscribir sus yacimientos. Junto con crearse la provincia con la parte norte de Coquimbo, se dividió en los departamentos de Copiapó, Vallenar y Freirina, cuyos límites se fijaron tardíamente en 1868, 1885 y 1885, respectivamente.
De 1848 es la provincia de Ñuble, nacida como consecuencia de la importancia agrícola del valle del río homónimo, así como de la localización estratégica de la ciudad de Chillán, punto de comunicación hacia el norte, sur y poniente de dicha área. Su creación corresponde a una provincia mediterránea formada por territorios que se le restaron al sector oriental a las provincias de Maule y Concepción. Posteriormente quedó formada por los departamentos de San Carlos y Chillán.
En 1852 se estableció la provincia de Arauco, paso necesario en la definitiva incorporación de la Araucanía al régimen de gobierno interior que imperaba en el resto del país. El ámbito físico de la provincia quedó circunscrito al área definida por los ríos Laja por el norte y Toltén por el sur. Dentro de él se determinó un sector denominado Territorio Fronterizo de la Provincia de Arauco, que limitaba al norte con el río Biobío y al sur con el río Toltén. La presencia de la cordillera de Nahuelbuta tuvo como consecuencia la instauración del Territorio de Colonización de Angol, área del departamento de Angol perteneciente a la provincia de Arauco. Dada sus especiales características de administración, quedó bajo la dependencia directa del Presidente de la República.
El mismo año 1852 se creó la Colonia de Magallanes, que comprendía desde el paralelo 47 de latitud sur hasta el cabo de Hornos, y en 1853 esta y Llanquihue, sustraída de la provincia de Valdivia, se convirtieron en territorios de colonización. Semejante estructura administrativa no estaba contemplada en la organización político-administrativa de la nación, pero permitió darle a esas regiones una dependencia directa del Presidente de la República, en especial por