Solo tu. Niky Moliviatis. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Niky Moliviatis
Издательство: Bookwire
Серия: Los Hamilton
Жанр произведения: Книги для детей: прочее
Год издания: 0
isbn: 9788418013140
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—en algún momento de la plática de Kyle me perdí.

      —Sí, ya escuchaste, todos sabemos que eres Race Maldito Hamilton, el hombre con corazón de hierro. Nadie te ha logrado conquistar.

      Pensé en Charlotte, realmente me gustaba, pero nunca me había sentido como si mi vida dependiera de ella, tampoco lo hacía por Renny ni por nadie. Quizá tenía razón, era solo un capricho. Hace meses cuando la vi por primera vez, pensé que era una ruda sin control que quería cogerme encima de la motocicleta, hasta el primer día que realmente le hablé. Ese día cambió todo.

      —No, nunca va a pasar, al menos por ahora —dije sin apartar la vista de Renny.

      —Imagino que… —Kyle chasqueó los dedos frente a mi cara para que le pusiera atención—, mierda, Race, concéntrate cuando te hablo.

      —Solo no entiendo. ¿Por qué finge con ellos? Se nota tremendamente que no encaja en su mundo.

      Kyle levantó una ceja como si realmente se lo planteara en todas las formas posibles.

      —Renny tiene una infancia muy difícil, antes solíamos ser muy amigos, pero después del accidente Renny se vino abajo.

      —¿Accidente? —ahora este estúpido tenía absolutamente toda mi atención.

      ¿De qué accidente estaba hablando y cómo es que no lo sabía? Insistí un poco para que me contara acerca del accidente, pero Kyle se negó. Era algún tipo de acuerdo entre ellos. Una promesa que no diría. ¡Maldición! Ni siquiera le habla.

      —Algún día te enterarás de todo, pero por ahora mi boca está sellada con un candado. —Kyle levantó su copa en dirección a Renny que lo veía con una sonrisa—. Se lo prometí.

      Kyle y Renny eran tan opuestos, exactamente como era yo con ella. Solté un suspiro viendo sus pantalones flojos y la blusa verde pegada. Al parecer ese es su color favorito. No voy a mentir, me encantaría que le hicieran un arreglo completo. Esa mujer con un par de vestidos, con el cabello planchado o recogido, se vería como una princesa.

      La observé unos minutos más antes de tomar el puto valor que necesitaba.

      Me tragué mi orgullo y a Rees Hamilton, cuando estaba cerca de ella, Rees debía esconderse en la habitación más profunda en mi subconsciente. Respiré hondo antes de sacar a Race.

      —Señoritas —dije con una sonrisa de medio lado—, ¿podría llevarme a esta princesa a bailar?

      Mi técnica era sencilla, le di una mirada a la chica rubia que estaba al lado de Renny y luego mis ojos viajaron a ella concentrándome en el verde de sus ojos tres segundos antes de deslizar mi mirada por el resto de chicas.

      —No, gracias —dijo Renny con toda su pesadez.

      —Lo lamento, cariño, le hablaba a esa rubia que tiene cara de ángel en el infierno. ¿Me permites? —le tendí la mano para ver cómo todas las demás chicas se mataban con la mirada. Justo en el anzuelo.

      Una de las mujeres empujó a Carla, según logré escuchar que susurraban. La tomé de la mano llevándola hasta una pista simulada donde algunas parejas borrachas bailaban la música electrónica como si fuera música latina.

      Tomé a la chica por la cintura, obligándola a bajar y a subir. Le daba vuelta para sobar esas pequeñas curvas. Su culo se pegaba a mi parte íntima de una manera muy natural. Encajaba bien y había caído justo donde quería que estuviera.

      Un par de sus amigas se unieron a la fiesta privada que estábamos formando. Todas levantaban las manos al ritmo de la música a tiempo que otra llegaba con el camarero a ofrecer tequila. Detestaba los shots de damas, dulces y melosos, pero estas mujeres estaban tomando grandes ligas, el tequila quemaba el puto estómago hasta dejarte inconsciente. Intenté rechazar el primero, pero me fue imposible, el segundo sí fue un no rotundo con la excusa de tener que regresar en moto.

      Por momentos intentaba ver a Renny de reojo, su mirada estaba clavada en nosotros, como si una parte de ella quisiera unirse, pero la conocía en cierta parte, no lo haría. Kyle intentaba hablarle, pero ella, al igual que yo, lo ignoraba.

      —¿Alguien quiere ir por Renny? —lo mencioné con un tono despreocupado, como si no me importara.

      —Oh, no. Renny no baila —una de ellas respondio como si yo hubiera dicho la peor cosa del mundo.

      —Sí, nunca baila, ni siquiera cuando está rebotando de borracha. Ella es del tipo de chica a la que se llevan a casa para que los mande a la mierda a los segundos.

      —¡Exacto! Creo que aún es virgen. —Mi corazón se detuvo tres mil veces en un palpitar. ¡Jamás! Renny no era virgen, yo sabría si lo fuera. Se veía con mucha más experiencia que ninguna otra con la que hubiera estado.

      —Creo que se me antojó quitarle la virginidad. —Mis palabras eran totalmente reales, no las quería decir en voz alta, pero sabía que de ese modo seguirían hablando.

      —Puedes quitarme la no virginidad a mí, Race. Prometo portarme como es debido. —Carla se acercaba tocando mi cuerpo más de lo digno.

      Definitivamente, esto estaba de más. Intenté alejarme un poco viendo cómo Renny gritaba con todos los hombres haciendo un escándalo esencial. Alguien gritó para silenciar a todo el bar al tiempo que tres hombres se subían a la tarima jalando a Renny con ellos. Pero ¿qué diablos?

      Los siguientes segundos fueron todo un caos. Entre las chicas comenzando a gritar, Renny tomando una guitarra y el resto del grupo colocándose en sus respectivos lugares. Pero ¿qué diablos era esto?

      Cuando la banda empezó a tocar algún tipo de música extraña, yo ya estaba estúpido viendo cómo Renny entonaba las primeras palabras de una canción que nunca en mi vida había escuchado. Hipnotizado por lo que estaba viendo, me acerqué a donde estaba ella tocando su guitarra de un modo especial.

      —Se llaman The Power of Ren, tienen al menos unos cinco años tocando. Es lo único que conservo de su antiguo yo. —Kyle me tomó del hombro señalando a Renny—. A veces extraño a esa Renny, la despreocupada que vivía su vida, no la amargada que sigue la corriente a todo.

      —¿Qué accidente?, ¡maldita sea, Kyle!

      Este solo negó con la cabeza tendiéndome la cerveza que había dejado en la mesa.

      —Vas a tener que llevarla a tu casa si no quieres que alguien le pare haciendo algo, solo te escuchará a ti, la conozco muy bien.

      Señaló al escenario justo al tiempo que ella se empinaba la botella de ron, levantándola para brindar con toda su gente. ¡Vaya mierda! Era como estar en un concierto de power pop o punk.

      Hasta cierto sentido, verla de ese modo hacía mucha más lógica a mi mente. Su ropa era como de una corredora profesional los días que estaba en las carreras, pero cuando estaba en estos lugares, era una skater en su genuina expresión. No era un estilo que en lo personal me gustara, pero era algo en Renny que me recordaba a alguien del pasado, alguien a quien quise mucho y desapareció de mi vida. Intenté intensificar el recuerdo de esa época de niños, pero simplemente no podía ponerle detalles a lo que había pasado.

      Transcurrió una hora completa, una en la que la vi ser otra persona, cantando y disfrutando de lo que hacía. Tal y como Kyle lo dijo, bajó como si ella sola se hubiera bebido un litro de ron. Para mi sorpresa, Kyle fue el que la ayudó a llegar a mis brazos, esta reía descontroladamente.

      —Pero sí es Race Hamilton al rescate.

      —¿Qué pasa Kyleen, ya te aburriste de mis mierdas? —¡Jesús! Esta sí huele a alcohol etílico.

      —Race te va a llevar a su casa, es el lugar más seguro por ahora.

      —¿Race? —Esta se acercó en su intento de seducirme. Por un minuto fantaseé con que realmente lo intentara. Sería bueno verla expresar su interés por mí por una vez en la vida.

      La tomé de