El odio y la clínica psicoanalítica actual. Carmen Gloria Fenieux. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Carmen Gloria Fenieux
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789569441561
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citándose con posibles nuevas parejas. Sin embargo, antes de que pudiera recuperarme del impacto de su relato, descubro que mi paciente se ha olvidado del hecho y ahora le ayudada con el arreglo de su nueva casa.

      Remitiéndose a Freud, se podría señalar que su vida estaba estructurada para racionalizar sus defensas y resistirse a develar sus resistencias.

      En una ocasión, él descubrió que su novia, B, mantenía una relación con otro hombre, pero cuando la confrontó, ella le aseguró que lo “arreglaría”, de tal manera que mi paciente pareció aceptarlo rápidamente, pero, para mí, resultó ser poco convincente. Posteriormente intentó telefonearle, pero la línea estuvo siempre ocupada. En una ocasión, fue hasta su departamento y al mirar por la ventana, la vio cenando con su amante. La llamó a su teléfono móvil preguntándole qué hacía y ella le respondió “que estaba cansada y se acostaría temprano”. Él agregó: “Eso no es lo que parece desde donde estoy parado mirándote”.

      En la sesión siguiente me señaló la forma cómo lo habían resuelto (con B); ahora se entendían mutuamente y mantenían una relación muy particular. Vale decir, él se había disociado de toda consciencia del significado de lo ocurrido. Así, su conocimiento de la historia de su relación con B a través de la proyección, se situaba ahora en mí. Me descubrí observando a estos ‘románticos amantes’ que habían superado sus diferencias, queriendo decirles: “Esto no es lo que parece desde donde yo estoy mirando”.

      No obstante, tengo claro que esta manera del Sr. C de administrar su vida le sirve como una defensa ante situaciones que no puede manejar y que le producen una desesperación considerable. Pensando sobre esto comencé a preguntarme si hubo veces en que sintió cierta excitación asociada a su demostración reiterada de lo inadecuado de sus objetos. Cada vez que un objeto le fallaba, una voz interna parecía decirle con algún grado de satisfacción, “esto es típico”. Ocasionalmente esto parecía servir como un modo de paralizar el análisis, y nunca tuve claro hasta qué punto esto actuó como una defensa necesaria contra un dolor intolerable y cuánto estuvo asociado a un placer.

      Narraré un sueño de una sesión reciente que muestra más abiertamente su cualidad amenazante, la que probablemente siempre estuvo presente, pero que ahora se muestra de una manera más accesible.

      El sueño surgió luego de un periodo en el cual hubo un considerable avance, transmitiéndome de una manera muy conmovedora un mayor contacto conmigo como de alguien que luchaba por conseguir cosas que valían la pena. Él estuvo discutiendo, con algo de carga emocional, el hecho de haber observado que el edificio de departamentos (donde está mi consulta) lo estaban remodelando. Notó que era un trabajo arduo y meticuloso. Le pareció que este hecho le mostraba una imagen mía como de alguien que hubo trabajado muy duro para lograr cosas (en vez de, por así decirlo, de ser alguien alimentado con cuchara de oro):

      Él visita a Wilhem [su único amigo íntimo]. En el sueño, Wilhem es propietario de una enorme hacienda. El paciente camina por los jardines que se encuentran en distintos niveles [él no usó la palabra, pero sonó algo así como terrazas]. Miró los alrededores, parecía muy impresionado, pero entonces ve un gorila moviéndose alrededor de los matorrales. Él no pensó que esto era correcto; comparó la escena doméstica con el animal salvaje merodeando en los matorrales. En el sueño pensó: Ellos [los animales salvajes] debiesen estar separados, y no entremezclados de esta manera.

      También se dio cuenta de que era el único que parecía estar preocupándose del peligro. Hay una tarima [un tipo de plataforma]. El gorila aparece y se para en ella y también se mueve por ella en cuatro patas. Asocia la tarima con el ir a una exhibición de motocicletas BMW sobre una plataforma [el paciente es un entusiasta motociclista].

       Entonces hay gente sobre el césped estirando manteles, no parecían estar molestos con el gorila y le vuelve a parecer que no es correcto.

      Se va al interior de la casa con Wilhem y aparece un gato muy peludo. El gato ataca a Wilhem —lo muerde en el tobillo—. Wilhem no puede hacer nada y él [mi paciente] se siente indefenso de poder alejar al animal de él.

      Durante la sesión comprendimos los siguientes elementos:

      - Él llamaba mi atención hacia algo peligroso que pasaba desapercibido entre los matorrales. Concretamente, creyéndome muy complacido con mi trabajo (quizás parado sobre la plataforma) y, por lo tanto, desconociendo que algo salvaje y amenazante se estimulaba en él, sin ver cuán peligrosa se había convertido la situación.

      - En sus asociaciones al sueño, el paciente me señaló un error cometido por mí en los honorarios. Lo dijo con una sonrisa “amistosa”, como una aparente amistad civilizada. Sin embargo, pensé que su sonrisa también representaba un triunfo de esa parte suya que me observaba como merodeando para aferrarse de algo y usarlo para decirse a sí mismo: “típico” y de esta manera revelarme ante él como alguien no muy diferente a los otros objetos.

      - Cautamente él advierte mi fragilidad, mi “Talón de Aquiles” y luego se aferra a ella como un gato, mientras que otra parte de él observa impotente y con horror.

      He sugerido que cierto estado de desmentalización era característico en mi paciente y esto se manifestaba de diversas maneras. A veces, parecía provenir desde un ataque oculto y violento sobre sus objetos. Desde esta perspectiva, el sueño es muy beneficioso ya que hace que esta actividad esté más disponible.

      El sueño también puede interpretarse como la demostración de una actividad continua en la que el paciente se aferra a cualquier debilidad que ve en mí. De esta manera, él mantiene su limitada visión de sí mismo y de sus objetos. El placer cruel que obtiene en aferrarse a lo que él considera mi punto débil y, de esta forma, paralizar el trabajo, es sugerente al Modelo 3.

      Me produjo interés la manera en cómo la buena sesión previa con dejos de cierta normalidad (la imagen de un trabajo duro y meticuloso), se había transformado en una versión mía logrando un vasto patrimonio sin ningún costo ni esfuerzo. Podría pensarse que esto generaba envidia, pero creo que esta visión de mí es más bien el resultado de la envidia. No hay necesidad de ser envidioso de un objeto que no tiene capacidades propias y que solo las adquiere como una herencia.

       Una nota acerca del placer en la destrucción

      Segal sugiere que el placer en la destrucción se deriva parcialmente de la ‘libidinización’ y ‘sexualización’ de la pulsión de muerte, pero también reconoce que existe un tipo de placer que surge como una satisfacción natural y concomitante a la pulsión de muerte. Algunos autores han tendido a equiparar el placer con el Eros, explicado por el placer derivado de la destructividad solo a través del concepto de fusión de instintos. No obstante, esto se vuelve tautológico (es decir, cualquier placer proviene de Eros, y así es por definición). Sin embargo, si descolgamos el placer de Eros, entonces podemos permitir un lugar al placer en la destructividad.

      Laplanche (1976) señaló que no podemos escapar al problema del masoquismo ubicando el placer en otras partes, por ejemplo, sugiriendo que el masoquista obtiene el placer mediante la identificación con el sádico que ataca al objeto; en otras palabras, el dolor se sufre como una manera de obtener un placer en otra parte. Laplanche sostiene que si eso fuera así, no habría un “problema económico del masoquismo”. El placer que él señala debe estar donde el dolor se encuentra.

      Pienso