Relatos sociológicos y sociedad. Claudio Ramos Zincke. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Claudio Ramos Zincke
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789563572209
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teoría de la renovación”, de 1982. Este texto es relevante en el trabajo que el mismo Moulian hace con su obra de comprimirla y exponerla en una forma que facilita la aprehensión de sus ejes centrales y su reiteración y difusión. Este texto fue presentado en uno de los encuentros de la izquierda en el exterior, en la perspectiva de discutir su renovación política: el encuentro de Chantilly, realizado en septiembre de 1982, en las cercanías de París, organizado por el Instituto para el Nuevo Chile. Este instituto, radicado en Holanda y bajo la dirección de Jorge Arrate, buscaba contribuir al diálogo en la oposición y a la renovación del socialismo. El encuentro congregó a más de un centenar de profesionales e intelectuales provenientes de Chile y del exilio. Entre los expositores también estuvieron Brunner y Eugenio Tironi. Este texto, además de haber sido presentado en Chantilly, apareció en un dosier de la revista Chile-América que circulaba internacionalmente, difundiendo la crítica a la dictadura desde el exilio, y posteriormente en el libro Socialismo: 10 años de renovación. 1979-1989: El adiós al marxismo-leninismo, publicado en 1991, que, en su acumulación de textos, muestra la propagación de esta crítica al pensamiento de la izquierda realizado desde dentro de la izquierda y del cual Moulian es uno de los autores cruciales.

      Este texto aborda el problema de la renovación teórica que requiere hacer la corriente de la Renovación Socialista. Esta consistió, en palabras de Manuel Antonio Garretón, en un proceso “teórico y práctico, de crítica al socialismo de corte clásico vivido por la izquierda hasta 1973 y de reformulación y actualización de su bagaje intelectual y político” (Garretón, 1991: 52). Moulian, en ese escrito, diagnostica los errores de las concepciones marxistas aplicadas en Chile durante la Unidad Popular, que llevaron a una apreciación errada de oportunidades, posibilidades y peligros. Al respecto, reitera que la línea rupturista desconocía el efectivo carácter del Estado chileno, en cuanto Estado ampliado, articulador de intereses y con una cultura de compromisos. Además, esta línea proponía acciones radicales para las cuales no contaba con apoyo militar ni fuerza propia. La otra línea tenía contradicciones internas. Suponía poder movilizar a las capas medias bajo dirección obrera. Según Moulian, la fuente teórica de esto es la concepción bolchevique de la alianza obrero-campesina. De tal modo, “el fracaso de la Unidad Popular no se debió a la pura crisis de dirección que impidió que se realizara a fondo la estrategia de la ‘vía chilena’. Esa estrategia estaba impregnada de una visión obrerista y estrecha”, que no era capaz “ni de movilizar a las capas medias ni de unificar a los sectores populares” (Moulian, 1991e [1982i]: 104). Esto llevaba a la inviabilidad de ese proyecto histórico concreto. “Conducía sin remisión a una crisis estatal, porque con él no se podía organizar un bloque nacional-popular compatible con la profundidad del programa de cambios” (Moulian, 1991e [1982i]: 111, 112). Al respecto, Moulian llama a asumir esta “responsabilidad histórica”, conjuntamente con la “capacidad de automodificación” (Moulian, 1991e [1982i]: 106), la cual se hace especialmente relevante atendiendo a la nueva coyuntura crítica que se enfrenta.

      La segunda línea argumental del texto es la crítica a los marxismos en uso, que antes había hecho en varias de sus obras, y que ya hemos expuesto. Destaca que desde la década de 1960 primó un marxismo-leninismo que representa la forma soviética de teorizar los problemas de la revolución y de la transición. Además, se impuso la idea de un único marxismo, al cual se le atribuían virtudes de cientificidad absoluta. De esa idea de ciencia (marxista) como saber absoluto se deriva una noción de partido de carácter iluminista. El partido es el portador de la Verdad, exterior a la práctica de una clase concreta y particular, y el vigilante de esa Verdad (Moulian, 1991e [1982i]: 109, 110). El marxismo le proporciona a la clase obrera los recursos cognitivos que necesita para luchar por la transformación de la sociedad, y el partido le transfiere esos recursos cognitivos. Esta concepción frena la criticidad, se opone al pluralismo político, favorece la centralización burocrática y se opone a la libertad política. Así, junto con un discurso libertario, contiene elementos totalitarios. Todo esto, por tanto, es lo que requiere ser repensado. Es un requisito necesario para el esfuerzo de “renovación socialista”.

      Junto con los textos que recoge en Democracia y socialismo (1983), otro texto suyo, “La crisis de la izquierda” (Moulian, 1983e), se puede decir que termina de enlazar este tejido interpretativo crítico sobre el discurso operante de la izquierda, conectándolo con la situación en ese momento. Aparece en un libro, Chile 1973-198?, que congrega a un conjunto de autores que han estado investigando sobre la realidad social chilena bajo la dictadura: Brunner, Eugenio Tironi, Manuel Antonio Garretón, Augusto Varas, Pilar Vergara, Sergio Gómez y otros. Originalmente estos artículos fueron publicados en la Revista Mexicana de Sociología, en 1982. En su presentación al libro, Norbert Lechner lo califica de texto con “importancia histórica”, que documenta la “recomposición intelectual e institucional del trabajo sociológico en Chile”. Sería, según Lechner, junto con el dosier preparado por la revista Chile-América (donde ya hemos visto que también se incluían trabajos de Moulian, Brunner y Tironi), “la primera obra colectiva de sociología hecha en el país después de 1973”. Ajeno a algún toque de exageración que pueda haber en las palabras de Lechner, sin duda que estos textos eran aportes importantes e insumos demandados en el debate del momento, en el cual la izquierda aún no salía del período de tinieblas a que la había llevado el golpe y, luego, la efectividad disciplinaria y hegemónica de la dictadura.

      Este texto sostiene la existencia de una crisis de la izquierda, que se expresa en una marcada fragmentación organizacional, política y de interpretación sociopolítica, frente a un régimen dictatorial que se ha institucionalizado, que ha profundizado su programa económico de reformas liberales y que ha despolitizado a la sociedad.

      En las raíces de esta crisis de la izquierda, según el análisis de Moulian, están fundamentalmente los factores que él ha estado señalando críticamente: (1) Concepción estatista de la política, con partidos populares asociados desde el inicio al Estado de compromiso y a sus posibilidades y restricciones. Esto lleva a una “concepción cupular” de la política y a una “movilización institucionalizada de masas” (Moulian, 1983e: 308). (2) Una relación de mitificación o culpabilidad con el período de la Unidad Popular, en lugar de análisis de errores y responsabilidades políticas, entre los que se cuenta la “obsesiva creencia en la actualidad inmediata del socialismo”. El fracaso fue así el “efecto catastrófico de la aplicación parcial y defectuosa” de la estrategia del tránsito al socialismo mediante profundización democrática (Moulian, 1983e: 309). (3) Los falsos diagnósticos del autoritarismo, que le atribuyen debilidades que en la práctica no se constatan y que comprenden la complejidad del proyecto que ha estado instaurando el régimen militar. (4) Líneas políticas irreales, sea en una perspectiva militarista, como la asumida por el Partido Comunista en 1980, sea esperando una fragmentación del bloque dominante. Ambas subvaloran “la capacidad de penetración cultural o de disciplinamiento social que ha conseguido la dictadura”. La línea militar, a su vez, carece completamente de análisis comparativo de recursos que pudiera avalar la viabilidad de tal forma de acción (Moulian, 1983e: 312, 313). (5) El tradicionalismo teórico marxista, que ha estado detrás de las insuficiencias de comprensión. (6) La concepción centralista, burocrática e iluminista del partido, que no elabora la experiencia práctica de las masas.

      Todo eso, dice Moulian, lleva a “una forma anacrónica de hacer política que no se adapta a las nuevas condiciones de la dominación burguesa”. Se manifiesta en una perspectiva “agitativa” y cortoplacista de la política, con una visión partidista que no atiende a las dinámicas del movimiento social y que manifiesta debilidad en el trabajo cultural (Moulian, 1983e: 315, 316).

      Lo referente a la concepción estatista o estatizante de la política es un rasgo que ha reiterado en la caracterización de la actividad política de la izquierda. En este texto comienza a hacerlo con una acentuación crítica. Puede verse en esto un germen de los cuestionamientos que hará en la década siguiente, dirigidos específicamente a la Concertación.

      Aproximadamente desde 1978, Moulian emprende un trabajo de investigación similar al llevado a cabo con respecto a la Unidad Popular, ahora con respecto al régimen militar en el período 1973-1978, concentrando la atención en la política