Nuestra consulta, sosteniéndose como está en una lista referencial de autores peruanos que han publicado poemarios en un lapso determinado, considera específicamente —a partir de un recorte inicial en el concepto de “poesía peruana”— la producción poética desde el soporte fundamental de la escritura, dejando de lado la poesía oral en castellano o lenguas indígenas, o las más recientes búsquedas en las posibilidades de la poesía registrada en soporte audiovisual, electrónico o sonoro. Haber incluido estos caminos hubiera supuesto un trabajo y unos objetivos claramente diferentes de los que propusimos, y necesariamente supondría otros marcos teóricos y referenciales más allá de los utilizados, además de otros sujetos participantes de la consulta y la consideración de otros sistemas de difusión de los productos. Incluso, a partir de todo ello, implicaría un cuestionamiento radical sobre las fronteras de lo que acostumbramos llamar género poético. Si bien sería interesante, como lo han intentado algunos proyectos,12 una exploración como la mencionada, que incluya dentro del corpus de la poesía peruana toda su amplitud y complejidad cultural y discursiva, e indagar en las fracturas producidas en la relación entre los diversos sistemas literarios —como los llamó Antonio Cornejo Polar— que coexisten en nuestro país, sus comunicaciones e incomunicaciones, era evidente, desde el diseño de nuestro proyecto, que no apuntábamos en esa ambiciosa dirección.
Lo que buscábamos, entonces, era obtener un consenso que pudiera representar una aplicación posible —en el terreno de la poesía peruana de las últimas décadas y dentro del “sistema literario culto” (Cornejo Polar 1989)— del metatexto vigente. Una aplicación posible, insistimos, y no la única, pues pensar en una sola es obviar la dinámica de tensiones y fricciones de todo campo literario referida en las páginas anteriores. Además, en tanto esta aplicación es el resultado de una consulta realizada a partir de una selección particular de opinantes (establecida por nosotros, lo que supone inevitablemente también decisiones de carácter subjetivo y marcadas ideológicamente) que bien podría haber sido diferente, con la consecuente variación, mayor o menor, de resultados.
Para lograr lo señalado, se contó con la opinión de un conjunto de ciento veinticinco miembros del campo literario peruano (incluidos algunos extranjeros, como lo explicamos) conocedores de nuestra poesía escrita de las últimas décadas. Tratamos en lo posible de acoger dentro de lo uniforme —esto es, el interés que suscita entre los encuestados la producción poética del periodo señalado— la heterogeneidad que atañe, principalmente, a las diferentes posiciones que ocupan estos sujetos dentro del campo. Se puede reconocer, así, entre nuestros opinantes la presencia tanto de investigadores académicos como de críticos literarios, periodistas y promotores culturales, así como creadores de diverso origen cuyas preferencias estéticas, perspectivas ideológicas, pertenencias grupales y procedencias geográficas varían significativamente.
De los ciento veinticinco opinantes, ciento catorce son peruanos y once extranjeros. Entre los primeros, ochenta y ocho son poetas, la mayoría de ellos integrantes del periodo establecido por la consulta. De estos, entre setenta y cinco y ochenta, además de poetas, son o han sido investigadores académicos, periodistas culturales, promotores o gestores culturales, editores de revistas o directores de editoriales. Obviamente no todos realizan en la actualidad dichas tareas, pero las han realizado y por periodos extensos en muchos casos, lo que los ubica como agentes dinámicos del proceso y nos permite suponer en ellos un conocimiento sistemático de la poesía del periodo o de parte de ella, incluso más allá, si cabe, de la que demanda por sí sola la actividad creativa. Algo semejante se puede decir de los veintiséis consultados peruanos que no escriben poesía, sino narrativa o exclusivamente crítica o estudios literarios, además de que varios de ellos fueron, incluso, compañeros de ruta de poetas o de grupos poéticos en diversos momentos durante las últimas décadas. Queda claro, con lo anotado, que la consulta no pretendía convocar exclusivamente a los especialistas académicos en poesía peruana contemporánea (que, además, pudieran demostrar tal condición con diversos ensayos o estudios publicados), sino a quienes, por su participación activa en el proceso, desde diversas posiciones, forman parte del conglomerado que implícitamente determinó o determina las valoraciones en la poesía peruana reciente. Por su parte, entre los doce extranjeros consultados, siete han elaborado antologías de poesía peruana o hispanoamericana contemporánea; los cuatro restantes, estudiosos de la literatura, han publicado trabajos diversos sobre poesía peruana como parte destacada de sus intereses académicos.
De lo anterior se desprende que no pretendíamos que todos nuestros consultados tuvieran un conocimiento relativamente exhaustivo e integral del proceso poético peruano de los últimos cuarenta años y que —aunque respetamos las opiniones de quienes se excusaron de responder la consulta aduciendo desconocimiento de una parte significativa del corpus propuesto (porque, en esa medida, pensaban que su respuesta partiría necesariamente de un universo recortado que dejaría de lado involuntariamente voces probablemente valiosas y, quién sabe, más valiosas que otras sí consideradas)—, a nuestro juicio, un conocimiento profundo aunque parcial de este era no solo suficiente para responder cabalmente la consulta, sino la condición de la mayor parte de nuestros opinantes. Por ello nuestro interés en abarcar un número significativo de actores del proceso, cuyas opiniones, al complementarse y contraponerse, permitieran que los resultados reflejaran cierta diversidad de pareceres existente sobre aquella poesía que, como señala Bourdieu, está “socialmente instituida como obra de arte por unos espectadores dotados de la disposición y de la competencia estéticas necesarias para conocerla y reconocerla como tal” (Bourdieu 1995: 339).
Cabe señalar que esa misma información profunda aunque parcial ha sido el punto de partida de diversas antologías de poesía peruana contemporánea, en las que los antologadores han buscado apoyarse en consultas informales hechas a unas pocas personas con el objetivo de acceder a un corpus mayor. Pensamos que una consulta como la nuestra puede ofrecer —como creemos que efectivamente lo ha hecho— un resultado que reduzca limitaciones de este tipo y que conlleve un mayor margen de inclusión y consideración dada la multiplicación de las perspectivas y pautas de los encuestados, todo lo cual redundaría en la posibilidad de ofrecer un panorama más completo del estado actual de la opinión de nuestro campo literario sobre lo más relevante de la producción poética contemporánea. Aun así, tal como se verá más adelante, se ha podido constatar la presencia de otros factores condicionantes que contribuyen a explicar mejor el desconocimiento aludido por algunos de los convocados y que trascienden su interés particular o la imposibilidad individual de conocerlo todo.
Con relación al número de poetas incluidos entre los consultados y, sobre todo, poetas participantes del mismo proceso en evaluación, alguien podría hacer un reparo afirmando que eso supone un sesgo peligroso por el hecho de que muchas de las opiniones brindadas por ellos corresponden a algo que directamente les compete, lo cual a su vez podría traslucir ciertos intereses personales o de grupo. Creemos, sin embargo, que existen dos razones fundamentales para desvirtuar esta objeción. La primera reside en el hecho de que difícilmente podría haberse logrado una consulta seria y exhaustiva si se hubiera dejado de lado a quienes están directamente involucrados con el quehacer poético. Como bien se sabe, desde el surgimiento de aquello que solemos llamar “modernidad poética”, a mediados del siglo XIX, y su configuración en las múltiples manifestaciones de la poesía contemporánea, han sido muchas veces los propios poetas quienes se han dedicado más esforzada y lúcidamente a la reflexión acerca del fenómeno poético, no solo a través de un sinnúmero de poéticas y manifiestos, sino también directamente del ensayo, la crítica y los estudios literarios. Esto, como se conoce, es lo que ocurre —y no solo