La adquisición del sistema verbal español por aprendices alemanes y el papel del aspecto gramatical. Tim Diaubalick. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Tim Diaubalick
Издательство: Bookwire
Серия: Language Development
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9783823301363
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con el imperfecto, y son imposibles con otros tiempos del pasado.

      En todos los casos, se establece una referencia que de alguna manera se puede entender como pasada. El imperfecto se interpreta en relación con esta referencia, mientras que los demás tiempos se procesan siempre de acuerdo con el momento de habla.

      “the imperfect is a present tense that is evaluated with respect not to the speakers’ (current) temporal coordinate, but to a past one” (Giorgi & Pianesi 2004:286).

      Este planteamiento, por lo tanto, se encuentra en oposición de la postura de otros investigadores (Fábregas 2015, García Fernández 1999, Leonetti 2004) que replican que esta anaforicidad no es nada más que el mero efecto de la aspectualidad. Según ellos, esta es la verdadera característica que diferencia los tiempos verbales. Mientras que García Fernández (1999) aporta varios ejemplos que demuestran una interacción innegable entre el aspecto léxico inherente del predicado y la interpretación de las distintas formas verbales para resaltar la prominencia del aspecto, Leonetti (2004) ataca explícitamente la afirmación de que el imperfecto es inherentemente anafórico. Así, permuta justamente los papeles de causa y efecto, postulando que: “El IMP [=imperfecto, T.D.] es anafórico porque es imperfectivo” (Leonetti 2004: 481)

      La interacción que existe entre la forma verbal y el cargo léxico del predicado, ejemplificada por García Fernández (1999), aporta justificaciones para propugnar la prominencia del aspecto:

      (29) Juan nos contó que María estaba triste el día de su boda.

      (30) Napoleón dijo que Ana Bolena era de Edimburgo.

      (ejemplos según García Fernández 1999:177-178)

      Aunque en (29) y (30), el imperfecto está usado en su función de ser el tiempo verbal más usual en el estilo indirecto, no se coaccionan las situaciones descritas con el momento marcado por el verbo introductorio. En ambos casos, los estados estar triste y ser de Edimburgo tuvieron lugar antes del momento coincidente con contó y dijo. Dada su atelicidad, no hace falta explicitar la anterioridad mediante el pluscuamperfecto.

      Otro efecto se observa en la siguiente frase:

      (31) *Ana Bolena era de Edimburgo cuando se casó con Enrique VIII.

      (García Fernández 1999:179).

      La agramaticalidad del ejemplo (31) demuestra que, aunque las dos acciones descritas se solapan y por lo tanto cumplen requisitos de la simultaneidad, la atelicidad impide ciertos usos del imperfecto.

      Otro fenómeno detectable entre los dos niveles aspectuales es la coacción. En este caso, el uso de una forma verbal u otra afecta interpretación del predicado. Así, la interpretación de los predicados saber y conocer puede cambiar fuertemente al usar distintos tiempos verbales:

      (32) Cuando María entró en la sala, todos supieron/sabían la noticia.

      Usando el indefinido, la conjunción cuando conecta el momento de la entrada con la acción de llegar a saber la noticia, por lo que la frase recibe una interpretación causal. En el caso del imperfecto, en cambio, se describe un estado iniciado en una fase anterior.

      La combinación entre sujetos genéricos o específicos con distintas formas verbales asimismo puede ejercer coacciones de la telicidad.

      (33) Las manadas cruzaban el río en verano.

      (34) En ese momento, escribía su carta de dimisión.

      (ejemplos de Leonetti & Escandell-Vidal 2003:140)

      Mientras que el sujeto específico de (34) no lleva a un cambio de la telicidad (y la situación puede ser claramente progresiva), la combinación entre sujeto genérico y el imperfecto en (33) coercen el verbo a una lectura atélica. Por lo tanto, la interpretación de la frase ha de ser iterativa (cf. Leonetti & Escandell-Vidal 2003).

      Respondiendo a otros autores que siguen declarando estos fenómenos como efectos de rasgos meramente temporales, Leonetti (2004) critica que los planteamientos de la anaforicidad se basan en la escasa separación entre semántica y efectos interpretativos. Igual que Giorgi & Pianesi (2004), Leonetti afirma que el imperfecto precisa de una referencia clara para poder ser interpretado. Puede ser entendido como una parte de una imagen que necesita un marco claro para poder localizarla. Según su interpretación esto se debe a la pertenencia del imperfecto a los predicados de propiedades (cf. Leonetti 2004:489) y así se diferencia de los predicados de estadios representados por el indefinido (siguiendo a la tradición establecida por Carlson 1980, Kratzer 1995, y Diesing 1992).

      Mientras que las propiedades se refieren a estados “claramente no delimitados y desprovistos de toda carga aspectual” (Leonetti 2004:490), los estadios están ligados a una situación específica. Visto así, el aspecto gramatical comparte rasgos esenciales con el aspecto léxico. Esta diferenciación puramente semántica no contiene rasgos deícticos, y, por lo tanto, los rasgos temporales como la simultaneidad son efectos causados por la aspectualidad. La interpretación insatisfactoria que aparece cuando una forma verbal imperfectiva aparece sin marco concreto o antecedente establecido resulta en el nivel pragmático. Este marco puede darse por el uso de adverbios u otros elementos lingüísticos presentes en la frase, pero también es posible que aparezca solamente de forma implícita. Esto se ejemplifica mediante las siguientes frases:

      (35) Estaban a buen precio…

      (36) Encendió un cigarrillo. La fiebre le daba al tabaco un gusto de miel. (ejemplos de Leonetti 2004:485)

      Mientras en (35) una referencia posible podría ser una “mirada de desaprobación” (Leonetti 2004:485) de un amigo que implique una pregunta similar a “¿Por qué los compraste?”, en (36) la referencia ha de ser el acto de fumar. En ambos casos, estas referencias se infieren por el conocimiento del mundo compartido por los hablantes. Ideas parecidas son defendidas por seguidores de la Gramática Cognitiva (véase, por ejemplo, Doiz Bienzobas 2002, 2013, Jansen 2013, López García 2005): como el aspecto imperfectivo se corresponde a una visión ‘desde dentro’, solo al conocer el marco es posible interpretar la información. El aspecto perfectivo, en cambio, no necesita contexto.

      El imperfecto “no contiene en su semántica ninguna orientación sobre cómo seleccionar el antecedente” (Leonetti 2004:502), con lo cual tal selección se efectúa en el nivel pragmático de acuerdo con el Principio de Relevancia (Leonetti 2004: 501, a base de Moeschler 1998). Así, Leonetti esboza paralelismos entre el imperfecto, los pronombres y los artículos indeterminados.

      “La situación es perfectamente equiparable a la que surge al estudiar la interpretación de los pronombres: a veces estos carecen de antecedente lingüístico, pero son aceptables en el discurso” (Leonetti 2004:486).

      En cuanto a los artículos indefinidos, existen dos tipos de lecturas posibles. En el caso de la interpretación fuerte, un sintagma como un estudiante corresponde a una lectura genérica o específica, mientras que la interpretación débil permite solamente una lectura existencial, inespecífica o cardinal. Solo en este último caso, se permite la combinación con propiedades como tener los ojos verdes o ser alto. Las lecturas fuertes, en cambio, únicamente pueden combinarse con estadios puntuales y específicos del tipo “me ha estado siguiendo” (ejemplos según Leonetti 2004:492). De esta manera se ve el paralelismo con el imperfecto que necesita una referencia concreta para recibir un significado igualmente concreto:

      “una imagen parcial de algo que es parte de una entidad más compleja se interpreta satisfactoriamente cuando se es capaz de recuperar o inferir la información que ha quedado excluida por el enfoque y que constituye el fondo, el contexto, el soporte de la comprensión” (Leonetti 2004:494/95)

      De esta manera, el pretérito indefinido corresponde a los artículos determinados, ya que sintagmas como el estudiante necesariamente son concretos. Con esta argumentación, Leonetti (2004) demuestra que la intuición de que el imperfecto se parece a los artículos y a los pronombres definidos (en la que se basan igualmente las afirmaciones sobre la anaforicidad) lleva