Hablando claro. Antoni Beltrán. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Antoni Beltrán
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9788418411519
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a la voluntad de Dios. Ahora bien, hubo algunos que se rebelaron contra esta situación, quienes, o bien se tuvieron que retractar, o fueron condenados a la hoguera por «el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición». Todo ello comenzó a cambiar con la llegada de la llamada época del Renacimiento. Aun con todo, la evolución fue muy lenta, tanto, que aún hoy se pueden encontrar vestigios de aquellas ideas.18

      El Dr. Jung fue maestro del científico Wolfang Pauli (1900-1958), uno de los artífices de la física cuántica. Con la aparición, a principios del siglo pasado, de la ya nombrada «teoría de los subátomos». El mundo no tuvo por más que aceptar que había otras vías inexploradas que pertenecían a secretos desconocidos del universo. Señales que han descansado olvidadas a nuestro alrededor durante generaciones, debido a los prejuicios —como anteriormente ya he indicado— arraigados en el pensamiento de épocas pasadas. Como consecuencia de todo esto, hay muchas cosas que desconocemos sobre la naturaleza biológica de nosotros mismos, de los animales, de los vegetales y hasta de los propios minerales.

      Lo que en realidad sorprende es que este conocimiento, a pesar de estar al alcance de todos, haya permanecido ignorado. Puesto que, como ya he advertido en las distintas conversaciones que mantuve con médicos, jamás admitieron conocer su existencia. Por eso, en el momento de hacerles la pregunta tuve la sensación de pretender cruzar las líneas de sus conocimientos. Lo que equivalía a que ellos, que se consideraban «auctoritas profesionales en la materia», se extrañaran por atreverme a realizar una pregunta donde no poseían respuestas académicas.

      Antes de empezar a desarrollar esta teoría creo que sería preciso analizar qué pretenden decir cuando recurren a usar la palabra «pragmatismo». Por cierto, un recurso al que han recurrido alguno de mis interpelados. ¿Qué es lo que representa? Pues hasta la llegada de la teoría que se está cuestionando, la «intuición» era uno de los misterios más difíciles de explicar racionalmente. Llegando hasta hace poco a ser negada en las universidades; es más, aunque públicamente no se quiera reconocer, muchas veces, los diagnósticos están influidos por ella —más adelante ofreceré más detalles—.

      «Con la aportación de esta teoría, el Dr. Sheldrake pretende descifrar el código de la vida. Y es ahí donde plantea que el genoma humano ha revelado que tenemos unos 25 000 genes, muchos menos de los que se creía, entre tanto, el genoma del chimpancé una vez secuenciado, es prácticamente igual que el humano. Poseemos el mismo tipo de proteínas y genes, por lo que apenas se ve la diferencia. Pero, de todos modos, es evidente que somos diferentes.

      Y… Si eso no se puede explicar mediante los genes, ¿qué explicación puede tener? La respuesta, según, el Dr. Sheldrake, la encontraremos en los campos morfogenéticos. Al igual que se pueden construir dos edificios diferentes con los mismos ladrillos y cemento, si se tienen «dos planos distintos», se pueden construir organismos en “distintos campos”. Como es el caso de los humanos y los chimpancés, donde las moléculas que los componen son muy similares.

      Eso sería igual a una “metafórica biblioteca” en la que están todas las proteínas posibles, desde las de los animales más ínfimos, hasta las de nosotros mismos. Precisamente, es en esa misma biblioteca donde se debe saber qué libro se ha de extraer de ella. Y este es el gran problema que la genética trata de explicar. ¿Cómo el cuerpo sabe qué libro ha de elegir de esta supuesta biblioteca genética? Se cree que es el “campo corporal” el que decide qué información extrae del ADN. Todo esto, a juicio del Dr. Sheldrake, coincide con los conocimientos actuales de la medicina, solo que van un poco más lejos». (SIC).

      Puede que todo esto precise más de una lectura. Pero, como ejemplo, hay cosas que aún hoy, después del tiempo transcurrido, resultan «inverosímiles», como son los extraños fenómenos que nos plantea la mecánica cuántica. Esta, si se enseña en las escuelas y en las universidades, solo se hace a «modo retórico». Aunque sin ningún convencimiento que permita profundizar, entre otras cosas, porque quienes la imparten también la desconocen en la profundidad necesaria. Visto así, ¿cómo se puede pretender que la teoría que nos ocupa llegue a tener una rápida aceptación? Lo normal, es que sea rechazada. Y, particularmente, a lo que atañe en este estudio, «por los mismos médicos», los cuales, de su conocimiento, podrían hacer buen uso de ella, como seguidamente expondré.

      «La teoría del Dr. Sheldrake muestra que “la resonancia mórfica” plantea los principios para comprender la interrelación que hay con todo lo existente. Los “sistemas morfogenéticos” son el conjunto de elementos, agentes y procesos en equilibrio que actúan combinadamente sobre la corteza terrestre, generando las formas del relieve e imprimiendo en ellas, características propias del “equilibrio sistémico”.

      Cada especie animal, vegetal o mineral posee un “conocimiento colectivo” que se va sobreponiendo con cada nueva información, a lo que contribuyen todos los miembros de su especie y, con la cual, lo conforman. De este modo, se fueron guardando en la memoria las respuestas. Desde las moléculas que componen la roca. El vegetal, para defenderse de los intrusos que le hacían daño o para conseguir con la ayuda de los insectos su reproducción. Y hasta el mundo animal, que ha desarrollado a lo largo de los años sus mecanismos de defensa y también de depredación». (SIC).

      Aquí es donde antes de continuar debo hacer un alto. Ya que son muchos los que acusan a este planteamiento de demagógico o fantasioso. Pero, en cambio, es evidente que, si el mundo está compuesto por átomos, incluyéndonos nosotros mismos, ¿quién decide lo que es inteligente y lo que no lo es? Con esta consideración volvemos a los tiempos ancestrales del animismo, donde todo lo que les rodeaba tenía vida propia, ¿recuerdas?

      Aquí surge una curiosa coincidencia menospreciada en Occidente, pero de un conocimiento ancestral en Oriente, me estoy refiriendo a la existencia de la denominada «influencia telúrica», una prueba más de la existencia de los campos morfogenéticos. Es notorio, cómo se desprecian las practicas del «feng shui» que no son nada más que una guía de la influencia magnética que ejerce la Tierra sobre el bienestar de las personas y que la medicina, al parecer, ignora.

      Volviendo otra vez al tema que nos ocupaba. Hemos dejado aparte, por razones obvias, «a los humanos». Si bien, seguimos los mismos criterios que he relatado para los demás componentes del planeta. Pues, en el momento que un sujeto aprende una nueva habilidad, seguidamente, resulta mucho más fácil al resto de los individuos instruirse. Cualesquiera de estos conocimientos entran en una «memoria colectiva» de cada uno, sin importar la distancia a la que se encuentre. A este particular, se me ocurre, por ejemplo, observar cómo los niños, con poquísima edad, manipulan los smartphones con una facilidad un tanto sorprendente, sobre todo si la comparamos con los problemas que tienen algunos adultos para su manejo. Esto nos puede ayudar a comprender por qué los «médicos jóvenes» cuando se encuentran en un ambiente donde las capacidades se cuidan y se promocionan, como pueden ser cualesquiera de los «hospitales de referencia» que existen en el mundo, se capacitan con más rapidez que sus antecesores en el mismo cargo.

      Ello no es más que la reafirmación que el cerebro de los humanos es como un crisol que pertenece al cosmos, con una «memoria holográfica» que se