Como efecto de los factores antes comentados, en Inglaterra se incrementó la producción y la productividad del nuevo sector industrial de la economía, al introducir la tecnología en los procesos de sus establecimientos o fábricas, éstas pasan a ser el centro de la vida social y económica de la época, así como el gremio, el taller y el feudo lo fueron siglos atrás. La fábrica proporcionaba no solo un nuevo paisaje urbano, sino también un nuevo ambiente social con consecuencias desagradables. A diferencia de un campesino, el ritmo de trabajo del obrero era impuesto por la maquina; las temporadas de baja actividad eran dictadas por el mercado, no por el clima, y la tierra ya no era la fuente de riqueza y sustento, sino el empleo en la fábrica, donde las condiciones eran poco higiénicas y seguras, los horarios de trabajo de 12 horas y adicionalmente era común el trabajo de los menores de edad.
Al ambiente de la fábrica había que agregar las condiciones de la vivienda obrera que en un principio estaban anexos a la fábrica y eran simples cobertizos; con el tiempo surgieron los barrios obreros con mejores condiciones, pero su ambiente era sórdido, para tener una idea de ello se recomienda la narrativa de la época especialmente Charles Dickens y su novela Oliver Twist.
La fábrica y sus efectos
En los establecimientos fabriles se concentra el capital, es decir, los bienes de capital como maquinas, equipo, herramientas, conocimiento, etc. Junto con los individuos organizados de manera que se hace más productiva la labor humana, lo que equivale a habilitar al trabajador para producir más bienes por hora (o semana, o año); por lo tanto, el capital y la forma de organizar a los trabajadores para usarlo, son a la postre, métodos para elevar la productividad, es decir, la producción total de un individuo en un tiempo dado. Los bienes de capital permiten al individuo aplicar los principios de la ciencia en los inventos tecnológicos tales como la palanca, la rueda, la máquina y más tarde la computadora, de manera que amplifican su capacidad muscular y cerebral, afinan sus poderes de control y le dotan de una resistencia y una elasticidad mucho mayores, de la que posee su cuerpo de manera natural. Usando los bienes de capital, el individuo utiliza el mundo natural como suplemento de sus propias y frágiles capacidades (Heilbroner, 1964).
La otra razón del aumento de la producción y la productividad lograda en la fábrica, como antes se mencionó, es la manera en que se organizan a los individuos en ella. En un principio los bienes de capital facilitan la especialización del trabajo, es decir, un grupo de individuos operando juntos (cooperando), pero organizados de manera que cada uno de ellos hace una sola operación que repite hasta dominarla; mediante la especialización se puede producir más que lo que lograría el mismo número de individuos cuando cada uno de ellos hace varias tareas y no solo una. El ejemplo típico actual, es el ensamble de automóviles, donde mil individuos trabajan alrededor de una banda que desplaza el producto para que cada uno de ellos realice con su equipo, la operación asignada, dando como resultado un volumen de producción muy superior a la que podría hacer, si cada individuo se encargara de ensamblar la unidad completa. En general, para operaciones industriales de gran volumen o escala, se requiere mucho capital y la especialización es la forma usual de organizar el trabajo para así elevar la productividad, disminuir los costos, ofrecer productos a precios asequibles y lograr excedentes.
Pero la fábrica es también un espacio confinado donde se concentran capital y trabajo o “mano de obra”, este ultimo término transmite la idea de que del individuo solo se requiere su fuerza, no su mente, de allí que es sinónimo de manufactura y no “mentefactura”. Adicionalmente, el que los empleados en la fábrica fueran tratados como manos, no era suficiente para asegurar la reducción de su autonomía y la confinación de sus responsabilidades, era necesario también vigilarlos y supervisarlos por otros individuos o supervisores, con ellos nace la primera tarea de gestión en la fábrica: ver y entender la acción realizada por las “manos” bajo su vigilancia, tarea que es facilitada por el espacio limitado de la fábrica. Por tal motivo, al nacimiento de la fábrica se intentaron varios métodos de disciplina y control de la mano de obra, a fin de lograr un incremento de la productividad. Se buscaba una arquitectura que facilitara esta tarea, así surgió el “panópticon” idea sugerida por el filósofo ingles del siglo XVIII: Jeremy Benthan, que se aplicó también en cárceles, conventos, hospitales y otros casos similares de confinamiento (Clegg, Kornberger y Pitsis; 2005).
El panopticón es un tipo de edificación para hacer el trabajo de un supervisor lo más visible y fácil que se pueda y adicionalmente, los que son vigilados lo sean de tal manera, que no se den cuenta que están bajo escrutinio. El diseño arquitectural del panopticón consiste en una torre central de observación, desde el cual el supervisor, sin ser visto, es capaz de ver a todas las celdas y a sus ocupantes, de manera que nada se puede ocultar y por tanto no halla privacidad. El control es muy efectivo por la sensación de estar todo el tiempo observado por un poderoso e invisible vigilante, dejando como única opción al vigilado, obedecer y hacer lo mandado, no importa si en algún momento se le deje de vigilar, lo que cuenta es que ellos saben que la posibilidad de serlo, es muy elevada. Pero el control por la estructura física de la fábrica y la supervisión, son caras e inflexibles, poco después se descubrirá que, dictar y aplicar normas y reglas para regular la conducta humana, es más eficaz que la supervisión y la vigilancia física.
Pero en las fábricas, además de los cambios cuantitativos que generaba la maquinización de los procesos, la especialización y control del trabajo, surgió sin pretenderlo, un cambio cualitativo: el nacimiento de la conciencia de clase, que es el resultado de la proximidad de individuos laborando bajo las mismas condiciones económicas y físicas, que hace que los trabajadores a la postre compartan creencias e ideas similares, facilitando la unidad de las demandas por una vida mejor. Así al crear una clase de obreros y un ambiente industrial, la RI impacto al ambiente político, Karl Marx y Friedrich Engels escribieron en 1848 que “toda la historia” era el relato de la lucha de clases: capital vs trabajo, que emergía incontenible del ambiente de la fábrica y la industria.
Democracia en la sociedad industrial
Con el ascenso del capitalismo vino aparejado el liberalismo político, que toleraba de mala manera el clima hostilidad hacia la explotación e injusticia, de manera que, si bien muchas veces se reprimió la protesta obrera, a la larga surgió un lento proceso de mejoramiento de sus condiciones. En 1802 se limitó el horario de trabajo de los aprendices a 12 horas, exonerándolos del trabajo nocturno. En 1819 se prohibió emplear a niños menores de nueve años en las fábricas de algodón; en 1833 se decretó una semana laboral de entre 48 y 69 horas para obreros menores de 18 años, quienes conformaban el 75 % de la masa obrera de las fábricas de algodón; en 1842 se prohibió a los niños menores de 10 años trabajar en las minas de carbón; en 1847 se establecieron 10 horas como límite de trabajo diario para mujeres y niños (Heilbroner, 1964).
Las luchas y las conquistas no fueron fáciles, sin embargo, es interesante hacer notar que, a diferencia del feudalismo, el capitalismo siempre estuvo contenido y corregido por la fuerza del liberalismo político y la democracia, esa fuerza compensadora cuyo poder habría desarrollarse consistentemente, hasta llegar a conformar el sindicato, las centrales obreras y los partidos políticos. Lo económico y lo político combinados dieron como resultado que en Inglaterra y la Europa Continental, posteriormente en los Estados Unidos y Canadá, se registrara, como efecto de la RI, un mejoramiento del nivel de bienestar material de las masas, nunca antes conocido. Aunque en el largo plazo una serie de crisis ambientales, sociales y económicas van nuevamente a poner al capitalismo en el banquillo de los acusados.
Atraso y subdesarrollo
El despegue de Inglaterra, pronto se trasladó a Europa y luego al Norte de América, sin embargo, buena parte de la población de América, África y Asia, aún hoy permanecen en estado de postración económica y la pregunta es ¿por qué no superan esa situación? ¿es repetible el ejemplo de Inglaterra? Para ello, Pipitone (1994) introduce una importante diferenciación entre atraso y subdesarrollo, para este autor, el primero es fundamentalmente un fenómeno europeo, típicamente periférico, mientras que el subdesarrollo es en sustancia, el producto de la expansión mundial del capitalismo europeo. Varias zonas europeas al no contar con las condiciones para impulsar la sociedad del mercado y el capitalismo, se atrasaron y quedaron al margen