2 Según la versión colectiva sobre la industria del libro en México, publicada en Diálogos, núm. 116, marzo-abril, 1984, p. 108.[regresar]
3 Esto se desprende del análisis del Índice temático de publicaciones, publicado por la Dirección General de Fomento Editorial de la unam. Por su parte, el FCE publica aproximadamente 460 títulos al año, de los cuales la mayoría corresponde a las humanidades, y aproximadamente 10 por ciento son de literatura.[regresar]
4 Información proporcionada al autor por la Dirección de Publicaciones y Fomento Editorial de la unam. El fce dictamina alrededor de 500 títulos nuevos al año, de los cuales 20 por ciento son de autores mexicanos.[regresar]
5 De los numerosos diccionarios de términos editoriales y bibliográficos, los más útiles para los fines de este trabajo son el holandés (tetralingüe) de F. J. Wijnekus, Elsevier’s Dictionary of the Printing and Allied Industries in Four Languages (English, French, German, Ducth), Amsterdam, Elsevier Publishing Co., 1967, y el de Henry Jacob, A Pocket Dictionary of Publishing Terms, Londres, MacDonald and Jane’s, 1976.[regresar]
6 Ésta es la opinión de M. Lincoln Schuster, creador de la editorial Simon and Schuster: “An editor selects editor”. Cf. M. Lincoln Schuster, “An Open Letter to a Would-Be-Editor”, en Gerald Gross (comp.), Editors on Editing, Nueva York, Harper and Row Publishers, 1985, pp. 33-37.[regresar]
7 Pat Goblitz “On Being a Senior Acquisitions Editor”, en Gerald Gross (comp.), op. cit., pp. 129-142: “I wear a lot of hats in the course of a working day: I am a buyer, negotiator, seller, writer, editor, decision-maker. I approve, reject, confer: I work with every department within my publishing house: sales, art, copyediting, production, publicity, advertising, subsidiary rights. I am always looking for new books to buy…”[regresar]
8 La declaración del editor de Rutgers University Press, William Sloane, citado en Gene R. Hawes, op. cit., p. 68.[regresar]
9 Ibid., p. 64. [regresar]
10 Las consecuencias de este proceso en el surgimiento y desarrollo de las teorías modernas de interpretación literaria, han sido estudiadas con lucidez por Frank Kermode en The Genesis of Secrecy. On the Interpretations of Narrative, Cambridge y Londres, Harvard University Press, 1979.[regresar]
11 Jean Karl, “Editor, Author and Manuscript”, en Chandler B. Grannis (ed.), What Happens in Book Publishing, Nueva York y Londres, Columbia University Press, segunda edición, 1967, pp. 292-296.[regresar]
12 Gene R. Hawes, op. cit., p. 60. [regresar]
13 El ejemplo es mencionado en el libro de Gene R. Hawes, op. cit., p. 136. [regresar]
14 Un caso ejemplar es relatado por Augusto Monterroso en La letra e. Fragmentos de un diario, México, era, 1987, p. 23.[regresar]
15 Según Christopher Kleinhenz, en su artículo “The Nature of an Edition” , en C. Kleinhenz (comp.), Medieval Manuscripts and Textual Criticism, Chapel Hill, North Carolina University Press, 1976, 273-283, hay tres tipos de ediciones críticas: general, especializada y variorum. Cada una se distingue de las otras por la extensión del aparato crítico (notas, estudio introductorio, bibliografía, índices, glosario, etc.) y por la naturaleza de la información que acompaña al texto. La edición crítica general está dirigida a todo público; la edición crítica especializada está dirigida a un tipo específico de lectores, generalmente estudiantes universitarios; la edición variorum (cum notis variorum) contiene virtualmente todo lo pertinente a la vida de la obra, y muy especialmente varios estudios introductorios que anteceden a la presentación de la obra en el mismo volumen, y generalmente escritos desde varias perspectivas teóricas. En lengua española contamos ya con el proyecto editorial de la UNESCO, dedicado a las Obras completas de Miguel Ángel Asturias (del cual han aparecido cuatro de los 23 títulos programados, bajo el sello editorial del Fondo de Cultura Económica). En lengua inglesa, desde hace muchos años existe una larga tradición en la edición variorum de las obras dramáticas de William Shakespeare (editada por Modern Language Association, M. L. A.), en los Estados Unidos.[regresar]
16 El comentario es registrado por él mismo en el “Octavo tramo” de sus Memorias, incluido en la antología preparada por Gabriel Zaid, Daniel Cosío Villegas. Imprenta y vida pública, México, FCE, 1985, pp. 168-177. [regresar]
17 El límite suele ser de unas pocas líneas. Al respecto, puede consultarse el trabajo de Ramón Neme Sastré sobre derechos de autor, De la autoría y sus derechos, México, SEP, Conafe, 1988.[regresar]
18 Lo mismo ocurre con las ediciones llamadas “diplomáticas” de textos antiguos, generalmente dirigidos a los paleógrafos. Cf. Christopher Kleinhenz¸ op. cit., p. 273; Henry Jacob, op. cit., p. 21.[regresar]
19 El dictamen de ediciones “críticas” es muy especializado, pues estas ediciones deben incluir un registro de todas las enmiendas al texto realizadas por el editor, un registro de todas las variantes, una discusión de las lecturas que involucran problemas específicos, y la indicación de todos aquellos elementos tipográficos, que deben ser reproducidos o eliminados por todo aquel que cite fragmentos del texto. En estas ediciones, la principal responsabilidad del editor es establecer el texto. En la tradición iniciada por Paul Maas, W. W. Grez y Fredson Bowers, existe una abundante bibliografía de la llamada “crítica textual” acerca de problemas como la intención del autor, la relación entre juicio crítico y el análisis bibliográfico, el tratamiento de la puntuación, los problemas de la modernización del idioma, la naturaleza del aparato crítico y la identificación de las variantes. En México contamos ya con algunas ediciones críticas como la de Samuel Gordon para los “Esquemas para una oda tropical” de Carlos Pellicer (1987) y el proyecto de la Biblioteca Novohispana del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México, cuyas normas editoriales han sido