El odio y la clínica psicoanalítica actual. Carmen Gloria Fenieux. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Carmen Gloria Fenieux
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789569441561
Скачать книгу
eliminación gradual del detalle en la técnica de un escultor como Miguel Ángel. El otro es el concepto de envidia, de Melanie Klein […]. No nos será posible avanzar en el debate científico a menos que estemos dispuestos a echar por la borda estos dos conceptos, desvinculando al primero de Freud y al otro de Melanie Klein. (pp. 200-201)

      Comparto con él que la erradicación debe involucrar una abierta posibilidad de volverlos a incluir, con reparos, modificaciones o en su totalidad, luego de una revisión profunda de la clínica y los desarrollos y propuestas por los diferentes autores, incluido el autor de este texto.

      Más adelante volveré sobre la pulsión de muerte en Freud y posibles consideraciones sobre ella, que me parece que pueden aportar a la reflexión y la clínica, pero ahora creo necesario detenerme sobre la cita anterior dado que propone una idea central: no hay avance posible en el debate sin cuestionar y/o sacar del esquema referencial estos dos conceptos. Me parece que, en la clínica, la escucha del analista respecto de los contenidos de su paciente, con un referente de la pulsión de muerte sostenida desde la biología y la herencia, detiene la investigación sobre lo inconsciente y limita la salida del paciente de los atrapamientos de la repetición atribuidos a la pulsión de muerte, es decir, en un momento dado del curso del análisis, la situación del paciente es inescapable e independiente de lo que está ocurriendo en el proceso con su analista. ¿Nos plantea entonces la pulsión de muerte un tope para la posibilidad de pensar en la destructividad y el odio en la clínica como la expresión de la vitalidad?

      Creo, como lo planteé en un artículo anterior (López, 2018), que los esquemas referenciales generan una limitación en la escucha, lo que ocurre a mi parecer con la idea de la pulsión de muerte. Si Freud hubiera limitado su curiosidad frente al síntoma de la histérica como un lenguaje, por la propuesta de Charcot que era el resultado de un problema orgánico y por lo tanto desprovisto de significación y no aportaba al conocimiento y cura posible de la histeria, no tendríamos el psicoanálisis. Pensar en esta pulsión de muerte primaria y expresión de una energía diferenciada de la pulsión de vida, orgánica e inevitable, no aporta a nuestro conocimiento y trabajo con el paciente, es un dato de la causa.

      Winnicott nos recuerda que Klein propone que “como todo es heredado, algunas personas pueden nacer con una fuerte herencia por el lado de la agresividad” (1968, p. 203), lo que deja a los analistas y su propuesta clínica, limitados para ayudar a los pacientes y su destructividad determinada por la herencia, sin un trabajo interpretativo o de cuidado profundo con las raíces de ella, dado que la herencia no puede ser interpretada, la naturaleza humana no puede ser modificada (como si fuera el color de ojos o de piel).

      Vuelvo nuevamente a la pregunta ya enunciada antes en este trabajo: ¿Es la ligazón —el establecimiento de las ligaduras— una defensa o implica una actividad primaria del sistema? En este sentido, el establecimiento de la relación con el otro, relación que no es tal desde la perspectiva del bebé, tiene que ver con la idea de Freud de la ligadura, pero vista más bien como un aspecto primario de la naturaleza humana, una fuerza primaria que empuja a la ligadura (a la integración dice Winnicott), que no requiere dividir en dos fuerzas diferentes el amor y el odio; la destructividad que deviene en odio surge de una complicación, no de la naturaleza destructiva primaria del ser humano. Reprimimos la destructividad producto del hecho de estar vivos, pero ¿qué hacemos con lo que retorna? El dilema entonces no es con la destructividad, sino que con el retorno de lo reprimido que puede tomar formas que parecieran hablar de la naturaleza que nos constituye y no de la represión.

      En el ámbito de la pulsión de muerte como retorno al cero absoluto, que ya había adelantado Freud en 1895, Winnicott propone una versión novedosa y diferente de regresión como un elemento que nos pone en este camino: la vuelta a cero, pero no como una condición de la biología, sino como una condición de la ausencia de integración, el estado de soledad fundamental y de no existencia subjetiva, que es el momento del narcisismo primario. Concuerdo con Green al decir que el estado de no integración puede pensarse como un momento de la existencia donde hay cero, que es ausencia de sujeto y presencia absoluta de existencia a cargo del ambiente. Sin embargo, quisiera agregar que este estado de no vida subjetiva no es producido por un empuje primario a la no existencia, a la destrucción y a la muerte, es completamente lo contrario, ya que es una base necesaria del desarrollo, precisamente hacia la vida, lo que permite pensar la destructividad desde un inicio vital, un aspecto del amor primario de Winnicott y su idea de ‘fuerza vital’ necesaria para la construcción de la realidad. Es determinante la sobrevivencia del objeto para que surjan las condiciones para la comunicación propios de la destructividad no reprimida.

      La idea de soledad fundamental y de narcisismo primario encuentran un correlato en la obra de Freud y Winnicott, que hacen una metapsicología sostenible para pensar desde un vértice en el cual la pulsión de muerte no tiene lugar como causa de la destructividad, que es en un inicio “no intencionada”, palabra relevante para la consideración de la naturaleza humana desde Winnicott.

      Lo no vivo, lo previo de la existencia, la no vida de algunos pacientes, como lo plantea Winnicott, da una idea de nada, cero, que nos permite pensar en un inicio cero, pero no destructivo. La retirada de las investiduras planteada en introducción del narcisismo (Freud, 1915) y lo no integrado nos ponen lejos de la idea relacional de algunos autores que tratan de identificar a Winnicott con sus postulados (Green, 2010). Al inicio no hay, que no es lo mismo que proponer al inicio un empuje en reversa y opuesto a la vitalidad. Green habla del agotamiento de la libido, “la muerte no era en suma sino el agotamiento del potencial de la vida y por lo tanto de la libido, versus la idea de Klein de una libido ahogada en un baño de sangre” (Green, 2010, p. 101). Escena que nos pone de manera muy visual en la escena analítica propia del marco de referencia kleiniano del trabajo analítico.

      Lo propiamente originario y pulsional del empuje a la vida o, por el contrario, lo propiamente originario del empuje como anhelo de lo inorgánico y destructivo por consecuencia, determinan cada uno la construcción metapsicológica del paciente con el que trabajamos, nuestra escucha e intervenciones psicoanalíticas y sus posibilidades de desarrollo hacia la salud.

      Si vemos, a la manera de Freud (1930) a los “seres humanos como bestias salvajes que ni siquiera respetan a los miembros de su propia especie” (p. 108) como muestra de la naturaleza humana originaria, entonces el análisis tendría que fortalecer las defensas del yo para que esta naturaleza no se manifieste y quede reprimida a favor de las construcciones culturales permitidas por la libido. Si por el contrario vemos, a la manera de Winnicott, en los seres humanos una esencia del ser donde está el espacio de la creatividad y el gesto espontáneo, entonces el camino del trabajo del análisis es la conexión con el verdadero self y la esencia del sujeto, donde se pueda encontrar con lo más verdadero y vital.

      En todos los ámbitos de la consideración de la naturaleza humana como objeto de estudio y de interés para pensar la clínica, encuentro necesario reafirmar, tal como lo plantea Winnicott, la necesidad de revisar en profundidad las raíces teóricas de la destructividad, de modo de ampliar la clínica y la comprensión del devenir del proceso analítico de nuestros pacientes, lo que espero haber hecho en alguna medida en este artículo

       Referencias bibliográficas

      Bion, W. R. (1972). Ataque al vínculo. En Volviendo a pensar. Buenos Aires: Ediciones Paidós-Hormé.

      Freud, S. (1920). Más allá del principio del placer. En Obras completas. Tomo XVIII Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1979.

      ______ (1923). El yo y el ello. En Obras completas. Tomo XIX. Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1979.

      ______ (1930). El malestar en la cultura. En Obras completas. Tomo XXI. Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1979.

      ______ (1940 [1938]). Esquemas del psicoanálisis. Parte I [La psique y sus operaciones]. En Obras completas. Tomo XXIII. Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1979.

      ______ (1950 [1895]). Proyecto de psicología. En Obras completas. Tomo I. Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1979.

      Green, A. (2010). ¿Por qué las pulsiones de destrucción o de muerte? Buenos Aires: Amorrortu Editores.

      Klein,