Hablando claro. Antoni Beltrán. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Antoni Beltrán
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9788418411519
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está sucediendo es que nos aflora al consciente algo que ya se encontraba en el inconsciente más profundo, o inconsciente colectivo.

      Concretando y según la teoría:

      «Desde una precepción cuántica, existen en la naturaleza unos campos llamados morfogenéticos, los cuales son “estructuras organizativas invisibles” —al igual que, por comparación, puede ser la gravedad— que moldean o dan forma a las cosas como son: animales, plantas o rocas. Y, en consecuencia, estas, también tienen un efecto organizador de la conducta.

      Dentro de la diversidad que representa esta teoría, el Homo sapiens explora las complejidades de la mente humana y asegura que la propia capacidad de percepción va mucho más allá de lo que podemos imaginar. Para explicar nuestra conexión con el mundo exterior sugiere que nuestra mente no está limitada tan solo al cerebro, sino que emite prolongaciones que entran en contacto con todo lo que nos rodea, seres, objetos, etc. Esta “psiquis extendida” nos permite intervenir en una serie de fenómenos que, hasta ahora, se podían considerar inexplicables». (SIC).

      De estos podemos indicar el «efecto placebo», tan mencionado en la medicina Occidental y que, en realidad, desde su aparición dentro de la literatura médica en el año 1832 poco se sabe de él. Las maneras de producirse están rodeadas de un halo misterioso, al que podríamos definir como mágico. Por lo que se cree y en este caso se acepta, el cerebro juega un factor sobre el organismo donde establece que ciertos males desaparezcan o se agudicen. Las medicinas arcaicas también dispusieron de este efecto al recomendar elaboradas fórmulas de lo más diversas, desde el uso de brebajes de determinadas plantas, hasta la selección de ciertas partes de algunos animales. Y, cómo no, la Iglesia católica tampoco se podía sustraer, con la exposición de santos insepultos, huesos y demás reliquias, haciéndolos objetos de devoción y, consecuentemente, de milagros.

      Todo lo expuesto, a poco que reflexionemos sin tener en cuenta este nuevo conocimiento, lo podríamos considerar increíble o, en el mejor de los casos, como una cuestión «paranormal». ¿Quizás será por eso que particularmente la «medicina» siempre ha hecho caso omiso? Aunque, como vamos a estudiar, no estaría de más valorarlo. Por encima de todo, cuando, sin tener abiertamente consciencia de ello, los clínicos, circunstancialmente, lo practican, como se ha expuesto y ahora voy a ampliar.

      De acuerdo con todo esto, la «actitud del médico, incluyendo sus pensamientos», puede influir en la persona que está visitando, provocando en ciertas ocasiones múltiples reacciones que no estarían dentro de sus patrones de comportamiento —modelo mental—. Por ejemplo, lo que anteriormente expresaba, cuando a pesar de no padecer ninguna enfermedad insiste que se le hagan unos chequeos. Y ya no me refiero a cómo el médico puede comunicar con el enfermo o con la familia, sino también lo que puede estar pensando en aquellos momentos. A todo esto, alguien se podrá preguntar: ¿tanta importancia puede tener, para el cliente —paciente— lo que el clínico pueda decir o incluso pueda pensar?

      Para explicar este fenómeno, el Dr. Sheldrake, manifiesta;

      «Que tanto los pensamientos como las palabras constituyen un medio ambiente que permea el planeta y pueden en cierta forma contaminarlo o, en su caso, motivarlo. Por cierto, esta fuerza es ajena a cualquier filtro moral o inmoral». (SIC).

      Esto se explica cuando el médico, con una actitud positiva, se persona ante el enfermo, con un pensamiento «proactivo», transmitiendo la seguridad que se va a sanar. Y ocurre, se cura con más rapidez que si no hubiera sido tratado por aquel clínico. Ahí me viene a la memoria una situación que me han explicado varias veces, se trata de lo siguiente:

      Una persona está aguardando en la sala de espera de un doctor, aquejada de un fuerte dolor en la espalda, de pronto oye su nombre y se dirige donde se encuentra la consulta y nada más sentarse delante del clínico, le han desaparecido todos los males, incluso el molesto dolor de espalda que motivaba la visita.

      No se puede negar que esta situación haya sido comentada por más de un asistente a una consulta. A quienes sufren una dolencia crónica les ocurre, cuando llega el día de la esperada visita, resulta que aquellas nuevas molestias que pretendían consultar han desaparecido por arte de magia. Estoy en la seguridad que muchos profesionales podrán pensar que eso es una reacción «psicosomática», y no digo que no pueda serlo. Pero, a los que crean eso, les rogaría que, a partir de ahora, pensaran en la posibilidad que ha sido por la influencia de su propia presencia o sus pensamientos. Eso mismo se podría extrapolar a lo que los antiguos sacerdotes, transformados en curanderos, realizaban. Cuando, creyendo que invocaban a los espíritus, lo que en realidad estaban desarrollando era esa «energía silenciosa» que estoy describiendo.

      Toda esta cuestión, explicada así, puede parecer de difícil aceptación. En este caso, me he limitado a transcribir una escueta ilustración de lo que representa la hipótesis al completo. Ya que, para tener una comprensión de la totalidad, se precisa un profundo y riguroso estudio de la teoría. Si bien, con esto, mi pretensión es dar a conocer los beneficios o los posibles perjuicios que puede ocasionar. No obstante, como ya he comentado, la energía en cuestión no reconoce la valoración de lo que está bien o lo que está mal. Empero, no solo se queda ahí, puesto que, de un modo más concreto, lo que esta teoría desprende «es la antítesis del mecanicismo que impera en la medicina y que tiene como compensación el desarrollo de esta “fuerza energética”, de los mencionados campos mórficos».

      ¿A dónde nos lleva todo esto? ¿A dónde pretendo llegar? ¿Acaso estoy insinuando que lo que se ha hecho hasta ahora en medicina no tiene ningún valor? Decididamente, no. «Soy un gran defensor de la medicina que se está practicando, a falta de otra mejor». Aun con todo, lo que no se tiene en cuenta, pese a las múltiples situaciones que se nos ofrecen, y a las cuales no les encontramos ninguna explicación, es darle la importancia debida a la influencia que tiene en la salud y en el bienestar de las personas «una psiquis favorable a la curación. O, cuando eso no es posible, a la prolongación de la vida y, en cualquier caso, a la paliación del dolor». Y ahí es donde reincido nuevamente, juegan una parte determinante los campos morfogenéticos.

      Toda esta explicación, para algunos podrá resultar irrelevante o, por el contrario, compleja. Cierto es. Pero eso podrá ser debido al temor inconsciente que un cambio de esta magnitud pueda plantear. Y eso, comporta el rechazo que se puede manifestar de las dos maneras indicadas.

      Los campos morfogenéticos son ampliamente discutidos en simposios, así como en publicaciones por distintos especialistas. Ahora bien, creo preciso aclarar que alrededor de esta teoría que forma parte de los comportamientos subatómicos han aparecido una serie de individuos que, sin ningún tipo de preparación, la utilizan distorsionándola. Por ello, el contenido, ya de por si complejo y extraño, lo confunden de tal forma, que cualquier lector ajeno a él puede pensar que todo es lo mismo.

      Por lo que, en el caso que, se busque ampliar la información, se debe tener en cuenta esta indicación.

      Todo esto me recuerda a unas palabras del físico y matemático Max Planck (1858-1947), considerado el padre de la teoría, que se expresó con esta lapidaria frase:

      «La ciencia avanza de funeral en funeral».

      Con esto, estaba aseverando que, cuando una generación es sustituida por la próxima es el momento que se regeneran las nuevas teorías que vienen a sustituir a las antiguas. Pese a que algunos, como es evidente, se aferran a lo de siempre. Es significativo que se ha de poseer un gran talento para ser capaz de cambiar de opinión, en lugar de mantenerla contra viento y marea.

      Y ahora no quisiera finalizar sin hacer dos reflexiones y una indicación: