Leonetti (2004) enlista algunos ejemplos más para demostrar que la necesidad del imperfecto por referirse a un marco bien definido:
(37) El tren salía a las ocho en punto.
(38) El partido empezaba a las 8,45.
(39) El tren disponía de todas las comodidades.
(40) El tren era cómodo y silencioso.
(Leonetti 2004: 497-500)
Mientras que en las frases (37) y (38) los predicados son télicos y puntuales, los ejemplos (39) y (40) contienen predicados atélicos. Solamente en los primeros casos, es posible que la frase obtenga una lectura modal de una previsión. En el caso de los verbos atélicos, en cambio, esta lectura resulta imposible. Es decir, Leonetti (2004) aporta ejemplos similares a Giorgi & Pianesi (2004), pero los explica de manera muy distinta. Recuérdese que en los ejemplos (27) y (28) se usaban únicamente eventos télicos.
Dado que el imperfecto, en ambos planteamientos, se contrasta con el indefinido, cabe plantear la cuestión de si puede entenderse como alternativa marcada. En la práctica, sin embargo, es difícil determinar cuál de ellos representa la forma marcada y cuál puede considerarse neutra o menos específica. Comrie (1976: 111) argumenta que esta dificultad se debe a los rasgos implicados en la oposición entre perfectividad e imperfectividad. Gutiérrez Araus (1997: 31), por ejemplo, afirma que, en la mayoría de las situaciones, el imperfecto puede sustituirse por el indefinido, pero no al revés. Eso es porque, mientras que el indefinido se define por ser un tiempo del pasado, el imperfecto es un tiempo del pasado que, además, está marcado por una simultaneidad.
Giorgi & Pianesi (2004), en cambio, defienden otro punto de vista: mientras que el indefinido marca la conclusión de una acción, el imperfecto permite ambas posibilidades. Según esta argumentación, únicamente el imperfecto resulta la opción adecuada, cuando una acción no se lleva a su término. Debería, por tanto, ser más fácil sustituir el indefinido por el imperfecto que viceversa. Dados los distintos usos modales del imperfecto, y la existencia de las varias implicaturas (→4.2.1), tal distinción tampoco parece adecuada.
Schwenter & Torres Cacoullos (2008: 2) argumentan que no deberían mezclarse los conceptos de marcaje y defecto. Mientras que la oposición entre marcado y no-marcado concierne al número de rasgos formales y semánticos, una forma por defecto es aquella que puede sustituir la otra. Tal diferencia se hace visible en el fenómeno del plural gramatical. Mientras que el singular, en muchas lenguas, no se marca de manera morfológica, y por lo tanto manifiesta la opción no-marcada, no puede usarse como forma por defecto cuando se hace referencia a un sintagma nominal en plural. La aparición del imperfecto o del indefinido, asimismo, no es aleatoria. En contraste a otros fenómenos gramaticales, sin embargo, depende de una multitud de rasgos de los cuales algunos se consideran subjetivos y altamente dependientes de la perspectiva del hablante. Esta dependencia se discute en la siguiente sección.
4.2.3 El funcionamiento gramatical frente a la perspectiva subjetiva
Dado que un intercambio entre indefinido e imperfecto, en muchos casos, no afecta el estado de la gramaticalidad de la oración, pueden diferenciarse dos factores generales que influyen en la competición entre dos o más formas verbales: por un lado, la variación lingüística y, por otro lado, la perspectiva subjetiva con la cual el hablante pretende expresar ideas concretas. Especialmente este último criterio es crucial a la hora de interpretar los datos de estudios empíricos.
En cuanto a la variación en el sistema verbal, un ejemplo bien conocido consiste en el uso del perfecto compuesto. Gutiérrez Araus (1997: 21) diferencia entre dos sistemas que, según la autora, se corresponden con las regiones geográficas de España e Hispanoamérica. En ambos sistemas, el perfecto puede emplear la función de un pasado continuativo-resultativo (una acción que sigue continuando en el presente). En comparación con el español europeo, no obstante, el uso del perfecto es bastante menos frecuente (Sánchez Lobato 1994). Solo en el español europeo peninsular el perfecto también tiene el valor del antepresente que tiene una relación estrecha con los complementos adverbiales que subrayan la relación entre el momento del habla y el evento (esta semana, este año y este siglo; Gutiérrez Araus 1997: 24). Propio del sistema americano, el perfecto también puede utilizarse con un valor enfatizador que puede usarse en narraciones o en artículos de prensa para sugerir una actualidad que afecta el oyente o lector (Gutiérrez Araus 1997: 25).
Gómez Torrego (2006: 441) advierte que la clasificación en dos sistemas representa una simplificación desacertada de los hechos, ya que también en España se encuentran regiones en las que la oposición entre perfecto e indefinido no se corresponde con la descrita. En Galicia, León, Asturias y en las Islas Canarias, por ejemplo, se observa una neutralización entre las dos formas verbales con una tendencia a favor del indefinido con ocaciones de ultracorrección (“*Ayer lo he pasado bien”, Gómez Torrego 2006: 440).
Asimismo, es importante resaltar que el español de Hispanoamérica tampoco puede tratarse como dialecto homogéneo, ya que, debido a su multitud de culturas y su extensión geográfica, presenta una alta variación interna (Alba 1992). En cuanto al uso del perfecto, cabe destacar que, mientras que en Argentina el indefinido es la forma preferida en el habla cotidiana, en México pueden observarse similitudes con el español de las Islas Canarias (Almeida 1987).
En este contexto, Schwenter & Torres Cacoullos (2008) postulan un cambio diacrónico general, observable en varias lenguas en las que la forma del perfecto compuesto se extiende hacia el aspecto perfectivo. Puesto que la relevancia actual está sujeta a nociones subjetivas, la extensión de los usos hodiernos a los contextos prehodiernos es una evolución predecible (Schwenter & Torres Cacoullos 2008: 3). Así, se observa que, en varias regiones de la Península Ibérica, el perfecto compuesto tiende a ser aceptado y usado por parte de los hablantes en contextos perfectivos en los que, debido a la presencia de un adverbio específico, la delimitación es evidente (Pérez Saldanya 2004).
Schwenter & Torres Cacoullos (2008) defienden, en base a estas observaciones, un planteamiento de gramaticalización que, en el mundo hispano, se encuentra en distintas fases. A partir de una base de datos recogidos entre hablantes nativos de España y México, concluyen que el perfecto del español europeo está en fases de gramaticalización posteriores a su equivalente latinoamericano.
Otra prueba de que los valores del perfecto compuesto se distinguen en las variedades se halla en las oraciones negativas. Schwenter & Torres Cacoullos (2008) afirman que, en el español mexicano, la negación del perfecto compuesto (como en jamás ha salido, Schwenter & Torres Cacoullos 2008: 5) deja abierta la posibilidad de un cambio futuro de la situación, la negación del indefinido es absoluta. Squartini & Bertinetto (2000: 412) argumentan que, como el perfecto compuesto en el español mexicano significa solapamiento con el momento del habla, no se entiende como un pasado reciente. Por esto, se imposibilitan los usos en (41) y (42).
(41) *Todavía no llegó.
(42) *Ya ha llegado. (Squartini & Bertinetto 2000: 412)
En estas observaciones concretas, consiguientemente, la variedad mexicana contrasta con el español europeo en el que dichas implicaciones no se presentan.
Pero la oposición más importante para las siguientes deliberaciones consiste en el contraste entre las formas del indefinido frente al imperfecto. En comparación con los usos del perfecto compuesto, la variación de este contraste es mucho más reducida. Rothman (2008: 86) incluso argumenta que no existe variación dialectal en absoluto acerca de este contraste. Aparte de algunas variedades de contacto que muestran peculiaridades notables (véase, por ejemplo, Rojas Sosa 2008 para la expresión de la evidencialidad en determinados sociolectos limeños), se encuentran muy pocos usos especiales que no concuerdan con las expresiones panhispánicas. Un ejemplo aquí sería el uso del indefinido, que puede expresar una interpretación anticipativa en algunos países. Esta función