Pero aún cuando en los primeros siglos de milenio anterior, las ciudades no crecieron de manera intensa, llega un momento en Europa, que empiezan a emerger y evolucionar a un mayor ritmo, hasta resultar un fuerte estímulo para el desenvolvimiento del comercio y la monetización de la vida. Cada ciudad tenía sus barreras de peaje y sus casas de moneda, pero también contaban con sus propios comercios, talleres, hosterías y restaurantes, que le daban el toque urbano a la localidad, a la postre terminaron expandiéndose hasta alcanzar a ser verdaderas ciudades/estado como fue el caso de Venecia.
La nobleza y los señores feudales se empeñaban en conservar sus privilegios frente a los nuevos ricos, es decir, la clase comerciante, pero el proceso de economízacion de la sociedad no se detenía, rompía con lo establecido y reorganizaba el poder y el prestigio de las clases sociales, en consecuencia, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, las grandes ciudades inglesas eran asiento de mercados laborales y empresas cuyos almacenes daban muestras de abundancia, pero también eran sitios de indigencia, violencia y robo.
•Los cercamientos
El bien llamado tierra es un elemento de la naturaleza inextricablemente ligado a la especie humana, su función económica es solo una de muchas funciones vitales que tiene, otras son: la estabilidad de la vida del individuo, el sitio de su habitación, la condición de su seguridad física, el paisaje, las estaciones, entre otras. Por ello, tradicionalmente, tierra y mano de obra eran una unidad, el trabajo formaba parte de la vida, la tierra seguía siendo parte de la naturaleza, la vida y la naturaleza formaban un todo articulado, sin embargo, se dio su separación lenta y dolorosa para formar un mercado inmobiliario. En efecto, la separación del individuo y del suelo significaba la disolución de la unidad económica en sus dos elementos, de modo que cada uno de ellos pudiera encajar donde fuese mas útil. La comercialización del suelo fue el inicio de la liquidación del feudalismo (Polanyi,2003).
Comenzó en el Reino Unido con el Siglo XIII cuando la nobleza y los señores feudales , ante su necesidad apremiante de dinero en efectivo, empezaron a cercar sus tierras para venderlas o rentarlas. Las tierras que antes eran consideradas comunales y dedicadas al pastoreo o a la siembra, ahora estaban al servicio de quien pudiera pagar por ellas. Su demanda aumentaba por el surgimiento de las ciudades industriales que requerían, primero: terrenos para sus instalaciones fabriles y habitaciones de trabajadores y segundo: suelo para producción de alimentos y materias primas orgánicas, por ejemplo, para la cría de ovejas, que, por la gran demanda de telas de lana, ahora resultaba ser una actividad muy lucrativa. Con la modernización del transporte marítimo la presión sobre la tierra aumentó, ahora se requería elevar la producción para abastecer los territorios extranjeros y coloniales.
Aunque el proceso de cercamiento en Reino Unido, por largo tiempo avanzó a pasos irregulares, ya en el siglo XIX se estimaba que cerca de la mitad de la tierra comunales de Inglaterra, había sido “cercada” es decir, habían sido transformadas en criaderos de ovejas o superficies para la agricultura comercial y por lo cual, se supone, los propietarios recibieron una justa compensación (Heilbroner, 1964) En Francia los cambios mas grandes se registraron durante la Revolución Francesa y en los decenios de 1830 y 1840, en los que se daba prioridad a la agricultura comercial sobre las herencias, las dotaciones inalienables y las tierras comunales; la idea era que la libertad para manejar la propiedad y en particular la propiedad de la tierra, formaban parte esencial de la libertad individual. Posteriormente el Código Napoleónico reconoce: i) el derecho a la propiedad inmobiliaria, ii) que la tierra es un bien comerciable y iii) la hipoteca como un contrato civil privado.
Desde un punto de vista estrictamente económico, el movimiento de cercamiento era indiscutiblemente saludable por cuanto convertía en productivas, tierras que hasta entonces habían producido sólo pasto y ocupaban poca mano de obra, ahora su explotación buscaba ser intensificada. Desde una perspectiva social a medida que los campos comunales iban siendo cercados, se expulsaban a los campesinos y los que se quedaban se les hacía cada vez más difícil ganar lo suficiente para su subsistencia, surgió entonces una nueva fuerza de trabajo: el proletariado agrícola, que, al no tener tierra, buscaba afanosamente trabajo para ganar un salario, aunque no abundaban precisamente y migraban en su búsqueda.
Junto con el proletariado agrícola que llegaba a la ciudad en busca de empleo, empezó a surgir el urbano bajo el impulso de la transformación gradual de los gremios en empresas mercantiles, a pesar de la oposición de los maestros que luchaban tenazmente contra la “apertura” de sus gremios, en virtud de que los mercaderes los presionaban para rebasar los volúmenes tradicionales de sus operaciones y los hombres de negocios revolucionaban los procesos manuales con maquinaria. Finalmente, lo que dio origen a la sociedad de mercado europea no fue una evolución sino una “revolución lenta” hasta que el comercio se empieza a considerar como algo “natural” o “normal”, incluyendo el mundo de las empresas con sus categorías o factores de producción: tierra, trabajo y capital que se volvieron tan presentes, que resulta difícil creer que no siempre hayan existido, como tales.
•Las conquistas de ultramar
Durante la antigüedad, el intercambio de los europeos sea por comercio o conquista, se daban con la India y con China atravesando mares más o menos conocidos, en busca de especias, seda y otras mercancías exóticas. Hasta que llego el tiempo de fuertes murmullos acerca de las maravillas que algunos viajeros intrépidos afirmaban que se encontraban en ultramar, es decir, más allá de los mares conocidos y que con el tiempo animó a los comerciantes a alcanzar el territorio que después se llamó, América.
Motivados por la ilusión de alcanzar riqueza y gloria, pronto aparece un grupo de aventureros dispuestos a remontar las largas distancias y explorar lo desconocido, como Colón, Vasco de Gama, Cabral y Magallanes, quienes apoyados por los monarcas de la época organizan flotas y se hacen a la mar con el patrocinio y en nombre de sus reyes, quienes a su vez lo hacían con la esperanza de aumentar las arcas reales.
Efectivamente, como resultado de la conquista y sometimiento de los territorios americanos por los europeos, se introdujeron a la economía un flujo muy importante de metales preciosos procedentes de México y Perú, que al distribuirse como medio de pago generaron una gran inflación; se estima que entre los años 1520 y 1650, fue de 200 a 400 % (Heilbroner, 1964). La fundación de las colonias en los siglos XVI y XVII y el consecuente disfrute del comercio con el Nuevo Mundo, proporcionaron un gran impulso a Europa, pero con el consecuente subdesarrollo de América como lo señala Galeano (2004) y se comentará mas adelante.
•La monetización de la vida económica
Un importante factor de cambio de la organización económica europea fue de la introducción de la moneda en el intercambio de mercancías, se tiene registro de que en el Siglo X el efectivo y las transacciones monetarias eran mínimas, pero para los Siglos XVII y XVIII la moneda era ya un imprescindible medio de cambio para las transacciones y para las demás funciones que los economistas le asignan, como son almacén de valor y unidad de cuenta.
Es importante decir, que en el sistema feudal las contribuciones de los siervos a los señores feudales eran en especie, es decir, días de trabajo, o bienes como granos y animales vivos. Un buen número de causas estuvieron detrás del cambio en la forma de efectuarse los pagos durante la época feudal. Una de ellas fue el aumento de la demanda urbana de alimentos; de manera que conforme la población de las ciudades se incrementaba, la moneda se filtraba en el campo, creciendo así la capacidad del sector rural para comprar bienes urbanos, como también se agudizaba su deseo de realizar esas compras. Al mismo tiempo, la nobleza y los señores feudales, en busca de mayores ingresos en efectivo para comprar una creciente variedad de bienes, veía cada vez con mejores ojos el cobro de sus rentas y sus tributos en dinero y no en especie.
Pero, al actuar de esta forma, los mismos