Universos en expansión. José Güich Rodríguez. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: José Güich Rodríguez
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9789972454899
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Hoefken

       Daniel Salvo

       César Anglas Rabines

       Luis Arbaiza

       Alexis Iparraguirre

       Pedro Novoa Castillo

       Carlos Vera Scamarone

       Giancarlo Stagnaro

       Yelinna Pulliti Carrasco

       Carlos Saldívar

       Carlos de La Torre Paredes

       Alejandra P. Demarini

       Referencias

      Introducción

      En los últimos veinte años, se han producido recomposiciones significativas en el sistema literario del Perú. Géneros que experimentaron largo tiempo una suerte de invisibilidad por parte de los agentes oficiales y pontífices de opinión —encargados de moldear el canon a la medida de sus intereses— se desarrollaron por vías alternas y establecieron su propia dinámica, sometida a las búsquedas de autores no integrados a las corrientes principales o que decidieron instalarse por cuenta y riesgo en terrenos fronterizos. La crítica convirtió a estas tradiciones ocultas en apenas una curiosidad, o en una práctica evasiva o escapista sin mayor relevancia en el panorama general.

      El discurso hegemónico u oficial orientado desde la academia, que elevó a las escrituras realistas a una especie de sitial excluyente respecto de cualquier otra poética, petrificó a la literatura del país en un limbo donde solo el realismo y su mímesis constituirían la marca genética de la narrativa, lo que no ocurrió con la poesía, que acusó un desarrollo acorde con los modelos de Occidente y atravesó por casi todas las etapas, graficando así un diálogo fructífero y hasta original con los centros metropolitanos de la creación.

      A fines del siglo XIX, desde las esferas del poder político, se intentaba construir una representación ideológica de sujetos también invisibles o estigmatizados como un obstáculo para la inserción de los ideales del progreso: los indígenas. Mediante esta visión paternalista, la vieja oligarquía se propone un rescate o una asimilación de lo que se considera un problema para sus aspiraciones de adscripción a un orbe civilizado.

      Por su parte, el modernismo, primera corriente estética genuinamente hispanoamericana (Paz afirmó en Los hijos del limo que fue “nuestro Romanticismo”), se interesó no solo por el exotismo alrededor del incomprendido universo indígena, sino también por lo macabro, lo gótico, lo onírico, la ciencia y el ocultismo. Lo anterior fue precisamente germen de lo que más tarde desembocaría en las primeras muestras de narrativas no realistas: la fantástica y la de ciencia ficción. La segunda de estas prácticas será el núcleo de la presente aproximación a modos apartados de las líneas convencionales en la historia de la narrativa peruana.

      En las dos vertientes destacaron creadores cuya genealogía corresponde al modernismo como sustrato formativo e identidad temprana: Clemente Palma, Ventura García Calderón, Abraham Valdelomar y César Vallejo. Son escritores de intereses múltiples y cosmopolitas, interesados por el cultivo de diversos registros. Esta inquietud intelectual y expresiva los lleva a explorar mundos alternativos, extraños e insólitos, con reminiscencias de Poe y sus discípulos franceses parnasianos o simbolistas —Baudelaire, Rimbaud y Mallarmé—. Las razones de por qué la tradición emergente que parecían estar edificando no prosperó o se prolongó sin intermitencias aún son materia de abordaje en estudios contemporáneos, como los efectuados por Elton Honores o Audrey Louyer.

      La presente antología crítica se plantea, como objetivo primordial, dar cuenta de la ciencia ficción escrita en el Perú desde el periodo aludido líneas arriba hasta nuestros días. Las razones de esta elección pueden resumirse en una sola: se trata de una corriente anómala en una literatura marcada por la estética realista y producida en una sociedad alejada de las metrópolis culturales.

      Desde que Julián del Portillo publicara por entregas una novela atípica titulada Lima de aquí a cien años (1843), en el diario El Comercio, sonó la primera campanada paradójica que caracterizaría al género en nuestro país por más de ciento cincuenta años. Solo habían pasado veintiún años desde la ruptura política con España y un escritor del cual existen pocos datos fehacientes asumía la tarea de apostar por el futuro en un contexto anárquico devastado por el caudillismo. El acontecimiento, mucho más tarde reivindicado por especialistas como Daniel Salvo —voz contemporánea de la ciencia ficción (CF) nacional—, debió enfrentar posteriormente el olvido, en un país que parecía exigir apego a la realidad en cantidades torrenciales.

      Cuando la obra de Portillo apareció, aún se encontraban a gran distancia en el tiempo los primeros textos de Julio Verne y de H. G. Wells. ¿Cómo en un país atrasado que no era sino prolongación de una antigua metrópoli expoliadora e insertó en las colonias su ideología de castas feudales se generaba una obra semejante? Los protagonistas, merced a un ingenuo recurso —la intervención de un hechicero— despiertan un siglo después en una ciudad apenas reconocible, donde la transformación operada por la tecnología ha hecho de la urbe un espacio organizado bajo patrones de funcionalidad racionalista.

      Es precisamente una narración utópica inusual, y en apariencia imposible para un medio donde la ciencia estaba en una fase primigenia, germinal, de escaso interés para gobiernos y élites dominantes, que no veían en ella un instrumento de desarrollo en la búsqueda de esa República superior en la que sí creía Portillo. La Ilustración, que sirvió de base filosófica e ideológica a la secesión de España, no logró que las disciplinas experimentales formaran parte de un proyecto a largo plazo, con visión de país. Pero sí la hizo esa naciente literatura, precisamente en un territorio paupérrimo, cuya sociedad estamental y racista prolongaba todos los modelos imperantes durante trescientos años de presencia española.

      Salvando las distancias, con Portillo y Lima de aquí a cien años ocurrió algo similar a lo que sucedió con algunos autores iniciadores de la modernidad poética: no es fácil explicar cómo pudieron surgir en una periferia cultural. Los casos de Eguren o Vallejo son, en ese sentido, muy ilustrativos. Se convierten en figuras anómalas, fuera de lugar: creadores de una dimensión semejante o paralela a la de los portavoces de las grandes vanguardias europeas —aquella que se consolidará en 1922, cuando aparecen Ulises de Joyce, La tierra baldía de Eliot y, por supuesto, Trilce, un poemario que quiebra por completo el horizonte de expectativas y coloca a su autor en la plana mayor de la literatura de su época—.

      Esa misma crítica esclerotizada a la que ya hemos aludido no solo se encargó de satanizar a Clemente Palma (otro de los padres fundadores de la CF peruana) y de casi eliminarlo de la historia —luego del maltrato a Vallejo—, sino que además colocó a la gran producción narrativa del poeta nacido en Santiago de Chuco en un lugar bastante secundario, sin reparar en el hecho de que colecciones como Escalas o Contra el secreto profesional también estaban inaugurando otro momento para la prosa en el Perú.

      A efectos de una aproximación objetiva y coherente al asunto, se ha dividido el libro en tres capítulos.