Manual de historia de las ideas políticas - Tomo IV. Enrique Ferrer Corredor. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Enrique Ferrer Corredor
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789587903133
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las colonias británicas en América en 1774, participa en la guerra por la independencia al lado de George Washington. Y justo escribe su ensayo Common sense (1776), sumando su voz a la arenga por la liberación de la autoridad británica, a esto suma su texto The American crisis (1776-1783), en ese mismo camino en favor de la revolución. Common sense (El sentido común), que alcanzó en un comienzo los 200.000 ejemplares y luego reimpreso el medio millón. Es un panfleto incendiario, sencillo de leer y comprender. Tiene el tono profético y revelador de la Biblia, denuncia los intereses mezquinos de la corona inglesa frente a sus colonias en América. Está hecho para conmover, para arengar a los revolucionarios, no posee la reflexión y rigurosidad de otros trabajos de los filósofos de la Ilustración, o la profundidad y rigor analítico de los textos de Burke.

      American society at the end of the eighteenth century was an aristocracy. It was not a populist democracy in the modern sense of the word, nor did the founders wish it to become one, for they constituted a caste of well-to-do gentlemen, bred for leadership and confident in their judgment. This aristocratic class wished, and diligently worked, to retain the governing power of the nation in their hands. Their distrust of the common people was profound, and they intended to keep the members of the so called “mob” or “middling sort” down and under, as a permanent lower class (Hamilton, 2009, pp. 152-153).

      Tras la consolidación de la Constitución norteamericana (1776), a pesar de su pedido de ayuda económica a George Washington y ante la indiferencia de este, viaja a Francia en 1789. Durante su estadía de cerca de una década en suelo francés, escribe Rights of Man (1791), una defensa de la revolución francesa como respuesta a Reflexiones de Burke. De este texto se habla de la carga de su escritura fragmentada, de su inmediatez emocional y de la ingenuidad argumentativa, aunque tiene un alto nivel de denuncia, de crítica de las instituciones de su tiempo, de los abusos de la aristocracia. Pero la mera denuncia sobre los impuestos, a la manera de un Henry David Thoreau, no resuelve el problema del diseño del Estado moderno, ya no solo desde las armas, sino desde el tejido institucional.

      Los aristócratas no son agricultores que trabajan la tierra y aumentan la producción, sino meros consumidores de la renta; comparados con el mundo activo son zánganos, un serrallo de machos que ni recogen la miel ni construyen la colmena, sino que solo existen para la diversión holgazana (...) De haber sido [el Parlamento] una cámara de agricultores no habría habido leyes de caza; de haber sido una cámara de comerciantes e industriales, los impuestos no habrían sido tan desiguales y tan excesivos. Estos se han descontrolado porque el poder de imponer impuestos está en manos de quienes pueden quitarse de sus espaldas una gran parte de los mismos (Paine, 1982, p. 249).

      Entre las fuerzas resultantes de la revolución en Francia, desde las congregaciones del llamado Tercer Estado, Paine es acogido por los girondinos, este hecho lo hace caer en desgracia con Robespierre y termina en la cárcel, esta circunstancia desnuda el poco afecto de George Washington por Paine, quien con mucho poder para ayudarle, no se ocupa del antiguo rebelde amigo de la causa americana cuyo Common sense fue usado para arengar las tropas rebeldes al mando de Washington en momentos de flaqueza. Tanto en Los derechos del hombre (Rights of Man, 1791-1792), como en Justicia agraria (1795-1796), se discuten los orígenes de la propiedad y se introduce el concepto de renta mínima garantizada que aboga por los pobres; Paine cuestiona aunque no niega la propiedad y reclama una renta mínima. En prisión escribe La edad de la razón (1794), en este panfleto ataca el poder de la iglesia.

      Burke no está en contra de la razón, aprecia el pragmatismo racional incorporado a la tradición y a las instituciones, valora los méritos de los actores y su rigor en el camino de la solución de problemas concretos, no quiere resolver los problemas desde derechos abstractos sino con procesos concretos, construidos desde la sociedad civil. Paine valora los derechos individuales como fundamento de la democracia, Burke se fundamenta en las metas morales racionales de la sociedad civil; para el primero la gente es el objeto directo de los derechos, para el segundo los fines naturales de la sociedad, a través de las instituciones, son la prioridad. En este contexto, Burke ofrece un sentido realista sobre el modo de llevar a cabo los mandatos del contrato social liberal. En definitiva, el debate Burke-Paine, resume en buena medida, los extremos panfletarios de la controversia en torno a las revoluciones en América y Francia.

      Su producción intelectual es amplia, documentada y profunda. Y transcurre por temas filosóficos, estéticos, jurídicos, políticos, económicos, entre otros. Exponemos la lista de sus obras en orden cronológico, aunque tan solo nos ocupamos de algunas con énfasis político como en el caso de Una vindicación de la sociedad natural (1756), Reflexiones sobre la causa del descontento actual (1770), en particular su libro Reflexiones sobre la revolución en Francia (1799). La siguiente lista de las obras de Burke da cuenta no solo de su producción, sino de la línea temática a lo largo del tiempo, de su constancia en el tema político, de su permanente trabajo no solo teórico-práctico, de su estilo literario epistolar, del panfleto y las reflexiones como género favorito. Es decir, el tratado filosófico no es su campo, la abstracción modeladora no es su ruta.

      Una vindicación de la sociedad natural (1756), Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello (1756), Un reporte de la colonización europea en América (1757), Compendio de la historia de Inglaterra (1757), Editor del registro anual por unos 30 años (1758), Panfleto sobre las leyes papismo (principios de 1760), Sobre el estado actual de la nación (1769), Reflexiones sobre la causa del descontento actual (1770), Sobre los impuestos en América (1774), Conciliación con las Colonias (1775), Una carta a los sheriffs de Bristol (1777), La reforma de la representación en la Cámara de los Comunes (1782), Reflexiones sobre la revolución en Francia (1790), Carta a un miembro de la Asamblea Nacional (1791), Apelación de los nuevos a los viejos whigs (1791), Reflexiones sobre los asuntos franceses (1791), Observaciones sobre la política de los aliados (1793), Cartas sobre una paz regicida (1795-97), Carta a un noble señor (1796).

      - Vindicación de la sociedad natural (1756)

      Este primer libro de Edmund Burke, publicado bajo el nombre de Lord Bolingbroke en 1756, constituye una piedra fundante de toda su filosofía y estilo posterior, deja ver su constante posición de desconfianza frente al juicio de las masas; no obstante, en un discurso anárquico y alegórico, hace un viaje a lo largo de la historia de la humanidad, haciendo acopio de la característica subyacente a las estructuras de poder: la mezquindad, la debilidad humana y la guerra. Reivindica la sociedad natural, el estado de naturaleza original y los gobiernos que en un acto de copia del discurso religioso han podido gobernar con equilibrios las sociedades. Aunque en realidad, su defensa de la sociedad natural es una gran ironía sobre la naturaleza humana y la necesidad del acuerdo político para superar el estado de guerra hobbsiano, porque la virtud es innatural y extraña al hombre:

      La guerra, dice Maquiavelo, debería ser el único estudio de un príncipe, y por príncipe se refiere a cualquier clase de Estado constituido. El príncipe, dice este gran doctor político, debería considerar que la paz es solo un respiro que le da el tiempo para ingeniar y hacer acopio de la habilidad para llevar a cabo planes militares. Una meditación sobre la conducta de las sociedades políticas llevó al viejo Hobbes a imaginar que la guerra era el estado de naturaleza y, desde luego, si alguien juzgara a los individuos de nuestra raza por su conducta cuando se unen y forman naciones y reinos, podrían imaginar que la virtud era innatural y extraña al hombre (Burke, 2009, p. 33).

      El estilo satírico del texto hace pensar más en un marco enmascarado, estilo muy usual para esos tiempos y en todos los tiempos, bajo algún tipo de terror de Estado, para decir verdades a medias, para hacer una pintura de trazos grises de la sociedad