Huenun Ñamku. M. Inez Hilger. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: M. Inez Hilger
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789561427556
Скачать книгу
aprendido que el intérprete podía ser útil en este proceso, dispusimos tener a Francisca con nosotros, o al menos cerca. Algunas veces, ella era capaz de dirimir disputas que surgían de detalles de una nota; clarificaba aquellas que ni Margaret ni yo habíamos comprendido claramente; de su propia experiencia, a menudo, contribuía con algo que recordaba debido a nuestras preguntas o con lo que el informante nos había contado; y estimulaba preguntas nuevas por su interés en lo que estábamos haciendo.

      Francisca se sentó a tejer cerca de nosotros; estaba lista para ayudarnos si la necesitábamos. Fue una alegría tenerla con nosotras a todo evento: ella era jovial y dotada de un gran sentido común. Conocía bien a Huenun y había enseñado a sus hijos. A pesar de que admiraba su inteligencia y determinación, nos dijo que sería una dura prueba abstenerse de poner a Huenun en su lugar si alguna vez este demostraba su carácter. Ella sabía que Huenun haría un escándalo si su orgullo era herido. “Él es como todos los mapuche”, añadió, “tan orgulloso como cualquier ser humano puede ser”. Como ella y yo habíamos acordado que el deber de una buena intérprete era solo interpretar, ella consintió en ser una “buena” intérprete. Durante casi todas nuestras entrevistas subsiguientes, Francisca interpretó para nosotros, pero cuando le era imposible hacerlo, una de las hermanas, también profesora de la Escuela Misional, la reemplazaba.

      Al transcribir una nota, Margaret la leería de su cuaderno de anotaciones. La mayor parte de sus anotaciones eran realmente largas con abreviaciones y caracteres improvisados, con palabras en mapudungun y con bosquejos y diagramas de Huenun interpuestos. Francisca y yo discutiríamos la nota para asegurarnos que era lo que Huenun había dicho y que era exacto en todo sentido. Luego, yo dictaría las palabras de la nota y Margaret lo escribiría, según su costumbre, en un papel de diez por quince centímetros.18 Margaret encabezó cada hoja con el nombre del informante —en este caso Huenun— con su edad, su hábitat y la fecha de la entrevista. Le dimos un título a la nota de modo de indicar qué información estaba registrada en ella. Si no estábamos de acuerdo, Margaret escribiría la nota tal como yo la dictara, pero indicaría nuestro desacuerdo poniendo una señal sobre el título. Después de que habíamos etiquetado las notas de esta manera, trataríamos de aclararlas con el mismo informante en una próxima entrevista. De no ser posible, lo haríamos con el informante subsiguiente.

      Ya habíamos terminado la transcripción de nuestra primera entrevista; Margaret indicó esto mediante marcas en las páginas de su cuaderno. Estando aún Francisca con nosotros, nos pusimos de acuerdo sobre los temas a discutir durante nuestra próxima entrevista con Huenun. Habíamos decidido, también, que era necesario aclarar ciertos detalles con respecto a la información sobre pesca y caza entregada por él, diferíamos en algunos datos. Habíamos clasificado información recolectada en la zona costera como “dudosa” y ahora podríamos cotejarla con Huenun. Otra información la habíamos etiquetado como “incompleta” y por lo tanto necesitaba ser complementada. Además, teníamos muchos temas de los cuales no había nada de información, y la intrigante área de la información comparada. Ahora estaban listos nuestros planes para la próxima entrevista. Francisca dejó su tejido y siguió con otros quehaceres. Margaret y yo nos relajamos. Estuvimos nuevamente de acuerdo en que Huenun era un buen informante y que nos deberíamos quedar en Panguipulli por un tiempo ya que él estaba ávido de prestar ayuda. Le dije a Margaret, “Me equivocaría mucho si Huenun no viene preparado mañana para contarnos lo que él piensa debe ir en nuestro libro”.

      Ya era tarde, Margaret y yo salimos a caminar por el pueblo de Panguipulli, en el cual viven mayoritariamente chilenos. Niños que estaban jugando a las bolitas en la calle dejaban su juego para saltar con nosotras. Las madres venían a conversar a través de las rejas que cercaban sus jardines, casas y patios —rejas construidas de ripio volcánico o zarzas de mora. Visitamos tiendas pequeñas —cada una, por lo general, era solo una pieza al costado de una casa que daba a la calle— acompañadas por los niños, compramos galletas para cada uno. Mientras caminábamos de vuelta a casa, escuchamos gritar a un vendedor en la calle, “sandías del país de los picunche” que rápidamente fue seguido por su precio. Nos acercamos a él, seleccionamos varios melones y le pedimos que los fuera a dejar a la Escuela Misional. Más tarde lo hizo, y le pagamos su precio.

      Madres que viven a lo largo del camino de regreso al colegio nos entregaron racimos de rabanitos, zanahorias, cebollas y otros vegetales para demostrarnos sus buenos deseos.

      En una habitación grande iluminada por una luna brillante, pasamos la tarde con las hermanas y Francisca ayudando y escuchando canciones alemanas, que ellas habían cantado en su adorada tierra natal y que yo había escuchado a mi padre cantar. Varias hermanas aún no sabían nada de sus familias en Europa, a pesar de que la Segunda Guerra Mundial había terminado meses atrás. Ellas esperaban que sus familias hubiesen sobrevivido a las batallas. Rezamos con ellas y nos retiramos. Me pregunté si Huenun estaría de vuelta en la mañana.

      Конец ознакомительного фрагмента.

      Текст предоставлен ООО «ЛитРес».

      Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.

      Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.

/9j/4RE7RXhpZgAATU0AKgAAAAgABwESAAMAAAABAAEAAAEaAAUAAAABAAAAYgEbAAUAAAABAAAA agEoAAMAAAABAAIAAAExAAIAAAAhAAAAcgEyAAIAAAAUAAAAk4dpAAQAAAABAAAAqAAAANQALcbA AAAnEAAtxsAAACcQQWRvYmUgUGhvdG9zaG9wIDIyLjMgKE1hY2ludG9zaCkAMjAyMTowNDoyOCAx Njo1ODo0NQAAAAOgAQADAAAAAf//AACgAgAEAAAAAQAAC7igAwAEAAAAAQAAEnUAAAAAAAAABgED AAMAAAABAAYAAAEaAAUAAAABAAABIgEbAAUAAAABAAABKgEoAAMAAAABAAIAAAIBAAQAAAABAAAB MgICAAQAAAABAAAQAQAAAAAAAABIAAAAAQAAAEgAAAAB/9j/7QAMQWRvYmVfQ00AAf/uAA5BZG9i ZQBkgAAAAAH/2wCEAAwICAgJCAwJCQwRCwoLERUPDAwPFRgTExUTExgRDAwMDAwMEQwMDAwMDAwM DAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwBDQsLDQ4NEA4OEBQODg4UFA4ODg4UEQwMDAwMEREMDAwMDAwR DAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDP/AABEIAKAAZgMBIgACEQEDEQH/3QAEAAf/xAE/ AAABBQEBAQEBAQAAAAAAAAADAAECBAUGBwgJCgsBAAEFAQEBAQEBAAAAAAAAAAEAAgMEBQYHCAkK CxAAAQQBAwIEAgUHBggFAwwzAQACEQMEIRIxBUFRYRMicYEyBhSRobFCIyQVUsFiMzRygtFDByWS U/Dh8WNzNRaisoMmRJNUZEXCo3Q2F9JV4mXys4TD03Xj80YnlKSFtJXE1OT0pbXF1eX1VmZ2hpam tsbW5vY3R1dnd4eXp7fH1+f3EQACAgECBAQDBAUGBwcGBTUBAAIRAyExEgRBUWFxIhMFMoGRFKGx QiPBUtHwMyRi4XKCkkNTFWNzNPElBhaisoMHJjXC0kSTVKMXZEVVNnRl4vKzhMPTdePzRpSkhbSV xNTk9KW1xdXl9VZmdoaWprbG1ub2JzdHV2d3h5ent8f/2gAMAwEAAhEDEQA/APVUkkklKSSQjjsP c+HPYpKSpIRoYeST8/kl9nr8+I5PGv8A5JJSVJC+z1zOvhz2jakcat0Tu00HuPhCSkqSEcasg6u1 51I/InZQxhBEyJ5J7pKSJJJJKUkkkkp//9D1HIuZRS+54JawSQ3UnyCF9ss4+y3f9D/0qo9U/oF3 wH5QiV1VPNjnsa47zqQCU03dI6rDKsIn7Nb/AND/ANKJ/tNn/ca3/of+lVP7PR/o2f5oS+z0f6Nn +aEaPdTFt9hGtFjfI7P4WJOvsbxj2O+Br/79a1O6nGa0ucxjWtEkkAAALEyfrd9Tcaz0352PY+JL aR68f1vszbtqWqXXOXeOMK4/A0/xyFE5uQDH2HIPzp/96FhU/Xv6m3O2stMRu3nGtDYJjdJp+itL A659Weo2ejhZeNdd/ogWh/G7+afts/6KFHuj6t0Zd5/7RXD4mn/0un+03f8AcS776v8A0uifZ6P9 Gz/NCX2ej/Rs/wA0I0e6kJzLx/2iv+Rp/wDS6jZ1F1Td9mLe1gIDnH0yBJDZ9txd+crH2ej/AEbP 80Kl1NjK8e3Y0NG1pMCPz2oGwCbUbdFJJJOS/wD/0fTOo/0K7+qi0/n/ANcofUP6Fd/VKJT+f/XK H6X0R1SLmPrZ9ecD6vziUNGZ1VwBZitMNZu+jZk2f4P95lX89b/xf6ZXPrf9YR0HpD8ivY7NumvD reQAbIL3WOn6VdFbXXP/ANJ/M/TtXi9Vr78q67Oe7LveHPu0Amwl+51z7Btsc5vu/wCI/QopbX1g 6x1rquWW9ayLbAxxJxAPTqrIlwrGJ7vezds9S/1rv+FS6e3Gsf8AZb7G49lmwutsIFQH0K2W6Oa7