—No necesito estar listo. Yo siempre soy irresistible a los ojos de cualquiera.
—Creído.
—No, hermanita, se le llama ser sincero.
Holly negó con la cabeza al tiempo que yo caminaba detrás de ella. Louis estaba en la parte de afuera esperándonos en el deportivo. Mamá y papá tomaban fotos como si eso fuera importante. No era ninguna fiesta de graduación, simplemente iríamos a emborracharnos por haber terminado clases. ¿Por qué tanta emoción?
Al llegar al lugar, Holly salió corriendo detrás de sus amigas, todas se abrazaron comentando los vestidos de todas. Cosas de chicas que jamás entendería. Louis y yo, por nuestra parte, caminamos hasta llegar a una mesa cerca del bar. Varios de mis compañeros estaban allí.
Inmediatamente, todos se pusieron como locos a platicarme acerca de cuándo regresaría a las carreras, todos iban a verme a pesar de que el motocross y las carreras de racing no eran parte de las actividades de la élite.
—¿Estás bien? —Louis se acercó a mí tendiéndome un vaso con whisky, casi no había tomado, casi no había hablado. Estaba distraído, muy distraído para ser verdad.
—Es una mierda, Lou. Estoy confundido. Hace un par de meses esta era mi vida. Amaba ser parte de este grupo, quería encontrar una Agapi y estar feliz como tú, pero ahora simplemente no… No encajo como antes.
—Solo estás confundido, Renny realmente…
—Esto no tiene nada que ver con ella, me agrada como amiga, eso es todo. Ella y yo somos imposibles.
Lou soltó un suspiro acercándose a mí, esto se iba a complicar mucho más de lo que pensaba. Si todo fuera fácil, tendría una Renny para mí dentro de la élite. De ese modo podría sentirme sin la carga de encontrar a un polo tan opuesto a mí.
—Me voy de aquí —dije dando media vuelta en dirección a la salida.
—No hemos terminado de hablar, además, ¿a dónde vas?
Quería ir a casa, a reflexionar en todo lo que estaba pasando, necesitaba sacarla de mi cabeza, relajarme un poco. La migraña nocturna que ahora conservaba constantemente se estaba haciendo presente. Tengo que irme ahora de este lugar.
—Hola, chicos. —Me quedé inmóvil, viendo a Lou abrir muchos los ojos. No quería dar vuelta, me negaba a dar vuelta. ¿Qué diablos hace aquí?
—Hola, Charlotte. —Lou me esquivó para saludarla, pero yo seguía sin dar media vuelta.
—¿Rees, no vas a saludarme?
Quería gritarle que no, no iba a saludarla, al menos eso quería mi organismo. Realmente Charlotte me había lastimado. Creí en ella, me abrí para que entrara completamente. Agradecí al Dios todo poderoso que dejara una duda en todo esto y no me hiciera entregarme por completo a alguien como ella. Si me hubiera enamorado por completo, estaría tres veces más destruido de lo que estaba.
Opté por ser educado y saludar, siempre sería de ese modo. Mi educación ante todo.
—Hola —dijo sin expresar ninguna emoción—, bueno, los dejo.
Comencé a caminar hacia la puerta cuando una vez más la voz de Charlotte me detuvo. No quería tener nada que ver con ella. Su vestido rosa pálido hasta las rodillas era demasiado para mis ojos, su cabello recogido y esa mirada de picardía eran mi perdición. Era hermosa, no había duda de eso.
—¿Qué te pasa? Acabo de regresar del intercambio y tú te enfocas en huir de mí. ¿Qué?, ¿acaso no quieres saber cómo me fue?
Levanté una ceja, pensativo, como si de verdad me lo pensara.
—No. Si me permites… —comencé a caminar una vez más, ya estaba cansado de esto.
—Rees, ¡espera! Déjame explicarte, nunca me diste la oportunidad de decirte lo que pasó.
No había nada que explicar, yo la vi. Él la tenía de la cintura, tomándola con fuerza y ella… Ella estaba revisándole los dientes con su lengua, era obvio que no había nada que explicar. Caminé mucho más rápido hasta la puerta, quería tomar mi Honda nueva y largarme de este lugar. Cerré los ojos… ¡Mierda! Vine con Louis y Holly.
—Ya pasaron siete meses, supéralo, Hamilton, y regresa conmigo. Los dos sabemos que no vas a encontrar otra Agapi a tu altura. Mis papás son duques, al igual que los tuyos y sobre todo si quieres que tu padre llegue a ser primer ministro tienes que tener una mujer que sea de lucir y no de…
—¡Basta! —dije enfrentándola—. Prefiero bajarme de nivel a estar con alguien como tú. Te vi meterle la lengua hasta la garganta, te vi, Charlotte. Lo deseabas con todas tus fuerzas así que no me miento cuando te digo que no quiero tener nada que ver contigo.
—Me amas, Rees Hamilton, y lo sabes muy bien.
—¿Amarte? —solté una carcajada escandalosa—. Nunca en mi vida he amado a alguien que no sea mi familia y a mí mismo, porque me amo es que te necesito lejos. Me engañaste cuando yo te estaba dando mi corazón, ahora simplemente no quiero saber de ti. ¿Lo entiendes?
Esto se estaba pasando. Mi falta de filtros al decir las cosas estaba siendo aún mejor que nunca. Definitivamente, juntarme con Kyle y los chicos de la fraternidad, estaba acabando con mi paciencia elitista.
Maldije en voz alta por haber viajado con Louis y Holly y no haber traído mi Honda. ¡Genial! Tomé el teléfono y llamé a papá. No tenía ánimos de quedarme a esperar a Holly. Tenía que irme a casa y tenía que irme ahora.
Finalmente, cuando llegué a mi apartamento, me tiré en la cama pensando en qué haría con mi vida. Quería que Renny fuera mañana conmigo a mi cumpleaños, quería que estuviera a mi lado cuando cumpliera 22, la quería como mi perfecto regalo de cumpleaños, quizá algo interesante podía llegar a pasar en la madrugada. A la mierda con la élite, iba a invitarla.
Tomé el teléfono y marqué el número de Kyle, él me diría si ella estaba trabajando a estas horas en ese maldito bar. Estaba sobrio y muy consciente de lo que tenía que decirle.
—¿Race? —Kyle contestó al segundo timbre.
—¿Dónde estás? —Estaba seguro de que estaba en alguna fiesta por la música de fondo y las pláticas en voz alta.
—En el infierno —dijo riéndose como idiota, The Hell era un buen nombre para un bar—. Aquí está Renny Ren, hermano, supongo que para eso llamas.
—Llego en diez minutos.
Tomé mi chaqueta y salí corriendo para la moto. Necesitaba llegar allí lo más rápido posible. Iba a ganarme a Renny Ren en menos de dos horas para que me acompañara a mi fiesta de cumpleaños y si alguien tenía algo que decir dentro de la élite, lo mandaría tres mil veces a la mierda.
Complicated
Entrecerré los ojos al ver el quinto shot que Renny se metía en el organismo. Pensé que estaría trabajando, después de todo, este es su lugar. Esta vez estaba equivocada, Renny estaba con varios chicos, sentada, riendo tranquilamente mientras hablaba y se metía una cantidad de alcohol que me daba náuseas. A este paso pararía inconsciente antes que le pidiera perdón.
Era cuestión de tomar un poco de valor para acercarme a ella, pero aún no me animaba. Brat no estaba en la mesa, pero el séquito de imbéciles sí que estaba allí. No quería problemas, no esta vez. Mis problemas con la ley estaban contados, no quería provocar otro incidente que de verdad me llevara a la cárcel por un par de días.
Levanté la mano para que uno de los trabajadores se acercara a nosotros con dos cervezas más. No estaba en el modo de tomar, en verdad quería irme a casa y dormir. El dolor de cabeza se estaba intensificando. Ver a