Filosofía de la imagen: lenguaje, imagen y representación. Fernando Zamora Águila. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Fernando Zamora Águila
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9786073048330
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por un cuerpo animado [o] por una simple máquina (como v. gr. un molinillo), cuando es regido por una voluntad única absoluta; pero en ambos casos sólo simbólicamente, pues entre un estado despótico y un molinillo no hay ningún parecido. […] Nuestra lengua está llena de semejantes exposiciones indirectas, según una analogía, en las cuales la expresión no encierra propiamente el esquema para el concepto, sino sólo un símbolo para la reflexión.[71]

      En relación con esto, es necesario (y también posible) recuperar de la estética su posibilidad de mantener la cooperación entre lo material-formal y lo espiritual-intelectual, superando su exclusión mutua. Además, porque de esa manera se reconocerá a la imagen como una forma legítima de pensamiento, y no sólo como una “simbolización”, que es como decir una «ilustración visual» de los conceptos. En suma, esta pequeña desviación por los terrenos de lo estético permite rescatar de Kant (y en cierto modo contra el propio Kant) una superación del asociacionismo, que separa con nitidez el ámbito de lo físico-exterior y el de lo intelectual-interior al afirmar que lo primero es sólo un «símbolo» o «representación material» de lo segundo. En mi concepción, esta separación es sólo teórica: de un ámbito al otro hay continuidad, no separación.

      de los conceptos. Negación del pensamiento prelingüístico

      La concepción del sonido como un mero apoyo físico para que pueda tomar forma la parte intelectual o emotiva del lenguaje (considerada como la principal) entiende que hablar es conectar o asociar un significado (que está de algún modo en cierta parte interna u oculta del hablante) con un grupo de sonidos (que están fuera y que forman parte del mundo material).

      Humboldt, en quien se reunían el lingüista y el filósofo, otorgó al sonido un papel central en el lenguaje. A diferencia de los datos táctiles y olfativos, el sonido era para él un correlato del «espíritu» y de la posición erecta del ser humano:

      La actividad de los sentidos ha de unirse con la acción interna del espíritu en una síntesis, y de esta unión se desprende la representación. […] Mas para esto es indispensable el lenguaje. Pues al abrirse paso en él el empeño espiritual a través de los labios, su producto retorna luego al propio oído. […] Sólo el lenguaje puede hacer esto. Y sin esta permanente conversión en objetividad que retorna al sujeto, callada pero siempre presupuesta allí donde el lenguaje entra en acción, no sería posible formar conceptos ni por lo tanto pensar realmente. De manera que, aun al margen de la comunicación de hombre a hombre, el hablar es condición necesaria del pensar del individuo en apartada soledad.

      Según esto, el sonido es como la emanación hacia afuera de lo que sucede dentro del individuo. A la vez, el sonido articulado lingüísticamente sirve para dar objetividad al pensamiento y al conocimiento, y por ello mismo funciona como un aglutinante social.

      En otro lado se refiere Humboldt a la «perfección» que puede alcanzar una lengua. Mas no se trata de ningún tipo de perfección lógica o matemática, sino de una perfección consistente en la confluencia o adecuación entre la estructura sonora y la configuración interna de la lengua. Eso es para él la síntesis entre la forma externa y la forma interna: «La conexión de la forma sonora con las leyes internas de la lengua constituye la perfección de ésta». [Ibíd., p. 125] Con estas afirmaciones sobre el valor de la palabra, implica que un lenguaje visual, o táctil, o de cualquier naturaleza que no sea fonética, es una forma “imperfecta” comparada con el lenguaje fonético.

      Ernst Cassirer coincide con todo lo anterior cuando dice que el lenguaje verbal, sin ser idéntico al pensamiento, es un “vehículo” fundamental en su formación:

      No niega la existencia de un pensamiento averbal, pero le da un valor mínimo. ¿Por qué? Porque es un pensamiento «repleto de concreción». En cambio, el pensamiento estructurado verbalmente está desligado de los contenidos sensibles. Cassirer es coherente con sus posiciones: la relación estrecha con lo concreto, con lo sensorial y particular es «inferior» a su contraparte. Por otro lado, es de notarse que distingue (aunque vagamente) entre un pensamiento basado sobre palabras y uno basado sobre imágenes.