El primer negocio de la vida.–Debiera elegirse a hombres como jefes de nuestras instituciones que no sólo posean juicio sólido, sino también un elevado tono moral, que mantengan un comportamiento circunspecto y un lenguaje puro, porque están conscientes de su elevada y santa vocación y de la presencia de un Vigilante y Testigo de cada palabra y acto...
Administradores y obreros, ¿está su alma unida con Cristo así como las ramas están unidas a la vid viviente? Si no se han renovado en el espíritu de la mente, por el bien de su alma, no demoren en conseguir que su vida esté oculta con Cristo en Dios.
Este es el primer negocio de la vida de ustedes. Cuando Cristo more en su corazón, no serán livianos y frívolos e inmodestos, sino circunspectos y dignos de confianza en todo lugar, pronunciando palabras puras como una corriente que mana de una fuente pura, que refresca a todas las personas con quienes se ponen en contacto. Si deciden continuar con sus conversaciones insustanciales y comportamiento frívolo, es mejor que vayan a otro lugar donde su ejemplo e influencia no ejerzan una amplia acción contaminadora sobre las personas...
Ya es tiempo de que como cristianos alcancemos una norma más elevada. Dios no quiere que ninguna de las instituciones que ha hecho surgir se convierta en un medio para engañar a las almas, un lugar donde se enseña la iniquidad. Que todos aprendan en la escuela de la mansedumbre, la pureza y la humildad de corazón de Cristo. Que ellos afirmen su alma desvalida en Jesús. Vivan en la luz que brilla de las revelaciones de Dios. Eduquen la mente y el corazón para que conciban pensamientos puros, elevados y santos. “Sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir” (1 Ped. 1:15).
Para cambiar este orden de cosas, ahora es necesario que hagan importantes decisiones en relación con el carácter. Ningún débil esfuerzo logrará llevar a cabo la obra. No pueden hacerlo por su propia cuenta, sino que deben tener la gracia de Cristo, porque sin eso nunca podrán ser vencedores. Todos sus planes fracasarán a menos que sean movidos por motivos más elevados y sostenidos por una fortaleza mayor que los que pueden tener en ustedes mismos (Carta 74, 1896; SpTMWI 14-16).
Fieles en el culto público.–Los dirigentes que están al frente de la obra de publicaciones debieran recordar que son un ejemplo para muchos; y deben ser fieles en su participación en el culto público de adoración a Dios, así como quisieran que los trabajadores de todos los departamentos fuesen fieles en eso. Si se los ve sólo ocasionalmente en la casa de culto, otros tomarán su descuido como excusa para hacer lo mismo. Estos hombres de negocios pueden hablar con fluidez e inteligencia sobre temas comerciales en cualquier tiempo, con lo que demuestra que no en vano han ejercido sus facultades en esa dirección. Han incorporado tacto, habilidad y conocimiento en su trabajo; pero cuán importante es que su corazón, su mente y todas sus facultades también se preparen para el servicio fiel en la causa y la adoración de Dios; que sean capaces de señalar el camino de la salvación a través de Cristo con un lenguaje elocuentemente sencillo. Deben ser hombres de fervorosa oración y de firme dependencia de Dios; hombres que, como Abrahán, gobiernen bien sus casas y que manifiesten interés especial en el bienestar espiritual de todos los que están vinculados con la casa editora (TI 5:385).
Quiero llamar vuestra atención a la importancia que tiene asistir a nuestras reuniones anuales; no sólo a las reuniones de negocios, sino también a las reuniones que servirán para iluminarlos espiritualmente. No se dan cuenta de la necesidad de mantener una estrecha relación con el cielo. Sin esta conexión, ninguno de ustedes está seguro; ninguno está capacitado para hacer la obra de Dios en forma aceptable (TI 7:179).
Siento una gran preocupación; nuestras casas editoras se encuentran muy cerca de mi corazón. Mi guía señaló algunas cosas que, si no se corrigen, acarrearán ruina a nuestras instituciones. Un espíritu extraño invade a muchos que aceptan cargos de responsabilidad. Algunos dejan de asistir a las reuniones religiosas que son de máxima importancia para ellos.
Sus voces se oyen pocas veces en la congregación de los santos. Actúan como si se encontraran tan adelantados que pueden vivir sin orar fervientemente a Dios. No sienten su necesidad de educación en la escuela de Cristo, para aprender su mansedumbre y humildad de corazón. Manifiestan rasgos de carácter fuertes que deben ser corregidos, porque en caso contrario no están calificados para el cargo que ocupan (Manuscrito 16, 1890).
Se debe comprender el fundamento del éxito verdadero.–Una estrecha relación con el cielo dará el tono adecuado a vuestra fidelidad y será el fundamento del éxito. Los sentimientos de dependencia conducirán a la oración, y vuestro sentido del deber inducirá a la acción. La oración y la acción, la acción y la oración, deben ser el negocio de vuestra vida. Deben orar como si la eficiencia y la alabanza se debieran únicamente a Dios, y como si el trabajo y el deber fueran de ustedes. Si quieren