Relatos sociológicos y sociedad. Claudio Ramos Zincke. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Claudio Ramos Zincke
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789563572209
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→ sectores manufactureros no necesitan modernizarse.

      Tal concepción conservadora y visión de mundo tradicionalista de las clases dominantes chilenas no deriva de alguna capa de intelectuales que la impusiera. “Más bien sucede lo contrario. La capa de intelectuales de las clases dominantes chilenas, durante el período estudiado, no son un segmento que dirige, sino un mero reflejo de las características semiburguesas de las clases dominantes. Su papel es el de meros difusores del sentido común clasista. El conservantismo político es secretado por la misma constitución material e histórico-social de esas clases y es la ‘expresión’ de esa cultura-sentido común aristocratizante que proviene del latifundio. La hacienda marca culturalmente a las clases dominantes más que la fábrica” (Moulian y Bravo, 1981: 21, 22).

      El texto “Desarrollo político chileno entre 1938-1973”, de 1982, sintetiza los argumentos que ha ido tejiendo Moulian, con su relato sobre el Estado de compromiso, desde el Frente Popular hasta la UP y su fracaso. Este relato muestra los principales factores que llevan al desarrollo del Estado de compromiso y a su mantenimiento, y los del fracaso del gobierno de la UP, buena parte del cual deriva de fallas de diseño y conducción por parte de la izquierda.

      Es una publicación de importancia para la difusión a mayor escala de la construcción narrativa de Moulian. El texto aparece en la revista Apsi. Esta es una destacada publicación de izquierda, uno de los escasos medios periodísticos que en este período abren espacios para la reflexión política de la oposición al régimen. Es un texto denso en contenido histórico y analítico, que se extiende por casi 30 páginas, más allá de lo usual en una revista destinada a un público amplio. Para facilidad de los lectores se publicó en tres partes, entre julio y septiembre de 1982.

      Moulian justifica el abordaje histórico diciendo que “para entender la realidad actual es necesario buscar las raíces de contradicciones históricas que en 1973 se intentaron resolver” y precisa que el discurso histórico “nos acerca a una ‘comprensión sensible’ más valiosa que un descarnado análisis conceptual” (Moulian, 1982a: 12). En esta nueva versión del recorrido histórico reitera puntos, pero también agrega matices y énfasis. Señalaré algunos que tienen más claridad y fuerza narrativa.

      El Estado capitalista de compromiso es una entidad central del relato y resulta de la acción del Frente Popular a la cual se suma la izquierda en la década de 1930. Constituye una solución simultánea a la crisis del modelo primario exportador y a la “cuestión social”, frente a todo lo cual habían fracasado esfuerzos previos, de derecha. La política frentista aborda tres tareas fundamentales, que caracterizarán a este Estado de compromiso: (1) el fomento de una industrialización sustitutiva de importaciones, desde el Estado, apoyándola con créditos, protección arancelaria, infraestructura, etc.; (2) el desarrollo de la democracia política, especialmente favoreciendo a los sindicatos; (3) la expansión de funciones estatales de bienestar y de disminución de desigualdades (Moulian, 1982a: 17). Con ello, la izquierda se incorpora a una tarea modernizadora del capitalismo.

      Dada la fuerza de sector terrateniente y de la oligarquía minera, no se aborda el desarrollo capitalista de la agricultura ni la nacionalización de las riquezas básicas. Además, la protección estatal aseguraba a la burguesía una ganancia suficiente aún sin esfuerzos en productividad ni innovación. Esto es lo que Moulian caracteriza como un “reformismo incompleto”, que mantiene relaciones agrarias precapitalistas, empresarios parasitarios del Estado y miseria urbana (Moulian, 1982a: 19).

      Los virajes de gobierno entre 1938 y 1964 no alteran el carácter básico del Estado de compromiso. El viraje a la derecha de González Videla, en 1946, no lleva a intentar, de modo autoritario, transformaciones capitalistas significativas. No existe nada parecido, en la derecha, al proyecto nacional que encabezará el equipo de economistas de gobierno bajo la dictadura de Pinochet (Moulian, 1982b: 13-15).

      Con Ibáñez reaparece un discurso populista y antipartidista, y se ganan beneficios en democratización. Con Jorge Alessandri se asumen desde la derecha el discurso de la técnica y ciencia para avalar las decisiones. Intenta una política de profundización de la industrialización sustitutiva de importaciones, pero el empresariado no contribuye al esfuerzo de modernización industrial.

      La primera embestida significativa al Estado de compromiso ocurre con el gobierno de Eduardo Frei Montalva. Este presenta un “programa de reformas completo y coherente” (Moulian, 1982c: 15, 16): reforma agraria, sindicalización campesina, recuperación de parte del excedente del cobre, nacionalización de la banca, industrialización pesada, reforma educacional, etc. Involucra un incremento de la democratización dentro de los marcos del capitalismo. No obstante, su doctrinarismo y “purismo” la hace reacia a las alianzas y cae en el aislacionismo, y su programa resulta frenado en la mitad del período de gobierno.

      Desde los años 1960, los partidos de izquierda sostienen, a su vez, un diagnóstico de que el centro representa fuerzas pequeño burguesas o que es instrumento de la burguesía. Rechazan así alianzas con el centro, y a su “reformismo” le oponen el camino de la rápida transformación de la revolución democrática en socialista.

      De tal modo, ni de la izquierda ni del centro hay propensión a las alianzas, pese a que ellas son indispensables para el logro de cambios de la envergadura que ambas fuerzas buscan. Esto según Moulian es una “distorsión perceptiva” (Moulian, 1982c: 18). Ambos actores colectivos no perciben que sin un bloque por los cambios no es posible realizarlos.

      En esa misma perspectiva para enfocar la realidad sociopolítica, la Unidad Popular llega al gobierno con un “programa de medidas democratizadoras, antiimperialistas y anticapitalistas que fue verbalizado como forjador casi inmediato del socialismo”. Se plantea en lucha “contra el fantasma del reformismo” y propugna un discurso que opone “reforma” a “revolución”, discurso que contiene “semantizaciones (copiadas de otros procesos) que tornaban amenazante la propuesta de democratización sustantiva”. Moulian no escatima calificaciones críticas a este discurso polarizador, portador de “ideologías excedentarias” y un “verbo jacobino” (Moulian, 1982c: 20).

      La Unidad Popular requería formar un “bloque por los cambios”, una mayoría social y política amplia, pero su discurso y su accionar lo obstaculizaron. Insiste Moulian en los factores condicionantes que ya había venido señalando en obras previas. Junto con la capacidad política desplegada por la derecha y un centro tensionado que no busca acuerdo, tras la derrota de la Unidad Popular hubo errores de diseño y dirección. Su estrategia de reformas no negociadas dentro del marco institucional alimentó la polarización política. La UP no tuvo la visión de un “compromiso histórico” que unificara segmentos populares. Enarboló mitos de política revolucionaria maniqueamente opuesta a una política reformista. Insistió en un discurso obrerista, derivado de la matriz teórica marxista-leninista. Moulian reitera aquí la idea del vacío teórico ideológico, con otras palabras. La Unidad Popular no contaba con una teoría elaborada a partir de la experiencia chilena, que fuera original y nueva. En su lugar, pensaba el proceso en curso desde la lógica de los “modelos revolucionarios”. “La izquierda toma prestada las teorizaciones existentes, con sus premisas y su lenguaje” y no percibe las posibilidades efectivas que tenía delante suyo (Moulian, 1982c: 21).

      La principal fuente de carácter conceptual teórico para la construcción analítica de Moulian es el marxismo. Dentro de este, un autor al cual destina muchas lecturas, interpretaciones y referencias es Lenin. Comienza con un temprano trabajo, que ya mencionamos, escrito en 1972, mientras trabaja en el Ceren, y continúa después en varios otros textos, tales como “Un debate sobre eurocomunismo y leninismo” e “Idolatría de la ciencia y teoría de la ideología”, ambos de 1978, y “Cuestiones de teoría política marxista: una crítica de Lenin”, publicado por primera vez en 1980 y después incluido en su libro Democracia y socialismo, de 1983. En ese recorrido mantiene algunos de sus planteamientos iniciales, pero desarrollando una elaboración crecientemente crítica.

      En “Acerca de la lectura de los textos de Lenin: una investigación introductoria” (1972), que aparece en los Cuadernos de la Realidad Nacional, verdadera vitrina de la producción