Mi tercera razón es más substantiva. La palabra griega “tesis” —al igual que la palabra “posición” que la latiniza— es demasiado cercana a la idea de aserto o afirmación, y Van Eemeren insiste en que a veces disputamos sobre juicios de valor o propuestas prácticas (como consejos o exhortaciones) que no son afirmaciones, o al menos se puede argumentar, y de hecho se ha argumentado, que no lo son. Si alguien dice: “Creo que deberíamos discutirlo antes de tomar una decisión”, esto dista mucho de ser un ejemplo prototípico de lo que ordinariamente llamamos una tesis en español. Además, y dependiendo del tipo de discusión, lo que está en disputa puede ser algo muy firme y claro (una tesis en sentido estricto) o algo mucho más vago e impreciso, lo cual es harto frecuente en muchas discusiones informales y no es tan raro en las formales, como sus participantes quisieran creer. Parte del problema al que se enfrenta la pragma-dialéctica, y en todo rigor cualquier intento de producir una teoría general de la argumentación, es que, con frecuencia, las personas que discuten no tienen del todo claro lo que quieren decir, cuál es el alcance de sus afirmaciones o cuál pregunta —si es que hay alguna— están tratando de responder. En ese sentido, pienso que la frase “punto de vista” (al igual que standpoint en inglés) tiene la vaguedad requerida por los hechos observables.
Esto se ve reforzado si consideramos que en pragma-dialéctica, la argumentación arranca no del hecho de que alguien, el proponente, declare un punto de vista, sino de que haya al menos otra persona que no lo comparta, sea por tener un punto de vista diferente e incompatible, sea por no tener ninguno. A este hecho Van Eemeren lo llama, utilizando otra vez una expresión de todos los días, difference of opinion (ocasionalmente disagreement). Esta frase sólo puede traducirse como “diferencia de opinión”, y he aquí que, siendo opinion y standpoint en gran medida intercambiables en el habla ordinaria, resulta aun más problemático traducir opinion por “posición”, ya no se diga por “tesis”. En cambio, “opinión” y “punto de vista” parecen usarse de manera muy similar.
Es sabido, por otro lado, que Van Eemeren clasifica las diferencias de opinión de acuerdo con dos criterios. Si la diferencia versa sobre una sola opinión, entonces dice que es single; si versa sobre más de una opinión, entonces la llama multiple. Esta distinción se ha traducido hasta ahora mediante los adjetivos “única” y “múltiple”, y en este libro también se traduce así. En cambio, si la diferencia es tal que tanto el proponente como el oponente sostienen opiniones encontradas, entonces Van Eemeren dice que es mixed; y la llama unmixed cuando el oponente no tiene una opinión propia sobre el asunto, sino que simplemente declara que no comparte la que el proponente ha expresado. Aquí se ha establecido en las traducciones al español la oposición entre “mixta” y “no mixta” (o “no-mixta”), y por esa razón la sigo, si bien es probable que “bilateral” (o incluso “multilateral” para discusiones con más de dos interlocutores) en oposición a “unilateral” podrían ser términos que expresen mejor la idea que se tiene en mente.
Ahora bien: si standpoint indica aquello a favor de lo cual alguien argumenta, tenemos que para la argumentación misma hay una serie de palabras y frases que conviene comentar, así sea brevemente. En primer lugar tenemos las palabras argument y argumentation, las cuales deben traducirse, respectivamente, como “argumento” y “argumentación”. En general, hay una presunción de que la segunda designa el acto de argumentar, mientras que la primera el producto de ese acto. Creo que Van Eemeren es bastante consistente en su uso; pero si el lector pensase que en algún punto no lo fuera, no es el papel del traductor ocultar el hecho.
Más complicado es el problema de traducir frases formadas por un sustantivo modificado, sea por una de estas dos palabras, sea por el adjetivo argumentative. Parto de que este último es un derivado de argumentation, de forma que el adjetivo “argumentativo” está asociado al sustantivo “argumentación”. De esa manera, argumentation structure y argumentation stage son paralelas a argumentative move, y aunque traduzco las dos primeras como “estructura de la argumentación” y “etapa de la argumentación”, mientras que traduzco la tercera como “jugada argumentativa”, las tres pertenecen al mismo nivel: el del acto de argumentar. Una jugada argumentativa es, en efecto, una jugada hecha dentro de una argumentación.
En cambio, la frase argument scheme la traduzco por “esquema argumental”, utilizando un adjetivo aún no completamente asentado en el uso de nuestra lengua, pero que resulta fácil asociar al sustantivo “argumento”, de manera análoga a como el adjetivo “argumentativo” queda asociado al sustantivo “argumentación”. Y es que los esquemas argumentales son algo así como el pariente pobre de las formas lógicas. Son el intento propio a la teoría de la argumentación (o a la lógica informal o incluso al pensamiento crítico) de encontrar algún aspecto formal, esquemático o estructural que sea relevante para juzgar la validez o corrección de un argumento.
Hasta aquí, los términos elementales de la pragma-dialéctica. Se podrían comentar muchas otras decisiones que tomé a la hora de traducir, pero sería un ejercicio demasiado largo y tedioso. Sólo espero haber logrado un texto inteligible para el lector común y sobre todo para el estudiante que empieza a conocer esta teoría y a quien se le dificulta consultar los originales.
Fernando Leal Carretero
Ajijic, 6 de mayo de 2020
1. Del modelo ideal de discusión crítica al discurso argumentativo situado. La evolución paso a paso de la teoría pragma-dialéctica de la argumentación
1. Introducción
Comencé a desarrollar la teoría pragma-dialéctica de la argumentación, junto con Rob Grotendorst, en la Universidad de Ámsterdam en la década de 1970. Nuestro interés primario era proporcionar herramientas adecuadas para incrementar la calidad del modo en que las personas justifican sus puntos de vista, así como analizar y revisar críticamente las justificaciones de los puntos de vista con que se enfrentan al comunicarse con los demás. Debido a la importancia de tales justificaciones respecto a lo que la gente cree, con quién se asocia y las cosas que hace, considerábamos que la argumentación tiene un gran significado intelectual, social y práctico. Por ello, una reflexión sistemática sobre las herramientas que permiten una producción, análisis y evaluación adecuados de la argumentación nos parecía crucial.
Pensábamos que desarrollar una teoría plena de la argumentación requería un enfoque multidisciplinario y, eventualmente (habiéndola establecido), interdisciplinario, basado en conocimientos tomados de la filosofía y la lógica, lo mismo que de la lingüística y el análisis del discurso, los estudios sobre comunicación y la psicología.1 Desde que preparamos nuestro primer manual, que daba un panorama de los diversos tipos de contribución teórica para el estudio de la argumentación,2 habíamos aprendido que en la construcción de semejante teoría global podíamos apoyarnos en los hombros de predecesores eminentes, tales como Aristóteles, Arne Naess, Rupert Crawshay-Williams y Charles Hamblin. Decidimos sacar provecho de una reflexión crítica cuidadosa sobre las propuestas teóricas hechas por ellos, desde el modelo de Toulmin y la nueva retórica hasta la dialéctica formal. Pronto descubrimos que se ganaría más al discutir con teóricos de la argumentación procedentes de las diversas comunidades de estudiosos en las que emergieron nuevas propuestas en la década de 1980, como la tradición estadounidense de estudios sobre comunicación y retórica y la comunidad de lógica informal predominantemente canadiense.
Nuestro plan maestro de desarrollar un acercamiento teórico a la argumentación implicaba avanzar paso a paso del diseño de un modelo abstracto de discurso argumentativo normativamente ideal, al estudio de los intrincados detalles de la amplia variedad de prácticas que constituyen la realidad argumentativa. Partiendo de lo más básico y luego haciendo nuestras propuestas más y más inclusivas de manera sistemática, planeamos elaborar la teoría pragma-dialéctica. Es característico del enfoque pragma-dialéctico que la