A continuación, un pequeño anticipo te va a animar a considerar a El pequeño doctor como un valioso consejero.
Primera parte
Algunos ejemplos
«¿Podemos realmente confiar en ti? ¿Son suficientes estos ejemplos de muestra como para consultarte más a fondo?». «Naturalmente –responde “El pequeño doctor”–. ¡Inténtalo y lo verás!».
Quemaduras
En el caso de que tus manos, brazos o piernas sufran quemaduras o se escalden, sumerge enseguida en agua fría las partes enrojecidas afectadas. Si las quemaduras afectan otras partes de tu cuerpo, aplica en ellas compresas de agua fría. Cubre las zonas quemadas con vendajes. Si las superficies quemadas son amplias, cúbrelas con paños limpios de lino hasta recibir el tratamiento médico adecuado. Para evitar posibles infecciones, en ningún caso revientes o abras las ampollas producidas. En el caso de quemaduras de tercer grado, es imprescindible un rápido tratamiento médico para evitar complicaciones. Las aplicaciones locales de un buen aceite de hipérico constituyen un excelente remedio para las quemaduras leves.
Heridas
Puedes tratar con éxito, mediante un método sencillo y eficaz, las heridas leves ocasionadas por rasguños o heridas pequeñas difíciles de cicatrizar. El mejor remedio para limpiarlas es el suero láctico concentrado. Posteriormente, espolvoréalas con calcio biológico en polvo y aplica encima requesón durante dos noches seguidas. Si no dispones de requesón, puedes poner granos de trigo blandos o un poco de salvado en remojo con leche cruda. Los granos de trigo se machacan con la picadora y se colocan sobre la herida. De esta forma, la herida queda lavada y limpia. Dos días más tarde, después de espolvorearla otra vez con un preparado de ortiga y calcio, aplica encima hojas machacadas de col rizada. Las cataplasmas de hojas de col funcionan mejor que muchos remedios modernos. Incluso cuando las piernas aparecen amoratadas o fuertemente afectadas por estancamientos de sangre y han fallado otros tratamientos, se debería tener la paciencia necesaria para ir aplicando con regularidad hojas de col machacadas, durante semanas o meses si fuera necesario, ya que producen alivio aun en casos difíciles y, no pocas veces, se consigue una verdadera curación.
Inflamación de los ojos
¿Sabes lo que puede serte útil cuando alguno de tus familiares sufre una inflamación de los ojos, por haber estado demasiado tiempo en la nieve o remando a pleno sol? ¿Sabes lo que deberías hacer cuando los ojos te arden por la noche? Muy sencillo: coge un huevo, separa la clara y bate ligeramente. Luego, extiéndela sobre un pañuelo y aplícala con suavidad sobre los ojos. Verás con agrado como, al disminuir el ardor, el paciente podrá dormir mejor y a la mañana siguiente la inflamación habrá disminuido en parte o totalmente. Si no dispones de un huevo, puedes emplear requesón en su lugar o un trozo pequeño de carne cruda de pollo, de ternera o de vacuno. Se trata de antiguos remedios eficaces que puedes usar allí donde te encuentres. Esta misma aplicación te podrá ayudar también en caso de pérdida temporal de la visión por el sol que a veces se produce durante excursiones por zonas nevadas o en los glaciares de alta montaña.
Resfriados
La cebolla, cuyo nombre científico es Allium cepa, es un buen remedio contra los resfriados con una abundante secreción nasal. Para ello, corta una rodaja de cebolla, sumérgela un momento en un vaso de agua muy caliente y vuélvela a sacar. Durante el día ve tomando pequeños sorbos de esta agua, lo cual también constituye un remedio excelente contra los resfriados primaverales. Además, coloca una cebolla partida en dos trozos sobre la mesilla de noche para poder inhalar, durante el sueño, el beneficioso aroma que despide. Esto te hará disminuir considerablemente los síntomas del resfriado y la propensión a padecer catarros. También actúan favorablemente las cataplasmas de cebolla, aplicadas alrededor del cuello durante la noche. Así mismo, se puede combatir también el resfriado aspirando agua salada por la nariz. Igual servicio rinde el zumo de limón o un preparado natural de ortiga y calcio, así como un espray nasal.
Catarros
Puede ser que padezcas a menudo resfriados y catarros. Quizá dispongas en tu jardín de un abeto, un alerce, un pino o cualquier otra conífera. En estos árboles siempre encontrarás brotes germinados, desarrollándose o aún cerrados, preparándose para el año próximo. Recoge algunos de estos brotes y mastícalos lenta y detenidamente durante el día, tomando de vez en cuando un nuevo brote. Verás como el catarro desaparece a los pocos días. No te olvides de este sencillo remedio cuando te encuentres de paseo o esquiando. Por la noche, convendría que te colocaras un paño mojado en aceite alrededor del cuello y lo cubrieras con un paño de lana para mantener el calor. Verás como pronto desaparece la irritación que te hace toser.
Ronquera
Si padeces de ronquera, puedes emplear el serbal, que quizá tengas en tu jardín. Si no dispones de ninguno, puede ser que tu vecino tenga uno o recuerdes haber visto alguno en tus paseos. Mira también si encuentras pimpinela blanca (Pimpinella saxifraga), si es que no te has provisto ya de sus raíces en la época cálida del año. En caso de ronquera, te recomiendo que mastiques bayas de serbal así como raíz de pimpinela blanca. Sea seca o recién recolectada, hay que procurar que el jugo resultante de la masticación se mezcle bien con la saliva para que pueda actuar sobre la garganta. Para ello, procura mantenerla el máximo de tiempo posible en la boca. De este modo tan simple uno puede librarse de la ronquera en muy poco tiempo. No hace falta usar los dos remedios a la vez. Tanto uno como otro están entre los mejores remedios contra este trastorno.
Sabañones, pies fríos
¿Sabes a qué son debidos estos dos desagradables trastornos? Si hubieras puesto buen cuidado en evitar estancamientos de sangre en tu sistema vascular, especialmente el venoso, ahora no te verías afectado/a por ellos. Pero si ya se han producido, puedes combatirlos con baños de pies de temperatura alterna (calientes y fríos). Primero, debes colocar los pies en agua caliente y, después, en agua fría. En agua fría: tantos segundos como minutos permanezcan en agua caliente. Así, si estás dos o tres minutos en agua caliente, los dejas dos o tres segundos en agua fría. Estos cambios se pueden repetir de seis a ocho veces por sesión. Este baño de pies se termina poniéndolos en agua fría. Luego, se friccionan enérgicamente y, a ser posible, se untan con un poco de aceite de hipérico, y así podrás combatir este trastorno circulatorio.
Otro método aún más antiguo, hoy poco conocido, es el de andar descalzo sobre la nieve. Quienes posean en su casa un balcón cubierto de nieve en invierno pueden practicarlo sin dificultad. Su efecto es parecido al método de pisar el agua del popular hidroterapeuta alemán Sebastián Kneipp. La duración del «pisado de la nieve» puede irse incrementando a medida que se vaya practicando, empezando con diez segundos; un tiempo después, medio minuto, y, más adelante, puede llegar a durar hasta dos o tres minutos. Para que no pueda llegar a ser perjudicial, hazlo solamente durante el tiempo que puedas soportarlo bien sin tener frío. Después de esta aplicación métete en la cama caliente, sin secarte previamente los pies. Este procedimiento puede repetirse