El odio y la clínica psicoanalítica actual. Carmen Gloria Fenieux. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Carmen Gloria Fenieux
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789569441561
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del odio, como defensa frente al miedo, es una manera efectiva de conservar el poder. Los autores reflexionan en torno al odio como respuesta al miedo a ser vulnerados en la propia identidad, a ser robados de nosotros mismos, miedo a no tener existencia, todo lo que se vuelca en el enemigo común. El odio, en el decir de Jean-Luc Nancy, uno de nuestros autores, “supone significados cerrados. El odio está hecho de sentido coagulado”. En esta parte del libro, está el interesante artículo de Adrian Sutton que nos lleva a preguntarnos acerca del perdón: ¿Es el perdón una manera de enfrentar la reparación? ¿Cómo se enfrenta el desastre emocional luego de circunstancias sociales dramáticamente violentas?

      Esperamos que el lector disfrute, tanto como nosotros hemos disfrutado de la realización de este libro, de las lecturas, la reflexión y las preguntas que surgen. El trabajo de aunar a autores que confluyen en una compilación ecléctica, compleja y siempre abierta, nos ha permitido seguir pensando. Tal vez la palabra ‘intersticio’ (Ogden, 2019, comunicación personal) con toda su potencia y resonancia ontológica, es una buena forma de ligar los trabajos presentados en este libro.

      Intersticios como el espacio infinito entre dos seres vivos que definen un acontecer vitalmente impredecible. A su vez, entendemos que el odio en su condición “tumoral”, constituye el límite desde el cual no podemos seguir pensando, soñando o creando. Allí se instala la omnipotencia como confín que niega la complejidad de lo verdadero.

      CARMEN GLORIA FENIEUX

      Parte I

       En torno al odio y el concepto de pulsión de muerte

      LA PULSIÓN DE MUERTE: PERSPECTIVAS FENOMENOLÓGICAS EN LA TEORÍA KLEINIANA CONTEMPORÁNEA1

       David L. Bell

      En la obra maestra de Goethe, Fausto, su protagonista, es un buscador del conocimiento, que se lamenta de sus frustraciones en el fruto de su trabajo, y las emprende contra la naturaleza limitada y los obstáculos que se interponen en su camino. Él dice:

      Ninguna nueva fuerza emana en mí

      No soy ni un pelo más alto

      Ni estoy más cerca del infinito.

      Fausto ansía el infinito, por lo que sus escasos logros en su incesante labor por el conocimiento, palidecen al ser comparadas con el objeto de su añoranza: la omnisciencia. Fausto está empecinado por las ‘consideraciones de la realidad’ y este estado mental provee un suelo fértil para el trabajo del diablo. Mefistófeles ofrece un mundo sin obstrucciones, donde todo deseo puede ser realizado.

      Mefistófeles se presenta a sí mismo como el espíritu “que lo niega todo”, Fausto agrega:

      Todo lo que existe merece perecer

      Mejor si nada hubiera nacido

      Él personifica el principio negativo, la antítesis del pensamiento y la creatividad. Sabemos que Fausto no tiene una existencia propia independiente, pero es llamado a ser por la presencia del bien. Algunos consideran al mal/odio humano solo como la ausencia de, pero tanto Freud como Goethe, no veían la destructividad humana en términos pasivos; no es solo el negativo del bien, sino más bien la negación del bien.

      El Señor A, un paciente de unos 30 años, manifestaba un aire de extremo desapego y represión de sentimientos. Relataba su vida como una serie de acontecimientos carentes de significado. Los hechos importantes ocurridos en su vida que sugerían un real crecimiento y desarrollo en el análisis, aparentemente no tenían para él, ninguna vinculación con el trabajo analítico. Era característico que cierta letalidad inundara la consulta. En los inicios del análisis, trajo el siguiente sueño: “Hubo una explosión nuclear. El polvo, la lluvia reactiva, cayó todo sobre mí. Fue placentero y pacificador”. Este sueño pareciera mostrar claramente el funcionamiento de una actividad destructiva. Pero la forma como cada cual la comprende, no es evidente.

      Dentro del pensamiento kleiniano contemporáneo, la pulsión de muerte es conceptualizada acorde a diferentes modelos. La mayoría tiende a descolgar el concepto de la teorización biológica de los inicios de Freud y conceptualizan su funcionamiento en términos puramente psicológicos. Parecen distinguirse tres modelos, aunque exista cierto traslape entre ellos.

      El Modelo 1 se enfoca en la pulsión que busca destruir la vida y todo lo que se identifica con vivir, particularmente el pensamiento y la capacidad para percibir de la cual depende el pensar. Usamos dichos términos como ‘aniquilación’ de la parte del self (o una función psíquica). Es inducida a actuar por tales factores como la presencia de bondad que se encuentra separada del self, consciencia de la limitación u obstrucción. El placer que entrega es un placer purificado instantáneo de destrucción, a menudo considerado como una expresión de profunda envidia. Esto es muy parecido a la descripción de Mefistófeles del “espíritu que lo niega todo”. La fenomenología de esta actividad tiende a ser violenta y ruidosa, intermitente y por lo mismo claramente manifiesta. Este modelo contrasta con los otros dos, que ponen énfasis en una actividad más que en un acto o evento, operando de una manera más silenciosa.

      El Modelo 2 también pone énfasis en la aniquilación del self y del objeto, pero describe una fenomenología distinta. Opera como una tendencia continua o disposición que se manifiesta como una seducción hacia la desmentalización. Se podría señalar que persigue activamente una pasividad morigerada.

      El Modelo 3 es similarmente silencioso y busca un estado adormecido/ evitativo del desarrollo, pero su propósito no es la aniquilación, sino que mantener un particular tipo de parálisis, necesitando que el objeto se mantenga vivo para que siga siendo tratado de la misma forma. El placer obtenido es de carácter sádico. Como el Modelo 2, es de una naturaleza más continua y su fenomenología tiene el carácter de algo muy sutil y frecuentemente difícil de notar.

      Volviendo al sueño del Sr. A:

      - Si nos concentramos en la explosión, entonces podemos trabajar con la hipótesis del Modelo 1.

      - Si pensamos en la continua lluvia reactiva que atenúa los objetos y llevando silenciosamente al self a un placentero estado desmentalizado, y a una silenciosa destrucción de la función psíquica, estamos en el Modelo 2.

      - Alternativamente, si pensamos en la lluvia reactiva como la representación de una actividad continua, una irradiación del self y de sus objetos manteniéndolos en un extraño estado semivivo asociado a un placer cruel, entonces estamos en el Modelo 3.

      Modelo 1, algo que es bullicioso en su carácter destructivo, dirigido tanto hacia afuera como hacia el self “[cuyo] objetivo final es deshacer conexiones y así destruir las cosas” (Freud, 1938, p. 147).

      La desmentalización que Freud describe, produce un tipo particular de placer que de inmediato nos enfrenta con una de las contradicciones centrales del Más allá del principio del placer. Lo que comenzó en la vida como un principio usado para explicar la repetición de lo displacentero, como algo que está ‘más allá’ del placer, misteriosamente se transforma, a través de su capacidad de atraer a un estado anterior de cosas, descargando a la psique de tensión a una pulsión que busca el placer, pero uno particular y definitivo. Entonces, lo que está más allá del principio del placer no lo está en lo que no se refiere al placer, sino que está más allá, en el sentido que